domingo, 17 de abril de 2011

Otra vez manda AMLO

Otra vez manda AMLO

Leo Zuckermann

Esta semana experimentamos un déjà vu en la política mexicana. Otra vez, gracias al miedo que le tiene la clase política a López Obrador, se malogró una reforma estructural más. En este caso, la laboral. Lo mismo que en 2008 con la energética.

Lo que comenzó como una propuesta de reforma energética luego se degradó a reforma petrolera para terminar en reforma de Pemex. Lo aprobado no incluyó ni los contratos de riesgo ni los incentivados que proponía el Ejecutivo. En ese entonces, el Presidente y el PAN apoyaron una minirreforma. ¿Por qué? Para evitar un conflicto político. En la grave situación económica que se vivía, el gobierno no tuvo el apetito de enfrentar las movilizaciones que prometía AMLO.

El tabasqueño ganó ese round al haber bloqueado el intento del gobierno de reformar a fondo el sector petrolero mexicano. Quizás hizo bien el gobierno calderonista en mantener la paz en esos momentos de crisis económica. Pero el Ejecutivo siempre tuvo la posibilidad de retirar su propuesta y dejar la pelea para un mejor día. En cambio, aceptó una minirreforma que dejó muy poco de lo que Calderón originalmente proponía. Esto evidenció un gobierno más preocupado por sobrevivir en el presente que por pelear por el futuro. A lo mejor fue lo más responsable pero, en el camino, el gobierno reivindicó la estrategia de López Obrador de que, cuando algo le disgusta, se justifican tomas de tribunas, bloqueos al Congreso, movilizaciones y amenazas de paralizar a todo el país.

Eso sucedió en 2008. ¿Qué pasó ahora?

PRI y PAN tenían un acuerdo de aprobar este mes, por lo menos en la Cámara de Diputados, la reforma laboral que lleva muchísimos años discutiéndose en el Congreso. AMLO otra vez amenazó con movilizar a sus huestes en contra de una reforma que eventualmente aprobaran priistas y panistas.

En esta ocasión, la sola amenaza bastó. López Obrador ni siquiera tuvo que sacar a las calles a sus Adelitas. De acuerdo con Francisco Garfias, el periodista con mejor información de lo que pasa en el Congreso, “hasta los diputados priistas lo admiten fuera de grabadora. Las divisiones en el sector obrero y los requerimientos electorales de Enrique Peña Nieto llevaron a la bancada tricolor a congelar la aprobación de su propia iniciativa de reforma laboral. En voz baja comentan que el mandatario mexiquense no quiere que Andrés Manuel López Obrador explote el descontento que la iniciativa de ley provoca en el mundo del trabajo. Le preocupa que la atmósfera política se altere en la entidad, antes de las elecciones de gobernador, el próximo 3 de julio”. De nuevo imperó el miedo de los políticos a AMLO.

El gobierno calderonista, en voz de la coordinadora de los diputados del PAN, incluso ofreció apoyar la iniciativa de reforma del PRI con tal de sacar algo. Ya no importaba que la propuesta priista fuera más conservadora que la presentada por los panistas. “Josefina Vázquez Mota, coordinadora de los panistas, informó que, como medida de presión, su bancada firmó el dictamen del PRI, para evitar que se pongan pretextos”. Pretextos o no, el hecho es que la reforma laboral se congeló por lo menos hasta después de las elecciones de julio en el Edomex. Y, así, AMLO volvió a ganar. En estos temas, es el que manda en México.

El miércoles entrevisté al diputado priista Carlos Flores Rico, quien me aseguró que, no obstante el retraso, habrá reforma laboral este año. Yo lo dudo porque, si el miedo a AMLO pudo pararla en abril, no veo por qué no pueda hacer lo mismo en el verano cuando estemos más cerca de la elección presidencial de 2012. Aposté una comida con Flores Rico. Él piensa que sí habrá reforma laboral en 2011. Yo digo que no. Me dará mucho gusto pagársela. Desde luego habrá que ver el contenido de lo que sale aunque es previsible que sea una versión mínima de cambio tal y como ocurrió con la reforma energética de 2008. Lo dicho: puro déjà vu.

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