sábado, 11 de septiembre de 2010

$100 millones para los derechos humanos

$100 millones para los derechos humanos

ANDRES OPPENHEIMER

La donación de $100 millones del financiero progresista George Soros al grupo Human Rights Watch (HRW) no podría ser más oportuna: la causa de los derechos humanos está perdiendo terreno en todo el mundo.

Es posible que la defensa de los derechos humanos esté pasando por un mal momento porque la crisis mundial de los últimos tres años haya desviado la atención de los países ricos hacia sus problemas económicos. Y también es posible que la causa de los derechos humanos haya perdido fuerza porque la invasión de Estados Unidos a Irak ordenada por el ex presidente George W. Bush haya dejado a Estados Unidos con poca autoridad moral para culpar a otros países de violaciones a las leyes internacionales.

Pero el hecho es que la causa de los derechos humanos se ha debilitado en los últimos años. En Latinoamerica, donde los países firmaron importantes acuerdos para la defensa colectiva de los derechos humanos y de la democracia en la década de 1990, casi todos los países ahora se están haciendo los distraídos cuando sus vecinos violan libertades fundamentales.

¿Recuerdan cuando la cumbre de Países Iberoamericanos en 1996 emitió la Declaración de Viña del Mar, Chile, que compremetía a todos los países --incluyendo a Cuba-- a respetar el pluralismo político y los derechos humanos? ¿O cuando varios países rompieron relaciones con Perú después de que el presidente Alberto Fujimori clausurara el congreso en 1992? Bien, esas parecen ser cosas del pasado.

Hoy día, hay una menor respuesta a los abusos contra la democracia y los derechos humanos, me dijo esta semana Oscar Arias, ex presidente de Costa Rica y ganador del Premio Nobel de la Paz. Hoy la reacción más común es de total indiferencia.

José Miguel Vivanco, director del departamento de las Américas de HRW, dice que el tema de los derechos humanos se ha politizado enormemente en los últimos años. ``Hay un doble standard, donde muchos países critican las violaciones de los derechos humanos cometidas por los gobiernos con los que no están de acuerdo, pero justifican las violaciones de los países con los que están de acuerdo, me dijo.

Brasil, el país más influyente de Latinoamérica, es el principal ejemplo de la manera en que los gobiernos están retrocediendo en materia de derechos humanos, según afirman HRW y otros grupos defensores de las libertades fundamentales. Brasil se ha convertido en un entusiasta defensor de las peores dictaduras del mundo, en un esfuerzo por ganar influencia entre los países en vías de desarrollo, dicen.

Además de votar consistentemente en contra de las causas de derechos humanos en las Naciones Unidas, el presidente brasileno Luiz Inácio Lula da Silva --que, por el contrario, ha hecho una buena labor económica en su país - recientemente posó sonriente junto con el dictador militar cubano Gen. Raúl Castro, poco después de la muerte del preso político Orlando Zapata Tamayo, tras una prolongada huelga de hambre.

En una entrevista con la agencia Associated Press, Lula comparó a los opositores pacíficos cubanos con bandidos.

Anteriormente, Lula había recibido con honores en Brasil al presidente iraní Mahmud Ahmadinejad, otorgándole así legitimidad internacional después de que el gobernante iraní se había proclamado ganador de unas muy dudosas elecciones en Irán. Y Lula le dijo a la revista alemana Der Spiegel que Hugo Chávez es el mejor presidente de Venezuela en un siglo.

Brasil es el ejemplo más extremo de la promoción deliberada de una política exterior que excluye toda consideración de los derechos humanos, me dijo Vivanco. Si me preguntas cuál será la prioridad más urgente de HRW en las Américas, te diría que será establecer una oficina en Brasil para despertar la conciencia pública en el país sobre la postura del gobierno en temas de derechos humanos".

Pero, más allá de Brasil, la indiferencia de la región a las violaciones del orden democrático y de los derechos humanos es practicamente general.

Cuando Chávez clausuró la cadena de televisión independiente RCTV, o cuando desconoció el resultado de las urnas en el 2008 y despojó al alcalde opositor de Caracas Antonio Ledesma de sus oficinas y presupuesto, casi todos los presidentes de la región hicieron la vista gorda.

Lo mismo está ocurriendo hoy día con Bolivia, donde el presidente Evo Morales está manipulando abiertamente el sistema de justicia para convertirlo en un mecanismo de persecución política para encarcelar a sus opositores.

Mi opinión: la donación de Soros puede ser una importante ayuda para resucitar la causa de los derechos humanos.

HRW ha hecho un buen trabajo denunciando las violaciones de los derechos humanos tanto en Cuba como en Colombia o Estados Unidos. Esperemos ahora pueda difundir con más fuerza el mensaje de que los derechos humanos son universales, y de que debemos salir en defensa de ellos en cualquier sitio, independientemente de nuestras simpatías políticas.

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