lunes, 13 de junio de 2011

San Agustín' quiere cambiar el marcador del FMI

'San Agustín' quiere cambiar el marcador del FMI a favor de los países emergentes

DAVID LUHNOW

CIUDAD DE MÉXICO—De niño, Agustín Carstens era el lanzador de un equipo de béisbol que ganó el campeonato nacional de México. Ahora, busca un nuevo título: el del primer jefe no europeo del Fondo Monetario Internacional.

A sus 53 años, el presidente del Banco de México presenta un currículum que parece hecho a la medida del FMI: ha ocupado todos los puestos económicos importantes en México, incluyendo el de secretario de Hacienda. Y tiene algo que no tiene ningún otro candidato: experiencia de primera mano en crisis financieras, desde los problemas de deuda de México en los años 80 y el desplome del peso mexicano en 1994 a la crisis argentina en 2001.

Pero a pesar de su experiencia, el mexicano es considerado un candidato con pocas posibilidades en una carrera en la que la favorita es otra vez un representante europeo, la ministra de Finanzas de Francia, Christine Lagarde. Aunque las potencias emergentes como China, India y Brasil quieren darles a otros países una mayor voz en las instituciones globales, ninguna ha volcado su apoyo a Carstens. Dado que el mayor desafío en las finanzas globales es la crisis de deuda de Europa, muchos países europeos ahora dicen que no es el momento indicado para darle el puesto a alguien de fuera del continente.

No obstante, Carstens, sostiene lo contrario: "Un par de ojos frescos podrían ver los problemas europeos con mayor objetividad", indicó en una entrevista reciente.

Bloomberg News

Agustin Carstens, en una conferencia de prensa en la embajada de México en Nueva Delhi.

Carstens argumenta que los países emergentes nunca dirigirán una institución como el FMI a no ser que se unan en torno a un candidato. "Han pasado 65 años sin una persona de mercados emergentes. No sé cuántos años deberían ser. El marcador es claro: 65 a 0".

Además de Lagarde, Carstens también compite con el presidente del banco central israelí, Stanley Fischer, quien entró a la carrera justo antes de que se cerrara el período de nominaciones el viernes.

Ex colegas describen a Carstens, quien terminó un doctorado de Economía en la Universidad de Chicago en tres años en vez de cuatro, como un economista inusualmente talentoso. "Tengo un alto concepto de su capacidad", afirma Raghuram Rajan, un ex economista jefe del FMI. Rodrigo Rato, ex director gerente del Fondo, indicó que el mexicano también tiene "un buen sentido del humor... que lo hace dócil pero firme".

En 2008, cuando los precios del crudo se acercaban a máximos históricos y Carstens estaba al frente de las finanzas de México, su secretaría tomó una protección que puso a salvo alrededor de US$5.000 millones en ingresos al país cuando el año siguiente los precios del petróleo se desplomaron. Algunos lo apodaron "San Agustín".

Carstens fue criado en una familia de clase media alta según los estándares mexicanos y asistió a un colegio privado alemán, donde aprendió ese idioma. Aun así, recuerda que a veces el dinero era escaso.

Asistió a la prestigiosa universidad mexicana ITAM y entró al Banco de México a los 22 años. Al cabo de una década, ya estaba a cargo de las reservas del banco y las colocaciones de deuda internacional. En la Universidad de Chicago, se enamoró del equipo de béisbol Cubs, del jazz y de su esposa estadounidense, Catherine Mansell, también economista y escritora.

Carstens ha luchado por mucho tiempo con su peso, que colegas estiman en más de 135 kilos. A menudo, los caricaturistas mexicanos lo retratan como un banquero gordo que intenta quitarles el dinero a los pobres. Un blog de Wall Street preguntó la semana pasada: "¿Es Agustín Carstens demasiado gordo para dirigir el FMI?", cuestionando si su salud podría resistir las demandas físicas del puesto.

Sus amigos dicen que su peso es parte de su personalidad. "Es el clásico tipo gordo: de buen humor, sensible, que no se enoja. Y eso lo ha ayudado a convertirse en un mejor negociador", sostiene Francisco Gil, un ex secretario de Hacienda mexicano que fue el jefe de Carstens entre 2000 y 2003.

Carstens y su esposa no tienen hijos, pero adoran a sus perros. En 2003, cuando fue nombrado al puesto número 3 del FMI, manejó desde Ciudad de México hasta Washington para que uno de sus perros más viejos no tuviera que volar. El perro murió poco después de entrar a Washington, cuenta Gil.

El traspié más famoso se Carstens ocurrió en 2009, cuando un periodista le preguntó si la crisis de las hipotecas de alto riesgo en EE.UU. podía afectar a México, siguiendo el dicho famoso de que cuando EE.UU. estornuda, a México le da una pulmonía. Carstens predijo que esta vez ocurriría lo contrario. La economía de México cayó 6,5% ese año.

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