domingo, 19 de junio de 2011

El fantasma de Bucareli

El fantasma de Bucareli

La agenda de Blake se va en temas ajenos a la labor de la Segob: se centra en su búsqueda por la gubernatura de Baja California.

Ana Paula Ordorica

En Bucareli hay un fantasma. Francisco Blake Mora lleva poco más de 11 meses como secretario de Gobernación, sin un solo logro o acierto del cual presumir.

El tema es pertinente por el desastre político para el gobierno federal en el estado del secretario, Baja California, con el operativo Hank Rhon.

Desastre que se explica porque Blake no tiene interlocución con los actores relevantes. Ni en México ni en Estados Unidos.

El trabajo de reunirse con líderes parlamentarios, dirigentes partidistas, gobernadores, empresarios y otros secretarios lo hacen Roberto Gil, Alejandra Sota y Gerardo Ruiz desde Los Pinos, con un perfil mucho más bajo que el que tenía Juan Camilo Mouriño cuando era jefe de la Oficina de la Presidencia.

Las juntas en Washington con la titular de Seguridad Nacional, Janet Napolitano, que había construido bien Fernando Gómez Mont, se iniciaron mal: con un plantón telefónico porque, entre el secretario y sus asesores, ninguno se acordó de la hora de diferencia que hay entre Washington y la Ciudad de México.

La agenda de Blake se va en temas completamente ajenos a la labor de la Segob. Pero no al estilo Francisco Ramírez Acuña que, con la figura fuerte de Juan Camilo en Los Pinos, hizo el trabajo de lo que podría bien llamarse coordinador general ante desastres naturales.

No, la agenda de Blake se centra en su búsqueda por la gubernatura de Baja California. Atrás quedaron los tiempos en los que los titulares de la Segob aspiraban a ser Presidente de la República.

Lo que sí sabemos que ha hecho el secretario es festejarse bien su cumpleaños. Cual niño de primaria, toda una semana hubo fiesta con amigos de Tijuana que llegaron al DF, se hospedaron en dos hoteles ubicados cerca de la Secretaría y se dedicaron a celebrar al titular de la Segob durante toda una semana.

Si pensamos en los temas relevantes que debieron o deberían ser resueltos desde su oficina, el balance es un desastre. Su negociación con los integrantes del SME provocó que al final se le tuviera que dar la toma de nota a Martín Esparza.

En la necesidad de definir a los tres consejeros del IFE, el asunto permanece empantanado. Por ello el Presidente ha lanzado un exhorto a los legisladores para que aprueben un periodo extraordinario que, entre otros temas, resuelvan el asunto.

Pero ese llamado presidencial no estuvo acompañado de una labor previa de negociación entre la Segob y la Cámara de Diputados. O sea, no se hizo la chamba.

Para el relevo de los ministros de la Corte, el asunto acabó resolviéndose a favor de Jorge Pardo Rebolledo. No sin antes tener un proceso atropellado que llevó a la negativa completa de la primera terna enviada por el Presidente.

Todos estos son temas que debiera ver, negociar y avanzar el secretario de Gobernación. Pero no sucede.

Ante el fantasma de Bucareli y la ausencia de una figura similar a la de Juan Camilo como operador en Los Pinos, ¿quién está manejando la política en el país?

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