domingo, 17 de abril de 2011

Raúl Castro anuncia......

Raúl Castro anuncia la pronta eliminación de la “cartilla de racionamiento”

HERRAMIENTAS
Foto: AFP

LA HABANA, 17 abril 2011 (Agencias) - El presidente Raúl Castro propuso el sábado limitar a un máximo de 10 años los cargos de poder en Cuba, gobernada medio siglo por su hermano Fidel, al abrir un congreso comunista que aprobará unas 300 reformas económicas y elegirá a la dirigencia política.

“Resulta recomendable limitar a un máximo a dos periodos consecutivos de cinco años el desempeño de cargos políticos y estatales fundamentales, ello es posible y necesario en las actuales circunstancias”, afirmó Raúl Castro, en un enérgico discurso ante 1.000 delegados al VI Congreso del Partido Comunista (PCC).

Raúl, a quien Fidel cedió en el mando cuando enfermó en 2006, hizo una fuerte autocrítica de la dirigencia en el Gobierno y el PCC, llamando a rejuvenecerla y a dejar atrás el “formalismo”, la “fanfarrea”, “el inmovilismo” y los “dogmas”.

Falta de una generación de relevo

“Hoy afrontamos las consecuencias de no contar con una reserva de sustitutos debidamente preparados, con suficiente experiencia, madurez, para asumir las nuevas y complejas tareas de dirección en el partido, el Estado y el gobierno”, subrayó el mandatario, que en junio cumplirá 80 años.

El Congreso debe elegir un nuevo Comité Central, de 125 miembros, que incluye al selecto Buró Político (19), y al Secretariado (10), encabezados por Fidel Castro, de 84 años, como primer secretario y por Raúl el segundo, desde la creación del partido en 1965.

Dejando entrever el relevo de su hermano en la máxima jefatura del PCC, Raúl Castro destacó que el “aporte moral y liderazgo indiscutible” del “Comandante en Jefe” no dependen “de cargo alguno”.

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Un plan económico nuevo

El Congreso, que abrió en la tarde tras un multitudinario desfile militar y popular, sesionará a puerta cerrada hasta el martes y fue convocado por Raúl para aprobar un plan económico que deje atrás el agotado modelo soviético ultracentralizado.

El programa, inicialmente de 291 medidas que aumentaron a 311 tras un debate en que participaron 8,9 de 11,2 millones de cubanos, prevé ampliar el sector privado, el recorte de más de un millón de empleos, eliminar subsidios y poner impuestos, descentralizar la agricultura, dar autonomía a las empresas, y atraer capital extranjero.

Según el presidente, fueron rechazadas las propuestas que están “en abierta contradicción con la esencia del socialismo” como las que “abogaron por permitir la concentración de la propiedad”.

“En el socialismo jamás habrá espacio para las terapias de choque”, afirmó, y dijo que “el incremento del sector no estatal” no será una privatización sino “un facilitador” del sistema cubano.

Asimismo indicó que continuará “sin prisa pero sin pausas” el reordenamiento de la fuerza laboral (despidos), que causó malestar e incertidumbre en la población.

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Mejoras salariales y la cartilla de racionamiento

Entre esperanzados y apáticos, los cubanos piden mejores salarios (promedio de 17 dólares), que se levante la prohibición al comercio de casas y autos, y se elimine la doble moneda, pues aunque tienen servicios subsidiados o gratis, ganan en pesos cubanos y gastan en pesos convertibles equivalentes al dólar.

Raúl Castro afirmó que se avanza en la solución de esas demandas, pero señaló que es necesario acabar con subsidios como la “libreta”, canasta básica subsidiada, una de las principales preocupaciones de los cubanos.

La eliminación futura de la libreta “constituye una de las principales medidas que debemos adoptar”, dijo el presidente, pero señaló que no será “de golpe”, porque son necesarias primero varias transformaciones económicas.

En cuanto a las casas y autos, afirmó que avanza la preparación de leyes para autorizar el comercio, con lo que se levantaría una prohibición vigente en medio siglo.

“No nos hacemos ilusiones de que las medidas (…) por sí solas constituirán el remedio universal para todos nuestros males”, subrayó Raúl, pero las estimó “irreversibles” a fin de salvar a la revolución.

Fue enérgico al exigir “rigor” y “disciplina” a los dirigentes que deberán ejecutarlas: “sencillamente exigiré que se cumpla lo que yo he ordenado u orientado.

Según Raúl Castro, el Congreso, que tiene un retraso de nueve años, es el último que protagonizarán los dirigentes históricos para “dejar el rumbo trazado” y “corregir errores” cometidos en medio siglo.

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No más liberaciones de opositores

Raúl Castro confirmó hoy también el fin de las excarcelaciones de presos opositores llevadas a cabo desde julio pasado por mediación de la Iglesia católica y destacó la contribución del ex ministro de Asuntos Exteriores español Miguel Ángel Moratinos a dicho proceso.

Al inaugurar en La Habana el sexto congreso del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC), Castro recordó que Moratinos, jefe de la diplomacia española hasta octubre pasado, “brindó facilidades a la labor humanitaria de la Iglesia, de manera que aquellos que manifestaron ese deseo o aceptaron la idea”, pudieron emigrar a España junto con sus familiares.

El gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero dio a conocer hace una semana el final del proceso de excarcelaciones, en el marco del cual abandonaron la cárcel 126 reclusos considerados presos políticos por organizaciones de derechos humanos, gobiernos extranjeros y la disidencia cubana. De ellos, 114 se exiliaron en España con sus familias.

Gracias al diálogo sin precedentes entre Castro y la Iglesia cubana quedaron libres entre otros los 52 opositores que seguían entre rejas, del grupo de 75 que fueron detenidos en la llamada “Primavera Negra” de marzo de 2003 y condenados a penas de hasta 28 años de prisión bajo la acusación de ser “mercenarios” al servicio de Estados Unidos.

Raúl Castro se refirió a los presos liberados como “contrarrevolucionarios” que “en tiempos difíciles y angustiosos para la Patria han conspirado contra ella al servicio de una potencia extranjera”, y aseguró que fueron excarcelados “por decisión soberana” del gobierno cubano.

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Castro estimó además que el diálogo con el cardenal arzobispo de La Habana, Jaime Ortega, y el presidente de la Conferencia Episcopal, Dionisio García, favoreció la “consolidación” de “la unidad de la nación”, y criticó las “implacables campañas de desprestigio en materia de derechos humanos concertadas desde Estados Unidos y varios países de la Unión Europea”.

“Nos exigen nada menos que la rendición incondicional y el desmontaje inmediato de nuestro régimen socialista y alientan, orientan y ayudan a los mercenarios internos a desacatar la ley”, dijo. “Lo que nunca haremos es negarle al pueblo el derecho a defender a su Revolución, puesto que la defensa de la independencia, de las conquistas del socialismo y de nuestras plazas y calles, seguirá siendo el primer deber de todos los patriotas cubanos”.

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