sábado, 16 de abril de 2011

El impacto de la invasión

50 aniversario de la invasión de Bahía de Cochinos

El impacto de la invasión

Elsa Fernández habla sobre la muerte de su hermano en la invasión de Bahía de Cochinos.
El Nuevo Herald Studios

La Crisis de los Misiles. Las décadas de Fidel Castro en el poder. El Miami de hoy. La elección de George W. Bush a la presidencia de Estados Unidos.

Tan disímiles como puedan parecer, todas estas cosas son consecuencias de la invasión de Bahía de Cochinos hace 50 años, el 17 de abril, por parte de 1,500 exiliados cubanos.

En ese entonces, Bahía de Cochinos fue la derrota de los exiliados de la Brigada 2506. Hoy se considera el principio de una cadena de acontecimientos que han afectado la historia de Cuba, el sur de la Florida, Estados Unidos y muchas otras partes del mundo.

En la isla, Castro aplastó a la oposición con el encarcelamiento de más de 100,000 ciudadanos sospechosos de ser enemigos de la revolución en los días anteriores y posteriores al desembarco, fortaleció su poder asumiendo el manto de un nacionalista que combatía al “imperialismo norteamericano” y aceleró su alianza con la Unión Soviética.

Los cubanos de la isla nunca más volvieron a enfrentarse a Castro de una manera tan rotunda y bien organizada, dijo Juan Clark, veterano de la Brigada 2506 y profesor de Sociología del Miami Dade College. “Eso castró el espíritu de rebelión” contra Castro en la isla, agregó.

Castro gobernó durante los 45 años siguientes y entregó el poder en el 2006 a su hermano menor, el general Raúl Castro, después de que casi muriera de una hemorragia intestinal.

Para La Habana y Moscú, la fallida invasión mostró a un tímido presidente John F. Kennedy que repetidamente redujo los planes del desembarco para evitar la publicidad negativa. Sin embargo, también temían que ordenara otra invasión contra la isla, esta vez por parte de las fuerzas armadas de Estados Unidos.

Pocas semanas después de Bahía de Cochinos, Kennedy, entonces de 43 años, se reunió en Austria con el líder soviético Nikita Kruschov. Posteriormente, Kruschov ordenó el despliegue de cohetes nucleares de alcance corto y medio en la isla.

“Kruschov le tomó la medida a Kennedy después de Bahía de Cochinos y dijo: ‘Este es un hombre rico y mujeriego. Es un debilucho’”, indicó Brian Latell, destacado analista retirado de asuntos cubanos en la Agencia Central de Inteligencia (CIA).

La Crisis de los Misiles en octubre de 1962, durante la cual Kennedy obligó a Moscú a retirar los cohetes nucleares, colocó al mundo como nunca antes al borde de la guerra nuclear. A cambio, Kennedy prometió que no ordenaría una invasión a Cuba.

“Sin Bahía de Cochinos no hubiese habido una Crisis de los Misiles”, dijo Howard Jones, profesor de Historia de la Universidad de Alabama y autor del libro Bay of Pigs (Pivotal Moments in American History), del 2010.

Decidido a probar que no se dejaba presionar, Kennedy escogió enfrentarse de lleno a la situación, agregó Jones. “Y eso fue Vietnam’’. Unos 2,000 asesores militares estadounidenses estaban ya allí en 1961. Para finales de 1963 la cifra llegaba a los 16,000.

Enfurecidos por la derrota de Bahía de Cochinos, Kennedy y su hermano Robert – miembros de una familia que tenía fama de ganadores - lanzaron la secreta Operación Mongoose de la CIA, destinada a derrocar a Castro. Otras iniciativas incluían su asesinato.

Posteriores planes para asesinar a líderes extranjeros que se oponían a las políticas estadounidenses, afirma Jones, pondrían posteriormente en la mira al líder independentista congoleño Patrice Lumumba; al presidente de Vietnam del Sur, Ngo Dinh Diem; y al dictador dominicano Rafael Leónidas Trujillo.

Los aficionados a las teorías conspirativas han afirmado que Bahía de Cochinos fue uno de los motivos del asesinato de Kennedy en 1963 en Dallas, Texas, a manos de un Castro que quería vengarse de los planes de Washington para asesinarlo. Desde otro ángulo, las teorías también apuntan a exiliados deseosos de desquitarse la traición a la Brigada 2506.

Fuera de Cuba y Estados Unidos, la estrella de Castro brilló mucho más fuerte después de Bahía de Cochinos, especialmente en los campos de batalla de la Guerra Fría en el Tercer Mundo. Castro comenzó a llamar a Playa Girón como el lugar de “la primera derrota del imperialismo en América Latina”.

“Su popularidad y credibilidad se disparó por las nubes, especialmente en América Latina”, recordó Latell.

Envalentonado por su creciente poder en la isla, Castro trató de exportar su revolución entrenando y armando a una amplia falange de guerrillas latinoamericanas. Durante las tres décadas siguientes, unas 200,000 personas murieron en conflictos civiles en la región.

También envió miles de soldados a Africa. En 1975, aseguró al gobierno marxista de Agostinho Neto, del Movimiento Popular para la Liberación de Angola. Poco después, tropas cubanas defenderían a Mengistu Haile Mariam, un sangriento dictador etíope, durante un conflicto con la vecina Somalia.

Pero quizás el efecto más duradero del desastre de Bahía de Cochinos puede verse en la comunidad exiliada cubana y en el sur de la Florida.

Acaso la mayoría de los estadounidenses tiene una imagen positiva de Kennedy. Su administración solía evocar en algunos la idílica imagen de Camelot, la corte del rey Arturo. También contribuía a la leyenda su bella esposa, Jacqueline. Sin embargo, para la mayor parte de los exiliados de los años 60 Kennedy fue el presidente que traicionó a la Brigada 2506 en las playas de Cuba.

La fracasada invasión obligó a los exiliados en Estados Unidos a aceptar el hecho de que no regresarían a la isla. Esto los motivó a hacerse ciudadanos y votar en elecciones, predominantemente por el Partido Republicano, dado que Kennedy había sido un demócrata.

El fuerte apoyo de los electores cubanoamericanos se consideró un factor importante en la elección de George W. Bush en el 2000, quien ganó la Florida por unos cuantos cientos de votos.

Y ahí está el Sur de la Florida, que en los años 60 tenía casi un millón de habitantes y su industria turística iba cuesta abajo. Hoy viven en la región unos 4 millones de personas —casi un millón de cubanoamericanos— y es un centro internacional de negocios.

Mario Martínez-Malo, miembro de una escuadra de morteros en Bahía de Cochinos, dijo que el progreso de Miami le resta amargura al fracaso de la invasión.

“Nosotros ganamos. No ganamos la guerra, pero tú ves cómo ha progresado Miami y cómo Cuba se ha arruinado. ¿Quién ganó?”.

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