jueves, 23 de junio de 2011

El bienestar antes del estado de bienestar

Por Joshua Fulton
Mucha gente piensa que la vida sin el estado de bienestar sería un caos. En su cabeza, nadie ayudaría a los más desafortunados y habría disturbios en las calles. Saben poco de que la gente encontraba formas innovadoras de apoyarse entre sí antes de que existiera el estado de bienestar. Una de las formas más importantes era la sociedad de socorros mutuos.
El socorro mutuo, también conocido como fraternalismo, se refiere a organizaciones sociales que recoges aportaciones y pagan prestaciones a miembros en dificultades. De acuerdo con David Beito en From Mutual Aid to the Welfare State, hubo un “gran estigma” asociado a aceptar ayuda pública o caridad privada durante finales del siglo XVIII y principios del XIX.[1] El socorro mutuo, por otro lado, no tenía el mismo estigma. Se basaba en la reciprocidad: el receptor de socorro mutuo hoy podía ser el donante mañana y viceversa.
El socorro mutuo era particularmente popular entre los pobres y la clase trabajadora. Por ejemplo, en la ciudad de Nueva York en 1909, el 40% de las familias que ganaban menos de 1.000$ al año, poco más que el “salario de subsistencia”, tenían a miembros en sociedades de socorro mutuo.[2] Sin embargo la etnicidad era un vaticinador incluso mayor de la participación en un socorro mutuo que la renta. Los “nuevos inmigrantes”, como alemanes, bohemios y rusos, muchos de los cuales eran judíos, participaban en sociedades de socorro mutuo en un porcentaje de aproximadamente el doble que los nativos blancos y seis veces el de los irlandeses.[3] Esto podía deberse a la necesidad de los nuevos inmigrantes de una red de seguridad social reforzada.

Fundamentos de una economía libre

Fundamentos de una economía libre

Por Martin Masse.

[Capitalism and Commerce: Conceptual Foundations of Free Enterprise Edward Younkins Lexington Books, 2002 360 páginas]

¿Recuerdan a mediados de los 90 cuando las quejas en los medios de comunicación trataban del “downsizing” y de trabajos reemplazados en todas partes por ordenadores y máquinas? En palabras memorables de Jeremy Rifkin, habíamos entrado en una nueva fase “postmercado” en el desarrollo económico y éramos testigos del “fin del trabajo”.

¿O qué pasa con las pasajeras técnicas de gestión a la japonesa y los distintos modelos corporativos de Europa en la década de 1980, cuando el tipo de capitalismo individualista demasiado agresivo estadounidense se decía en permanente declinar? ¿O incluso antes, con las previsiones catastróficas del Club de Roma sobre el agotamiento de los recursos de la tierra y la hambruna extendida que iba a producirse antes del final del siglo XX?

Toda época tiene sus espantajos económicos y ahora estamos en medio de otra llamada “crisis del capitalismo”. Sin embargo, esta no es otra moda intelectual pasajera lanzada por los desvaríos de algún gurú académico y reforzada por el parloteo diario de los ignorantes medios de comunicación.

Una gran crisis económica, generada por la insensata política inflacionista de la Fed y empeorada por la actual deriva del gobierno de EEUU en tomar medidas sobre los negocios, podría tener serias consecuencias. Indudablemente esto está empezando a parecerse de nuevo a la década de 1930. ¿Nos dirán los historiadores del futuro que la civilización se salvó cuando los gobiernos adoptaron un torrente de nuevas leyes, legislaciones y programas de gasto durante la severa depresión de principios del siglo XXI?

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