viernes, 20 de mayo de 2011

Una lección valiosa de los escándalos sexuales

Una lección valiosa de los escándalos sexuales: las élites también se equivocan

La relación entre poder, dinero y sexo ilícito es antigua y, cada cierto tiempo, la actualidad nos proporciona algún nuevo capítulo en el que se combinan estos ingredientes. El desenlace también es clásico y suele consistir en el escarnio y caída de la figura pública en cuestión. Pero quizá se pueda ir un poco más allá y extraer alguna lección positiva de estos incidentes.

Esta misma semana, varias noticias de este tipo han ocupado los titulares. Las que más atención han concrentrado han sido la presunta agresión sexual del ya ex director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn y el hijo secreto del ex gobernador de California, Arnold Schwarzenegger.

Nada nuevo bajo el sol

La primera ha tenido un alcance mayor que la segunda, habida cuenta de que el galo todavía ocupaba su puesto al frente de la institución internacional cuando los hechos se hicieron públicos. De hecho, el impacto de la detención de Strauss-Khan todavía se deja sentir y están haciendo zozobrar la cúpula del FMI e, incluso, a la zona euro. Y las negociaciones por hacerse con las riendas del organismo prometen ser agitadas.

También ha sido comentada la confesión realizada ayer por el antiguo consejero delegado de RBS, Fred Goodwin, sobre el affaire que mantuvo con una empleada del banco británico y la enorme cantidad de dinero que destinó a tapar dicho idilio.

En el mismo saco se puede incluir la "fiesta de incentivos" con prostitutas que organizó una filial de la aseguradora Munich Re y que se destapó ayer. Y no es preciso hurgar mucho en la memoria para recordar casos como el de Berlusconi, Spitzer o Clinton.

Sin pedestales

El columnista de MarketWatch David Callaway, encuentra una moraleja detrás de todos estos sucesos, en los que los inversores pueden encontrar "lecciones valiosas". "El culto a los héroes en la época actual de oráculos financieros, donde una sola palabra de nombres como Buffett, Soros, Gross o Paulson pueden convulsionar los mercados y determinar las decisiones de inversión, es casi siempre equivocado", afirma.

En su opinión, el normal que un cargo de responsabilidad o una trayectoria exitosas confiera de credibilidad a una persona, pero no hay que olvidar que tienen vidas privadas que en general el público desconoce y que quizás estén muy lejos de la imagen que proyectan. "Pueden ser peatones imprudentes, insiders, predadores sexuales o simplemente estúpidos".

Callaway advierte de la "sensación de vacío" y de "tomadura de pelo" que inunda a aquellos que tomaron sus palabras o acciones como referente y recomienda evitar los "pedestales", ya que las cosas no siempre son lo que parecen.

"Pocos de nosotros, si es que hay alguno, somos exactamente como nos mostramos al exterior", explica, y lo mismo sucede con cualquier personalidad pública. "Eso es lo que los inversores necesitan recordar siempre a la hora de seguir consejos", concluye.

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