lunes, 13 de junio de 2011

Las causas de la violencia.

Las causas de la violencia.
José J. Castellanos

Un clamor creciente y generalizado recorre el país: “no más muertos” Es en muchos, el grito desgarrador de quienes han sufrido una pérdida; en otros un pretexto de desestabilización, y en algunos, lamentablemente, una manipulación política.

Sin duda es un grito justo,pero, como tal es, si no inutil, un tanto ingenuo. ¿Basta gritarlo para que se pare la violencia absurda de que, somos victimas como sociedad.? ¿Bastan las manifestaciones que hacen público el clamor con erradicar el crimen.? Está visto que no.

Se critica la estrategia gubernamental en el combate al crimen organizado, pero se conocen pocas propuestas para sustuirla y, cuando las hay, el enfoque siempre es hacia los efectos y no a las causas. Hemos visto que la detención o muerte de los cabecillas de algunas bandas, lejos de resolver el problema, parecieran acrecentarlo cuando de inmediato surge un sustituto.

Mueren y mueren jovenes sicarios y la violencia no cede. Se incrementan penas, se reforman leyes y con eso poco se avanza. ¿ Cual es la causa.? ¿ Bastarian los gritos y los ruegos para que los sicarios – cuyas acciones están llenas de saña – bajen el brazo asesino y guarden sus armas.? Sin duda siempre existe la posibilidad, si se tiene conciencia y un mínimo de respeto por la persona humana. Pero con sus actos demuestran que no tienen ni lo uno ni lo otro.

Pero no solo son las bandas de criminales quienes demuestran su poco aprecio por la dignidad de la persona y su falta de respeto por la vida humana. Hace unos unos días, el gobierno del DF, y el feminismo radical que lo acompaña, presumía ante al mundo, la muerte de 51 mil niños en el vientre materno en solo cuatro años de vigencia de la ley, que autoriza aniquilar en el vientre materno a quienes recien concebidos y hasta las 12 semanas, estorban “un proyecto de vida”, que se eliminan por un capricho de “hacer con mi cuerpo lo que yo quiera”, aún cuando eso signifique despreciar el derecho a la vida de un tercero.

Es oportuno recordar que el Beato Juan Pablo II, decia en Febrero de 1980. “No lo alvidemos : cuando se viola el derecho a la vida de una persona, se asesta un golpe al corazón mismo del orden moral y jurídico, que tiene como finalidad la tutela de los bienes inviolables del hombre”.

Cuando se rompe el orden moral, el derecho tampoco puede contener la ola de violencia, como estamos viendo y viviendo.
Sin bases morales, ni la ley ni los gritos sociales detendrán a quien menosprecia la dignidad de la persona humana, ya sea con una AK47 o con el bidturí de un médico en una clínica abortista. El mismo Beato Juan Pablo II establecia una consigna para cada una de las personas solícitas del verdadero bien social : “la de acoger la vida, defenderla, promoverla”. Acoger la vida como un don estimable, que hace más rica a toda la familia humana, trayéndole de parte de Dios una renovada invitación a la esperanza.

Defender la vida, especialmente del más débil e inerme, oponiéndose a todo ataque que intente humillarla, oprimirla, destruirla. A la colaboración generosa a toda iniciativa, que favorezca su elevación hacia metas más dignas de seres humanos, llamados en Cristo, a participar de la viada misma de Dios.

¿Acaso no podríamos equiparar a pandilleros que atentan contra la vida, con los legisladores que aprobaron y proponen expandir el aborto a toda la nación.? ¿Acaso no fueron igual de insensibles los ministros que, por una parte, reconocen la protección del derecho a la vida del recién concebido en la Constitución, pero al mismo tiempo consideran superior el derecho de la mujer a manipular su cuerpo, para dar o permitir que se diera muerte a su hijo:?

Una sociedad que se convierte jurídicamente en asesina, ¿Cómo puede clamar que no haya más muertes de un tipo mientras aplaude otras:? ¿Con qué autoridad moral o jurídica? Ya está visto que el Estado no la tiene. Pero, una sociedad ante la muerte de los más débiles tampoco la tendrá. Un derecho fundamental que brota de la ley natural, y que es un derecho humano primario, es la vida, a toda vida sin excepción, en todo momento y circunstancia.

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