La pretensión de Carstens y lo que exhibió de nosotros: el aldeanismo y la intolerancia
¿Qué hacer hoy ante la pretensión de Carstens por ser el nuevo Director Gerente del Fondo?
Ángel VerdugoLos éxitos de un futbolista mexicano en un equipo inglés ha llevado, a no pocos, a abandonar al que por años gozó de su admiración y preferencia para incorporase a las huestes que siguen al que pertenece el señor Hernández.
¿Cuál es la razón de este cambio? Una muy simple: Ahí juega El Chicharito. No hay más que hablar; no es necesario decir una sola palabra más pues el hecho de que ahí juegue un mexicano y además, sea exitoso, son razones más que suficientes para dejar añejas lealtades y adoptar una nueva. Lo mismo nos sucedió con Sánchez y el equipo español en el cual tuvo sus más sonados éxitos.
Este aldeanismo que eleva el nacionalismo ramplón —que tanto daño nos ha hecho desde hace una buena cantidad de años— a niveles que rayan en la insania, aparece hoy en un campo en el cual jamás pensé lo haría: La nominación del nuevo Director Gerente del Fondo Monetario Internacional.
Viene a cuento esto último por el atrevimiento de José Ángel Gurría, Secretario General de la OECD, de manifestarse en favor de la señora francesa Christine Lagarde para que sea ella y no “el mexicano” Agustín Carstens, el nuevo Director Gerente del FMI.
¿Cómo se atrevió Gurría, a traicionar lo más puro de nuestra mexicanidad? Por darle su “voto” a una francesa —el cual, debe decirse, de nada sirve—, ¿debe, como han sentenciado algunos legisladores en el caso del Secretario García Luna que se atrevió a recibir una condecoración del gobierno colombiano con lo cual puso en peligro la viabilidad de este país, perder la ciudadanía tal y como señala el Artículo 37 de la Constitución?
Por lo pronto, con dedo flamígero y patriótico pero nula tolerancia, Carlos Marín en su espacio señaló: “Por la razón que sea, Gurría debe decir la neta de por qué no apoyó a Carstens, cuyos méritos no merecen regatearse.”
De acuerdo con lo escrito por él en El asalto a la razón de antier, http://impreso.milenio.com/node/8964272, la opinión de Gurría parece ser —pues huele a eso, afirma Marín— “… más un fregadazo político a su paisano Agustín Carstens que a sabiduría en asuntos económicos.” Después pregunta: “La implícita descalificación de quien, al igual que él, tuvo a su cargo la Secretaría de Hacienda, ¿responde a que uno lo fue del priista Ernesto Zedillo y el otro del panista Felipe Calderón?”
La intolerancia hacia el derecho que Gurría tiene de otorgarle su apoyo a quien quiera para lo que sea, es el efecto del Síndrome del Chicharito: “Porque el Chicharito juega en el MU, éste debe ser el equipo favorito de los mexicanos.” Además, si usted se atreve a apoyar a otro, diga la neta del porqué; es más, si no apoya al MU, cállese. Mejor muestra de aldeanismo e intolerancia, pocas.
¿Qué hacer hoy ante la pretensión de Carstens por ser el nuevo Director Gerente del Fondo? ¿De no apoyarlo, debe uno callar su simpatía por otro candidato a dicho puesto? ¿El simple hecho de ser mexicano, convierte a aquél en el único candidato que todo mexicano patriota y bien nacido debe apoyar? Tan absurda es esta posición, como aquélla que afirma que el Fondo debe dirigirlo un europeo.
¿No deberían —los interesados en el tema— mexicanos o no, en vez de revisar pasaportes, valorar los méritos de cada uno de los que pretendieren la misma posición que Carstens a fin de sustentar debidamente su opinión?
Gane o pierda, Carstens ya nos ayudó a exhibir a uno que otro aldeano y a más de un intolerante. Gracias, Doctor.
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