domingo, 1 de agosto de 2010

Terror en Sinaloa

Terror en Sinaloa

No sólo en Ciudad Juárez ser joven se ha convertido en un peligro; en el pueblo de Juan José Ríos, del estado de Sinaloa, las principales víctimas de la delincuencia organizada tenían entre 15 y 23 años.

No sólo en Ciudad Juárez los jóvenes estudiantes son blanco de grupos de narcotraficantes. El pueblo de Juan José Ríos, Sinaloa, a partir de las 19:00 horas se convierte en un pueblo fantasma. La razón es que entre sus calles circula un grupo de encapuchados en vehículos de reciente modelo, portando armas de alto calibre y listos para secuestrar, ejecutar o extorsionar. Sus principales víctimas son jóvenes de entre 15 y 23 años de edad; ya van al menos 15 familias que optaron por desterrar a sus hijos de la comunidad.

Encabeza estos actos un sujeto apodado El Chirris, a quien se vincula con el grupo delictivo de los hermanos Beltrán Leyva. El Chirris cuenta con la protección del narcotraficante Isidro Meza Flores, alias El Chapito, y como brazos ejecutores se menciona a El Nacho y a Chuy González.

La historia inició el sábado 20 de febrero, cuando un grupo armado levantó a nueve jóvenes en diversos puntos del pueblo. La Procuraduría General de Justicia en el Estado (PGJE) confirmó haber tenido conocimiento de la desaparición de los estudiantes, y las versiones recopiladas de familiares de las víctimas por parte de M Semanal señalan que en un lapso no mayor de cuatro horas el grupo privó de su libertad a Juan Víctor Cota Ungson, de 19 años; a Dulce Avilés, de 22; a María Fernanda Escalante Chávez, de 20; a Carlos Gámez, de 21; a Francisco Gambino Contreras, de 15, y a Jesús Antonio García Valenzuela, de 19 años de edad.

El comando armado viajaba en dos autos color blanco. Primero levantó a Cota Ungson, a Dulce Avilés y a María Fernanda Escalante. Un grupo de pistoleros trasladó a Cota Ungson al domicilio ubicado en Calle Uno y Avenida El Rincón y otro se llevó a las jóvenes con rumbo desconocido. Una vez en el interior de la vivienda, los delincuentes amagaron al dueño del inmueble, el contador Serapio Calderón Apodaca, de 35 años, tío político de Cota Ungson, así como a su esposa de 33 años. En la recámara principal tanto el tío como el sobrino fueron salvajemente torturados y asfixiados. Luego los criminales se dieron a la fuga con rumbo desconocido, pero dejando con vida a la mujer, quien dio parte a las autoridades estatales.

Los agentes ministeriales del grupo de homicidios encontraron a las víctimas en la cama. La esposa del contador, de quien omitimos su nombre por razones de seguridad, presentó golpes contusos en varias partes del cuerpo. En su declaración señaló que el grupo armado le exigía 100 mil pesos a cambio de respetar la vida tanto de su esposo como de su sobrino; cuando supieron que no tenía esa cantidad, los sicarios torturaron y mataron a los rehenes.

Aún se encontraban los agentes en la escena del crimen cuando atendieron el reporte de la central de radio señalando la existencia de seis jóvenes ejecutados, entre ellos dos jovencitas, en las inmediaciones del panteón municipal de Juan José Ríos. Las víctimas estaban alrededor de dos vehículos desbarrancados en la zanja de un dren: uno de ellos era un Jeep Gran Cherokee color rojo, de modelo reciente, con placas de circulación VKX-1995 del estado de Sinaloa. Atrás de la camioneta fue encontrado un auto Gran Prix blanco, modelo 2002, con placas VKX-9783, también de Sinaloa. Las jóvenes fueron identificadas como Dulce Avilés y María Fernanda Escalante, levantadas junto con Cota Ungson. Los cuerpos presentaron marcas de tortura e impactos de bala, además de claras huellas de haber sido violadas en masa.

Los otros cuerpos encontrados fueron identificados como Carlos Gámez, Francisco Gambino Contreras y Jesús Antonio Valenzuela, todos ellos de igual forma torturados y ejecutados: personal de Servicios Periciales encontró en el lugar decenas de casquillos percutidos calibres .9 milímetros y .38 súper. Alrededor del mediodía del domingo, los criminales enviaron mensajes a las familias de los jóvenes asesinados en el sentido de que después de los velorios no querían rezos, o de lo contrario habría más ejecuciones.

Pero antes, al filo de las 06:00 horas del domingo 21 de febrero, en el puente ubicado sobre la carretera México 15, a la altura del kilómetro 21, en la entrada principal a Juan José Ríos, apareció una manta amenazando de muerte a varios jóvenes del lugar, en su mayoría hijos de importantes familias de agricultores. De inmediato oficiales municipales quitaron la manta, pero la amenaza corrió como reguero de pólvora y al menos 15 familias optaron por sacar a sus hijos del estado.

El martes 23 de febrero dos mantas más aparecieron en las escuelas primarias de la localidad, ambas con amenazas a los padres de familia de matar a sus hijos en caso de no acceder a sus peticiones. M Semanal habló con al menos cuatro padres de familia quienes, por temor, pidieron se omitiera sus nombres. Señalaron que recibieron llamadas amenazantes en las que se les exigieron fuertes cantidades de dinero a cambio de respetar la vida de sus hijos. Dos de ellos entregaron más de 80 mil pesos, dinero que dejaron en el interior de una bolsa colocada en un bote de basura fuera de sus viviendas poco antes de la media noche.

A la consumada extorsión siguió que el dos de marzo un comando armado se introdujera a una vivienda en la comunidad del Estero y asesinara a cuatro jóvenes que convivían desde temprano. Las víctimas fueron identificadas como Luis Alberto Valdez Laurean, de 18 años; Tomás Alejandro Soto Mendoza, de 22; Luis Ángel Anaya Armenta, de 26, y Luis Manuel Soto Vega, de 22 años. Se informó que los sicarios dijeron no querer convivios en el poblado o de lo contrario habría más ejecuciones.

Según las autoridades federales, El Chirris, quien tenía su domicilio en el poblado de Batamote, es uno de los principales vendedores de droga al menudeo en Juan José Ríos, y para ello controla a varios pandilleros de la localidad. Se dice que cuenta con la protección de los hermanos Beltrán Leyva y que con la finalidad de capitalizarse tras la muerte de Arturo Beltrán Leyva, El Barbas o El Jefe de Jefes, ha iniciado el reinado de terror entre las familias de Juan José Ríos.

Vecinos de la Sindicatura de Juan José Ríos exigieron al síndico Manuel Blanco Moreno solicite ya la inmediata intervención del Ejército para detener esta ola de violencia, lo que éste aceptó. Confirmó que los jóvenes victimados eran personas sanas, sin antecedentes, que desgraciadamente la violencia está tocando a gente que no está involucrada en ninguna actividad ilícita y que la población se encuentra en un ambiente de indignación total, frustración y miedo. Hizo un llamado al gobernador del estado, Jesús Aguilar Padilla, para que cumpla la palabra que ahí dejó empeñada y resguarde a los habitantes de esa comunidad: residentes del poblado no vacilaron en denunciar la falta de capacidad de las autoridades locales y estatales, ya que únicamente se ven allí patrullas que realizan recorridos de rutina por el día pero que, en la noche, el pueblo queda indefenso.

Juan José Ríos se ubica al norte de Sinaloa y cuenta con una población aproximada de 50 mil habitantes. La ciudad más próxima es Los Mochis y se localiza en el kilómetro 18 por la carretera México 15. Su principal fuente de economía es el comercio y la agricultura. Un municipio como tantos otros.

1 comentario:

  1. Malditos asesinos plaga toxica no deberia de existir narcos ojala los agarren y los piquen a pezados pequeñitos sus madres que los pariron debieron haberlos abortado eran unas "·$%%&&((( desgraciadas ....

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