viernes, 27 de mayo de 2011

El conflicto emergente del FMI

El conflicto emergente del FMI

Europa cierra filas. Obligados a elegir un nuevo director gerente del FMI durante la crisis de deuda que vive la eurozona, los políticos europeos se han agrupado para apoyar a la ministra de Finanzas Francesa, Christine Lagarde, que anunció su candidatura el miércoles.

Para Bruselas, esta solución parece ser la más acertada, dado que Lagarde ha participado en las negociaciones más importantes sobre la crisis de deuda soberana, por lo que hay pocas posibilidades de que cambiara el rumbo del FMI, lo que provocaría la reacción negativa de los mercados y de la clase política. Sin embargo, su implicación en la resolución de la crisis no le asegura el puesto.

El resto de miembros del FMI se preguntan, no sin razón, por qué el puesto tiene que ocuparlo otro europeo. Los mercados emergentes no están dispuestos a ceder con tanta facilidad. Representantes de Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica (el bloque conocido como BRIC) emitieron un comunicado conjunto en el que aseguraban que la práctica de seleccionar un candidato europeo de forma automática es obsoleta.

Después de todo, el G-20 se comprometió a que el proceso de selección fuera abierto, transparente y basado en los méritos. México ha presentado la candidatura del gobernador de su banco central y todo apunta a que el ex ministro de Finanzas sudafricano participará en el proceso. Sin embargo, los países BRIC hasta ahora no han cerrado filas en torno a una única candidatura. La realidad es que este bloque está lejos de alcanzar una posición de consenso.

A diferencia de la eurozona, que intenta mantener la unidad, los BRIC compiten en los mercados exportadores y tienen distintas posiciones en cuestiones políticas fundamentales. Dada su disparidad de opiniones, encontrar un candidato común resultará complicado. Pero incluso si no pueden montar una sólida campaña en torno a una única candidatura para el puesto, mostrar su descontento aumentará sus oportunidades de conseguir acuerdos bilaterales y concesiones en otros temas.

El debate sitúa a EEUU en una posición difícil. En lugar de aunar posiciones en torno al candidato europeo, es posible que tenga que plegarse a otro tipo de intereses, lo que tendría implicaciones en la candidatura del futuro director del Banco Mundial, hasta ahora estadounidense. Pero incluso si Lagarde, como parece posible, resulta elegida a finales de junio, los países desarrollados tendrán que obrar con cautela.

Las economías emergentes no tienen interés en desestabilizar Europa, dada su importancia como mercado al que dirigen sus exportaciones. Pero la desconfianza que despierta el FMI en algunos países sigue siendo elevada. China, por ejemplo, siempre ha tenido la impresión de que el organismo, siempre gestionado por un occidental, velaba únicamente por los intereses de Occidente.

Durante tres años hasta 2010, Pekín ni siquiera permitió que el FMI publicara su informe anual sobre la economía china. Sin duda, la prioridad del nuevo director gerente del FMI será resolver la crisis de deuda de la eurozona. Pero igualmente importante será reestructurar la organización para garantizar la plena implicación de las economías emergentes.

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