sábado, 21 de mayo de 2011

“Los siete enanos” sic

El buho no ha muerto

“Los siete enanos” sic

Pedro Ferriz

Cuando un líder mexicano le dice a la juventud que “México es la tierra del futuro”, nadie cree el fondo de sus palabras. Si llega Bono a gritarlo, se prenden 130 mil almas exultantes, convencidas de que es verdad. No es el mensaje. Es el mensajero.

La semana pasada traté circunstancias alrededor de los candidatos de oposición que intentan llegar a la Silla Presidencial. Hoy daré una visión de aquellos que habitan en el PAN.

Santiago Creel: No es un líder. Convencido a medias de la necesidad de romper esquemas. Ceremonioso en su forma de expresarse. Lejano. Ya tuvo la oportunidad de ser secretario de Gobernación y la dejó pasar. Dicen que Dios vomita a los tibios. Tiene muchos detractores. Tal vez el más importante se llame Felipe Calderón. ¡Ni cómo llegar!

Alonso Lujambio: Alonso es impecable. No se le conocen abusos de poder. Tal vez sí, debilidades, como el haber doblado las manitas ante la fortaleza de Elba Esther Gordillo, con quien no ha roto, ya que considera que, de otra suerte, la SEP se le iría de control. Para “pegar”, Alonso tiene que ser el rudo de la cuadra. Más rápido en el “bending”. Para mí sería la antítesis de Peña Nieto. Bien peinado, guapete, galanzón. Sólo le falta ser “sexy” ante el electorado. Que se lave lo fresa. En ocasiones raya en lo “ñoño”. Lo que se avecina es un juego de cabrones... ¡perdón!

Emilio González Márquez: Le está tirando a la Presidencia desde muy lejos. Su fama pública de haber tomado la palabra... ¡tomado! no le deja opciones. Es francote de los altos de Jalisco. Le dan “asquito” los homosexuales. Se quedó en el siglo XX. No tiene “chance”.

Josefina Vázquez Mota: Si hubiera una oportunidad para que una mujer llegue a la Presidencia, hoy la tiene Josefina. Es un “valor agregado” para el 2012. Sagaz como político, Josefina, ya ha tenido experiencias en áreas diversas de la administración. ¡Cómo hubiera deseado haber llegado por elección a una curul! Desafortunadamente es plurinominal. ¡Ni modo, Jose, ya será para la otra!

Heriberto Félix: No sé quién le dijo que podía aspirar a ser Presidente. Seguro lo soñó. Lo malo en su caso no fue soñarlo... ¡sino creerlo! Tal vez sea más famoso en Guatemala. No lo sé. Prometo averiguarlo.

Javier Lozano Alarcón: Es el más vivo del grupo. Se avienta sin miedo a las broncas. Se enfrentó a Martín Esparza aunque luego lo arrinconaron al concederle a este pillo la “Toma de Nota” como líder de un sindicato agonizante. El panismo no le perdonará haber trabajado para gobiernos priistas. No lo dejarán ser candidato. Está fuera.

Ernesto Cordero: Es el delfín del Presidente. Gente de su equipo. Estuvo con Calderón desde la infantería. Recibió duro y tupido todo tipo de golpes en la nuca camino a su aprendizaje. No es hombre mediático. ¡Ha encontrado la fórmula para vivir con seis mil pesos! y eso le ayuda con los pobres a tener una esperanza. Seguro por ello, podría aspirar a un Nobel de Economía, aunque no a una fórmula que lo acerque al electorado. El Presidente insiste en impulsarlo, porque no le quedan opciones cercanas. Difícil crecer a la sombra del presidente Calderón.

Aquí hay un gran ausente. Si las cosas no se hubieran dado como son, estaríamos hablando de Juan Camilo Mouriño en su camino a la Silla Presidencial. ¡Pero los muertos no aspiran! Juan Camilo ya es historia. La realidad es ésta y si alguno de los aquí mencionados quiere llegar, deberá crecer. CRECER. ¡¡CRECER!! Bajo su actual tamaño, hay quien les puede llamar los “siete enanos” —aunque quien así les diga, también lo sea— sin causar extrañeza. Veremos cuál de estos descuolla ante las circunstancias que los atan.

México sufre muchas limitaciones. La falta de líderes es de las más graves.

¡En 18 meses esto va a cambiar! No por lo que el mundo político nos proponga. Sino por lo que los ciudadanos reales, tengamos que decir.

Te invito a crecer, mientras que ellos se deciden a hacerlo.

www.revoluciondelintelecto.com.mx

“No se dejen definir como un país de violencia... Son un pueblo generoso”. Bono.

Desde el Brasil de Lula

Desde el Brasil de Lula

Jorge Fernández Menéndez

ILHA DE COMANDATUBA, Brasil.— Participar en el encuentro de padres e hijos, que se realiza este año en esta bella isla al sur de la ciudad de Bahía, es un privilegio y una forma de entender y comprender mucho mejor América Latina, lo que está sucediendo en Brasil y, obviamente, lo que tenemos, lo que hacemos y lo que podríamos hacer en México.

El encuentro de padres e hijos empezó hace nueve años, cuando varios empresarios de la región, entonces impulsados por Carlos Slim, Eike Batista y Gustavo Cisneros, decidieron realizar anualmente un encuentro en el cual pudieran conocerse mucho más, pudieran establecer relaciones de negocios y, además, involucrar en sus encuentros a sus hijos y demás familiares. Han pasado los años, el encuentro ha crecido y en muchas ocasiones son ya los hijos los que llevan los negocios que paulatinamente han dejado sus padres. Este año se realiza en Brasil y nos tocará hablar sobre temas de seguridad en México.

Pero lo importante, en todo caso, es ver aquí, en Brasil, a todos los empresarios locales, sin excepción, hablando de cómo están creciendo, de su convicción en el futuro de su país, de sus proyectos de largo plazo, destacar lo que han hecho en el ámbito de la energía y los recursos que les ha generado, destacar cómo han crecido en términos de industria aeronáutica, pero ahora también marítima: cómo, con apoyo del Estado, pero con la inversión de los empresarios, han construido aviones para exportar, han comenzado a hacer barcos, en general estrechamente ligados con la industria energética, que ha llevado al principal empresario del país, Eike Batista, a decir que podrían construir un trasatlántico llamado Lula.

Y es que Luiz Inácio Lula da Silva sigue siendo un presidente convertido en ícono. Y escuchándolo hablar, hace unas horas, se comprende plenamente ese entusiasmo. Lula hace mucho que no habla de lucha de clases: su discurso es de unidad, de complementación, de generar riqueza. Una de las características más evidentes de la diferencia del discurso de Lula con el de otros dirigentes provenientes de la izquierda (o que se dicen provenientes de ella aunque, a diferencia del propio Lula, nunca militaron realmente en ella) es que no habla de la lucha contra la pobreza como un fin en sí mismo. Lula dice que los ricos deben seguir siendo tan ricos o más que ahora para que puedan continuar invirtiendo, pero que los pobres deben ser mucho menos que ahora y que eso es lo que le ha permitido llevar unos 30 millones de brasileños a la clase media. El tema no es la lucha contra la pobreza en sí sino la lucha contra la desigualdad: la sociedad es más igualitaria con base en la generación de riqueza, no en la redistribución de la pobreza, y eso es lo que ha transformado en muy buena medida a este país, y ha generado expectativas que no me había tocado ver en ninguna de nuestras naciones en muchos años.

Ayer decía Lula que uno de sus grandes motivos de orgullo era que no había sido Slim ni Batista ni Cisneros ni Bill Gates el que había hecho la mayor colocación bursátil de la historia, la había hecho él, que hace unos pocos años era un dirigente sindical metalúrgico y había terminado como presidente de Brasil, y que no lo había hecho en la Bolsa de Nueva York ni en Chicago ni en Londres, sino en la Bolsa de Sao Paulo, cuando colocó en ésta, poco antes de terminar su presidencia, 70 mil millones de dólares de acciones de Petrobras, la empresa petrolera estatal, en apenas unas horas y consiguió una capitalización extraordinaria para la empresa petrolera estatal y para el país, recursos que se han canalizado precisamente en infraestructura, generación de empleos y programas sociales.

Pero hay otro secreto que es público y que ayer mismo Lula, cuando ya ha dejado hace varios meses el poder, pero sigue gozando de peso y sobre todo de enorme legitimidad entre los empresarios del país, explicaba: un presidente no puede tener ideología, tiene que resolver las necesidades del país. Recordaba que cuando llegó al poder muchos empresarios tenían miedo de lo que él pudiera ser y confesaba que él mismo tenía miedo de muchos empresarios. Pero que se dedicó a sentarse, escuchar, hablar y llegar a acuerdos que fueran necesarios para el país, olvidándose, a la hora de buscar soluciones, de la ideología que estuviera detrás.

Se dirá que se trata de una cuestión de expectativas y es verdad, pero también, y en muy buena medida, de resultados, de política, de tener absoluta claridad de dónde se parte para saber hacia dónde llegar. Y de pensar, desde México, que, cuando se hace la comparación de las oportunidades que tenemos en México respecto a las que hoy enorgullecen a Brasil, no sólo no estamos lejos de ellas, sino que incluso podemos superarlas. Lo que lo impide es la política, el sistema, una clase dirigente que sigue pensando, día con día, en la próxima elección, aunque sea estrictamente local, y casi nunca en la próxima generación.

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