miércoles, 13 de abril de 2011

Guatemala: De gorrones y perezosos en reforma fiscal

Guatemala: De gorrones y perezosos en reforma fiscal – por Reny M. Bake

Siguiendo con el tema de la semana pasada de los detalles de las “cacareadas” reformas fiscales que cada gobierno promueve y la comunidad internacional apoya a coro, hoy hablaremos sobre los “gorrones” y “perezosos” relacionados.

Una reforma fiscal puede ser de tres tipos: A) Subirle impuestos a quienes ya tributan. B) Ampliar la base tributaria —cobrarle al que no paga— y C) Mejorar la recaudación de los impuestos ya existentes.

En la opción B, que sería cobrarle a los que no pagan, caen en este grupo a los que he bautizado “gorrones” —viven de los impuestos ajenos o reciben beneficios sin pagar impuestos—. Por ejemplo, ONG que reciben fondos del Estado para vivir —y exigen que los demás paguen más impuestos— o sectores privados que por ley están exentos de pago de impuestos. Eso sí, exigen seguridad y se quejan de que el Gobierno no los apoya cuando les va mal o baja el precio del dólar en el país por razones estacionales.

En la opción C, que es mejorar la recaudación fiscal de los impuestos existentes, hay acciones que por “pereza” —siendo bien pensados— no se hacen, y que pueden ayudar a mejorar la recaudación actual. Por ejemplo, hacer más “amigable” las oficinas y sedes de la SAT, y los horarios de atención al público. Si se visita la página web de la SAT, no se encuentra en la misma los horarios de atención de cada una de las oficinas. Averiguando, resulta que es de lunes a viernes, de 8 a 17 horas —excepto el Registro Mercantil, que cierra a las 16 horas—.

Bonita forma de incentivar la creación de más empresas y la reducción de la economía informal, con esos horarios antigente trabajadora que quiere superarse y cumplir sus obligaciones con el fisco.

Las oficinas de la SAT debiesen abrir de lunes a domingo, de 8 a 20 horas, para no dar excusa ni entorpecer al productivo que paga impuestos y tener SAT móviles para visitar áreas de afluencia comercial. A estos horarios poco “amigables” agreguemos que varias sedes de la SAT son un “infierno”, con pocas sillas, locales sin ventilación y sin aire acondicionado. Por ejemplo, SAT zona 18, donde visitantes y empleados se asfixian sin aire y con un sol abrasador por la ubicación del local.

¿Cómo quieren que la gente tribute si no lo facilitan? Invito a los representantes de “organismos internacionales” que hablan sobre la baja recaudación tributaria en el país a que visiten ese local, a ver si les dan ganas de hacer un trámite. Y mientras tanto, la competitividad del país es amenazada por la típica inestabilidad “nuevo gobierno, nuevos impuestos para los de siempre”.

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