miércoles, 1 de junio de 2011

El turno de Bernanke

El balance

El turno de Bernanke

Manuel Llamas

He aquí la cuestión clave: ¿quién comprará la deuda de EEUU y, sobre todo, a qué precio, si desaparece del tablero la Reserva Federal?

La reunión de la Reserva Federal (Fed) prevista para esta semana será clave para determinar el futuro de la política monetaria de EEUU, con todas las implicaciones que ello tiene para gran parte de la economía mundial. Y no sólo porque la economía estadounidense sigue siendo la primera potencia sino, sobre todo, por el hecho de que el dólar es la divisa de reserva por excelencia y, por tanto, constituye el eje del sistema monetario internacional. La estabilidad del billete verde depende, en última instancia, de los movimientos de la Fed.

La cita es relevante por dos motivos. En primer lugar, tras el tímido cambio de rumbo del Banco Central Europeo (BCE), consistente en subir el tipo de interés oficial hasta el 1,25%, todo el mundo se pregunta si Bernanke imitará el movimiento de Trichet, dando así por concluido oficialmente el largo período de tipos históricamente bajos –muy próximos al 0%– impuesto por los grandes bancos centrales tras el estallido de la crisis. Además, a lo largo de los últimos meses, se ha intensificado el enfrentamiento que mantienen los miembros de la Reserva Federal en torno a la conveniencia o no de extender, aún más, la actual política de crédito cuasi gratuito.

Por otro lado, se aproxima el fin del Quantitative Easing 2 (QE), el segundo programa de compra masiva de activos, por el que la Fed acabará adquiriendo otros 600.000 millones de dólares de deuda pública estadounidense hasta el próximo mes de junio. Gracias a estos planes extraordinarios de "expansión monetaria cuantitativa" el banco central ha logrado monetizar casi todo el déficit público estadounidense registrado el pasado ejercicio, próximo al 10% del PIB. Es decir, el Gobierno de Obama ha logrado colocar sin problemas, y a un coste prácticamente inexistente –tipos de interés bajos–, un enorme volumen de deuda para mantener su nefasta política keynesiana, ya que su banco central se ha encargado de comprar casi todo el papel emitido por el Tesoro.

Ahora, falta saber si habrá o no un tercer programa de compras. Y he aquí la cuestión clave: ¿quién comprará la deuda de EEUU y, sobre todo, a qué precio, si desaparece del tablero la Reserva Federal? Pimco, el mayor fondo de renta fija del mundo, y Jim Rogers, experto en commodities y uno de los inversores de mayor éxito de las últimas décadas, se han puesto cortos en bonos estadounidenses. Es decir, apuestan a que su precio bajará o, lo que es lo mismo, la rentabilidad (tipo de interés) de la deuda estadounidense subirá.

Este asunto engancha de forma directa con el brutal desequilibrio presupuestario orquestado por Obama&Company durante la crisis. El incremento del déficit público y, por tanto, de la deuda, se está convirtiendo en un problema muy grave para la economía estadounidense, hasta tal punto que una agencia de calificación (S&P) se ha atrevido a cuestionar la máxima nota crediticia (triple A) de la primera potencia mundial. Obama ya ha anunciado que tomará cartas sobre el asunto mediante una "histórica" reducción del gasto público. El problema, sin embargo, es que el Zapatero de Chicago se ha marcado un nuevo farol: su austeridad es, por el momento, inexistente.

Si el Gobierno no reduce el gasto, el mercado exigirá un tipo de interés mucho mayor para prestarle dinero, reduciendo de paso su capacidad para seguir despilfarrando a costa de los contribuyentes. ¿Estará Obama dispuesto a tal sacrificio? La salida más fácil será recurrir, nuevamente, a las compras de la Fed. ¿Qué responderá Bernanke? El dilema está servido. Se espera que el presidente de la Fed conteste en persona a éstas y otras cuestiones durante la conferencia de prensa posterior a la reunión, algo muy poco común en EEUU, a diferencia de Europa. Así pues, señor Bernanke, su turno.

Manuel Llamas es jefe de Economía de Libertad Digital y miembro del Instituto Juan de Mariana.

La economía sumergida

La economía sumergida alcanzó el 24% del PIB entre 2005 y 2008

Los autores del informe subrayan que el crecimiento del sector no regulado coincide con un "fuerte aumento" de la actividad económica oficial.

LIBRE MERCADO

La economía sumergida en España se situó en una media del 12,5% del PIB entre 1980 y 1985, para pasar a unos niveles de hasta el 23,7% entre 2005 y 2008, según un estudio de los profesores de la Universidad Rey Juan Carlos, María Arrazola, José de Hevia, Ignacio Mauleón y Raúl Sánchez para la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas).

Los autores del estudio, que han realizado los cálculos teniendo en cuenta tres metodologías diferentes: aproximación monetaria, el consumo de energía y el modelo MIMIC (Multiple Indicator and Multiple Causes), especifican que la economía sumergida empezó a dispararse a partir de los años 90, al representar un máximo del 16,6% del PIB en 1999 hasta situarse en el 18,8% entre 1990 y 1994. Así, entre 2001 y 2004 la economía al margen del control creció hasta cerca del 20% del PIB, informa Europa Press.

Los profesores además subrayan que el crecimiento de la economía sumergida coincide con un periodo de "fuerte aumento" de la actividad económica oficial. Así, estiman que en los últimos 30 años (1980-2008), el volumen de la economía oficial medida por el PIB se ha más que duplicado, pero la economía sumergida, en el mismo periodo, se ha multiplicado por cuatro.

31.000 millones perdidos en la recaudación

En términos de recaudación fiscal, el estudio pone de manifiesto que la economía sumergida genera una merma de ingresos fiscales que alcanza alrededor de 31.000 millones de euros de media al año entre 1989 y 2008, o lo que es lo mismo, el 5,6% del PIB. Así pues, los autores subrayan que el incremento de la economía que escapa al Fisco es atribuible en "gran medida" a motivos fiscales.

Y es que entre el periodo que va de 2005 a 2008 casi 66.000 millones de euros llegaron a escapar del control de la autoridades, cuando entre 1990 y 1994 alcanzaban menos de la mitad, unos 30.000 millones de euros.

Para los autores del estudio de Funcas, la elevación de la presión fiscal producida durante los últimos 30 años ha incentivado "notablemente" la realización de actividades al margen del Fisco. En cuanto al efecto en el empleo, suponiendo que la productividad "aparente" de la economía se corresponde con la misma que la sumergida, los autores del ensayo de Funcas calculan que, si la productividad "aparente" de la economía oficial es la misma que la sumergida, el período 1980-2008 generó una media de 2,5 millones de empleos "en negro".

Ese volumen de empleo sumergido se volvería a acentuar a partir de los últimos años, pues a lo largo del período considerado se ha pasado de unos 1,4 millones entre 1980 y 1984 a más de cuatro millones entre 2006 y 2008. Para los profesores, no se debe caer en la "tentación" de considerar a la economía sumergida como una parte "consustancial" de la vida económica, al advertir de que a largo plazo supone un "duro lastre" para el PIB.

Elevando el Techo de la Deuda

Elevando el Techo de la Deuda

– Por Ron Paul

El Techo de la Deuda

El gobierno federal, una vez más, ha llegado al límite de su capacidad legal para endeudarse; es decir, no puede emitir más deuda del Tesoro sin que el Congreso amplíe el límite máximo de la misma. A partir de este mes, nuestra deuda nacional “oficial” –la cual no incluye los enormes pagos futuros comprometidos al Seguro Social (Social Security) y a los beneficiarios del Seguro Médico Estatal (Medicare)- es de U$D 14,2 billones.

La ley del “techo de la deuda”, aprobada en 1917, le permite al Congreso a fijar un límite legal al total de la deuda del gobierno, en vez de tener que aprobar cada oferta de bonos del Tesoro. También, sin embargo, obliga al Congreso a una votación abierta, y algo vergonzosa, para aprobar un mayor endeudamiento. Si la mayoría republicana de la Casa de Representantes cede ante las presiones de los grupos de poder y votan por un incremento en el techo de la deuda, entonces sabremos que el status quo ha prevalecido. Sabremos que la simple idea de un presupuesto equilibrado, limitando el gasto federal a los ingresos federales, sigue siendo solamente una pleitesía risible y superficial de campaña.

Es previsible que el Congreso, una vez más, sólo retrase lo inevitable y eleve el techo de la deuda, luego de la retórica habitual sobre el control del gasto, los recortes presupuestarios y, sí, el aumento de los impuestos. Hemos escuchado un sinfín de advertencias acerca de lo irresponsable que sería un “cierre de gobierno”. El argumento es que los sobrios, maduros y racionales políticos y expertos entienden la realidad, mientras que los que se oponen al aumento del techo de la deuda son sólo ideólogos irresponsables dispuestos a dañar nuestra economía, con el único objeto de opinar.

Elevando del Techo de la DeudaPero como cualquier deudor que debe reducir sus gastos, el gobierno federal simplemente debe establecer prioridades y limitarse a sólo gastar dinero en ellas. El pago de interés sobre la deuda de bonos federales probablemente ascienda a unos U$D 500 mil millones para el año fiscal de 2011, un promedio de U$D 41 mil millones por mes. Los ingresos por impuestos federales varían con cada mes, pero deberían llegar a un total de U$D 2,5 billones para el año fiscal de 2011 –un promedio de, tal vez, U$D 180 mil millones por mes. Así que claramente el gobierno federal tiene suficiente ingreso por impuestos para hacer frente al pago de intereses. Por ahora, esos pagos de intereses representan alrededor de un 12% del total del presupuesto federal.

Lo que nadie quiere admitir es lo siguiente: incluso si al gobierno federal le quedaran sólo U$D 1,5 billones, luego de intereses, para gastar en 2011, sería más que suficiente para financiar todas las funciones constitucionales del gobierno. Después de todo, el presupuesto federal total en 1990 fue de aproximadamente U$D 1 billón. ¿Puede alguien realmente pensar que el gobierno federal era demasiado pequeño o demasiado frugal hace sólo 20 años? Difícilmente. Entonces, ¿porqué hemos permitido que el presupuesto federal se cuadruplicara durante esos 20 años?

La verdad es que, a pesar de lo catastrófico que algunos dicen que podría ser el no aumentar el límite máximo de la deuda, difícilmente sea todo lo malo que ha sido publicitado. El techo de la deuda es un límite auto-impuesto. La señal que el Congreso envía a los mercados de todo el mundo al aumentar el techo de la deuda es simple: las cosas permanecerán como siempre en Washington; no habrá recortes presupuestarios; y la austeridad fiscal seguirá siendo sólo un castillo en el aire.

Cuando nos acreedores finalmente se den cuenta de todo y nos corten los suministros, nos veremos forzados a afrontar la realidad económica, queramos o no. Sería más fácil enfrentar las difíciles opciones que tenemos hoy, en nuestros propios términos, en lugar de esperar a estar a merced de nuestros acreedores extranjeros. Sin embargo, los líderes en Washington carecen de la voluntad política para admitir que no nos podemos dar el lujo de seguir gastando sin ningún tipo de límite significativo. Prefieren mantener la ilusión y posponer la realidad para otro día.

El espíritu de Juan Camilo

Estrictamente Personal
El espíritu de Juan Camilo
Raymundo Riva Palacio

Si el infortunio impidió que Juan Camilo Mouriño pudiera completar la obra que comenzó a construir Felipe Calderón en su Presidencia, nadie mejor que el único heredero político de su amigo, en torno al cual se creó un equipo que rompió paradigmas panistas y que ha crecido en medio de desprecios y sospechas, para terminar el trabajo. Ernesto Cordero, el secretario de Hacienda, comenzó su sprint para alcanzar la nominación del PAN a la Presidencia, en el entendido de que si no alcanza velocidad para otoño, el delfín de Los Pinos cambiará de nombre.

Cordero tiene el camino abierto por el Presidente. En las dos últimas semanas lo empoderó en una crítica definición sobre la sucesión presidencial para que camine solo y demuestre, a él sobretodo, que su primera elección tiene las alas y la fuerza para ganar la nominación en el PAN y ser un candidato competitivo en las elecciones del próximo año. El delfín está feliz, pero también nervioso. Desde el jueves pasado, cuando dijo sí aspirar a la Presidencia, el camino no tiene regreso.

Pero Cordero va arropado. En la víspera comenzó a circular por Internet una carta de apoyo de más de un centenar de panistas que son la primera radiografía del aparato que se está alineando detrás de él, resultado la señal presidencial, de sus orígenes políticos, de su operación electoral en los comicios estatales de los dos últimos años, y de la consolidación del grupo que perdió con la muerte de Mouriño en noviembre de 2008 a un líder, y el candidato natural a suceder a Calderón.

La identidad de los signatarios habla de la fuerza con la que arrancó Cordero su precampaña presidencial. Figuran dos gobernadores que tienen deudas políticas con el secretario de Hacienda: Marcos Covarrubias, gobernador de Baja California Sur, quien era aspirante por el PRD al cargo, a quien Cordero convenció de jugar por el PAN, con apoyos económicos y operadores electorales de Sonora, donde habían ayudado antes a Guillermo Padrés, a vencer al PRI. Otros dos gobernadores firmaron por identificación: José Guadalupe Osuna, de Baja California, donde Cordero comenzó su carrera política; el otro, Rafael Moreno Valle, de Puebla, miembro de la nueva generación de panistas que precandidato representa.

Por la forma como inició la precampaña, apresurada e improvisada por la filtración a los medios de la carta de apoyo que modificó los planes de haberla lanzado a través de una ráfaga de cientos de correos electrónicos, el destape de Cordero generó reacciones y anticuerpos. Colaboradores del secretario de Hacienda hablaron con Javier Lozano, el secretario de Trabajo que también aspira a la nominación, para que se contuviera. No sucedió lo mismo con el equipo del secretario de Educación, Alonso Lujambio, donde se generaron fricciones y reclamos airados de algunos de sus asesores.

La tensión escaló al grado que el mismo jueves del destape por la noche, el presidente Calderón declaró que no debería haber divisiones dentro del PAN. La división, para ver el grado al que puede llegar si no se trabaja para cerrarla, empieza en la propia familia presidencial. El cuñado del Presidente, Juan Ignacio Zavala, es el estratega de Lujambio en su precampaña presidencial, y su prima, Mariana Gómez del Campo, líder del PAN en la Asamblea de Representantes del Distrito Federal, está abiertamente con el secretario de Educación.

Margarita Zavala, que antes de primera dama es una gran operadora política, nunca tuvo grandes querencias por Mouriño, pero permitió que su secretaria particular, Guadalupe Suárez, firmara la carta de apoyo a Cordero. Dentro de Los Pinos, la inclinación es por Cordero, tanto por aquellos que formaban parte del equipo de Mouriño, como Alejandra Sota, directora de Comunicación Social, Rafael Giménez, un estratega experto en opinión pública, y Alejandro Poiré, vocero para asuntos de seguridad nacional, como por un aliado de reciente cuño, Roberto Gil, secretario particular del Presidente.

Gil, quien al buscar la presidencia del PAN a fines del año pasado se enfrentó con varios corderistas declarados, como César Nava, ex líder nacional del partido, y Max Cortázar, ex director de Comunicación Social en Los Pinos, inició el acercamiento con el delfín como nuevo jefe político emergente del grupo que lideró Patricia Flores, ex jefa de Oficina de la Presidencia -que se desvanecido y vive actualmente en Dallas-, y que tiene en Jorge Manzanera a su principal operador. Ninguno de ellos firmó la carta, salvo otra figura prominente de esa fracción, el alcalde de Monterrey, Fernando Larrazábal, pero ya tienen contacto con Cordero.

La lógica del destape parece ir de la mano con la forma como los miembros del gabinete se canibalizaban y permitían que dos figuras ajenas a los intereses de Los Pinos, la diputada Josefina Vázquez Mota, y el senador Santiago Creel, crecieran y trabajaran para sus intereses mientras que el bloque presidencial prorrateaba apoyos y se mantenía en niveles bajos de preferencia electoral.

Esta racional no explica el porqué fue Cordero la avanzada presidencial, y no Lujambio o Lozano. El cuarto secretario con aspiraciones, Heriberto Félix, de Desarrollo Social, se cuidó tanto de no exponerse ante la opinión pública, que desapareció por completo de las preferencias del electorado, de acuerdo con encuestas del PAN. La racional del destape de Cordero obedece a que es la persona a la que más desea el presidente Calderón como su sucesor.

El secretario de Estado más multifuncional que tiene el Presidente había contenido sus deseos más íntimos sobre su futuro en espera que su jefe y amigo le permitiera empezar a correr. La autorización fue hace casi dos semanas –en la reunión con delegados federales- y llegó su tiempo para demostrar que sí puede, además de ser funcionario eficiente y capaz, capaz de arengar y motivar a electores.

Cordero está a prueba, sometido por el Presidente para que demuestre si el espíritu de Juan Camilo Mouriño puede reencarnar en él. Si no crece, que a nadie le quepa duda, Calderón lo hará a un lado y buscará a quien mejor vea con posibilidades de retener en 2012 el poder en el PAN

No hay comentarios.:

Publicar un comentario