domingo, 29 de mayo de 2011

La pretensión de Carstens

La pretensión de Carstens y lo que exhibió de nosotros: el aldeanismo y la intolerancia

¿Qué hacer hoy ante la pretensión de Carstens por ser el nuevo Director Gerente del Fondo?

Ángel Verdugo

Los éxitos de un futbolista mexicano en un equipo inglés ha llevado, a no pocos, a abandonar al que por años gozó de su admiración y preferencia para incorporase a las huestes que siguen al que pertenece el señor Hernández.

¿Cuál es la razón de este cambio? Una muy simple: Ahí juega El Chicharito. No hay más que hablar; no es necesario decir una sola palabra más pues el hecho de que ahí juegue un mexicano y además, sea exitoso, son razones más que suficientes para dejar añejas lealtades y adoptar una nueva. Lo mismo nos sucedió con Sánchez y el equipo español en el cual tuvo sus más sonados éxitos.

Este aldeanismo que eleva el nacionalismo ramplón —que tanto daño nos ha hecho desde hace una buena cantidad de años— a niveles que rayan en la insania, aparece hoy en un campo en el cual jamás pensé lo haría: La nominación del nuevo Director Gerente del Fondo Monetario Internacional.

Viene a cuento esto último por el atrevimiento de José Ángel Gurría, Secretario General de la OECD, de manifestarse en favor de la señora francesa Christine Lagarde para que sea ella y no “el mexicano” Agustín Carstens, el nuevo Director Gerente del FMI.

¿Cómo se atrevió Gurría, a traicionar lo más puro de nuestra mexicanidad? Por darle su “voto” a una francesa —el cual, debe decirse, de nada sirve—, ¿debe, como han sentenciado algunos legisladores en el caso del Secretario García Luna que se atrevió a recibir una condecoración del gobierno colombiano con lo cual puso en peligro la viabilidad de este país, perder la ciudadanía tal y como señala el Artículo 37 de la Constitución?

Por lo pronto, con dedo flamígero y patriótico pero nula tolerancia, Carlos Marín en su espacio señaló: “Por la razón que sea, Gurría debe decir la neta de por qué no apoyó a Carstens, cuyos méritos no merecen regatearse.”

De acuerdo con lo escrito por él en El asalto a la razón de antier, http://impreso.milenio.com/node/8964272, la opinión de Gurría parece ser —pues huele a eso, afirma Marín— “… más un fregadazo político a su paisano Agustín Carstens que a sabiduría en asuntos económicos.” Después pregunta: “La implícita descalificación de quien, al igual que él, tuvo a su cargo la Secretaría de Hacienda, ¿responde a que uno lo fue del priista Ernesto Zedillo y el otro del panista Felipe Calderón?”

La intolerancia hacia el derecho que Gurría tiene de otorgarle su apoyo a quien quiera para lo que sea, es el efecto del Síndrome del Chicharito: “Porque el Chicharito juega en el MU, éste debe ser el equipo favorito de los mexicanos.” Además, si usted se atreve a apoyar a otro, diga la neta del porqué; es más, si no apoya al MU, cállese. Mejor muestra de aldeanismo e intolerancia, pocas.

¿Qué hacer hoy ante la pretensión de Carstens por ser el nuevo Director Gerente del Fondo? ¿De no apoyarlo, debe uno callar su simpatía por otro candidato a dicho puesto? ¿El simple hecho de ser mexicano, convierte a aquél en el único candidato que todo mexicano patriota y bien nacido debe apoyar? Tan absurda es esta posición, como aquélla que afirma que el Fondo debe dirigirlo un europeo.

¿No deberían —los interesados en el tema— mexicanos o no, en vez de revisar pasaportes, valorar los méritos de cada uno de los que pretendieren la misma posición que Carstens a fin de sustentar debidamente su opinión?

Gane o pierda, Carstens ya nos ayudó a exhibir a uno que otro aldeano y a más de un intolerante. Gracias, Doctor.

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