jueves, 14 de abril de 2011

Acapulco: de paraíso a infierno

Acapulco: de paraíso a infierno
Ezequiel Flores Contreras

ACAPULCO, Gro., 14 de abril (apro).- En vísperas del periodo vacacional de Semana Santa, Acapulco se encuentra colapsado y sumido en una crisis de inseguridad y violencia.

Los remanentes de la estructura de Edgar Valdés Villarreal, La Barbie, reducidos a dos grupos que se disputan la plaza, han convertido en un infierno a este puerto, en un tiempo considerado el paraíso de México.

Acapulco ha sido partido en dos: De un lado está el grupo formado por Antonio Barragán, El Melón; Moisés Montero, El Coreano, exagente de la Policía Ministerial de Guerrero, y Benjamín Flores, El Padrino, este último detenido por la Policía Federal el pasado 6 de marzo.

Bajo las siglas de Cártel Independiente de Acapulco (Cida), El Melón y El Coreano mantienen su bastión en la zona poniente y la franja turística de este destino de playa.

El otro grupo, formado a partir de una escisión del Cida y ahora al servicio del cártel de Sinaloa, es liderado por Heber Jair Sosa Carvajal, El Cremas, y Cristian Hernández Tarín, El Cris, hijo de Arturo Hernández González, El Chaky, detenido en 2003.

Informes de la PGR indican que El Chaky formó parte de la Policía Judicial cuando el general Mario Arturo Acosta Chaparro –acusado en el año 2000 de presuntos vínculos con el cártel de Juárez, que lideró Amado Carrillo– fungía como jefe de esa corporación en Guerrero, durante la administración del gobernador Rubén Figueroa Figueroa.

De acuerdo con reportes oficiales consultados por Apro, el campo de operación de la banda que lidera el hijo de El Chaky abarca la zona conurbada de Acapulco, la misma que en las últimas semanas se ha convertido literalmente en un matadero.

La batalla que libran los dos grupos antagónicos en este destino de playa se ha enfocado en la zona conurbada, la principal entrada al puerto, donde según cifras del último censo del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) se concentra poco más de 20% de las 789 mil 971 personas que habitan en esta ciudad.

Esta franja, denominada “Polígono D“, que aglutina varias colonias populares –entre ellas Emiliano Zapata, Ciudad Renacimiento, Libertadores, Radio Coco, Simón Bolívar, La Postal y La Vacacional– donde pulula la violencia y la miseria, ha sido escenario de cruentos enfrentamientos entre grupos antagónicos, con decenas de ejecuciones y atentados contra zonas comerciales y viviendas.

En Acapulco, las balas y la sangre han rasgado su imagen turística. Las ejecuciones, levantones, secuestros y descuartizamientos, además de las extorsiones y el cobro de cuota como mecanismo de financiamiento de la estructura criminal, sofocan a la sociedad y ahuyentan a los visitantes. La economía acapulqueña está colapsada y hay psicosis, temor y zozobra en la población.

La disputa

Hace seis años comenzó la brutal disputa por esta plaza. A partir de entonces Acapulco se convirtió en un campo de batalla, donde prácticamente todas las autoridades –civiles, policiales y militares– se han visto implicadas en la protección del narcotráfico, y la sociedad paga los costos de la criminal indolencia gubernamental.

La espiral de violencia que se originó en la administración de Zeferino Torreblanca, quien dejó el cargo el pasado 31 de marzo, fue heredada al nuevo gobernador Ángel Aguirre Rivero, un ex priista postulado por la izquierda.

“Acapulco está pasando por la peor crisis de imagen de su historia”, admitió el pasado martes 5 la nueva titular de la Secretaría de Fomento Turístico del estado, Graciela Báez Ricárdez, en declaraciones a la prensa local.

Y para el recién designado procurador de Justicia, Alberto López Rosas, esta situación que lacera se debe a que durante la administración de Zeferino Torreblanca “no hubo voluntad” para acotar la violencia y revertir los efectos de la impunidad.

En entrevista con Apro, el ex alcalde de Acapulco y dirigente del PRD dice que “nadie gana” en esta confrontación encabezada por una “generación violenta” de adolescentes y jóvenes.

Por ello, agrega, uno de los principales retos del gobierno de Ángel Aguirre es devolver la tranquilidad a la sociedad guerrerense.

De 2005 a 2010, periodo que abarcó la administración de Torreblanca Galindo, se registraron 6 mil 398 homicidios dolosos en la entidad, de los cuales 2 mil 978 (46.5%) están vinculados con el crimen organizado, de acuerdo con estadísticas de la Secretaría de Seguridad Pública y Protección Civil.

El mismo reporte oficial señala que de enero a febrero de este año se registraron 295 homicidios dolosos, 41% de los cuales están ligados a la disputa del narco en Guerrero.

Turismo colapsado

Desde 2010, los síntomas del desplome de la actividad turística en este balneario eran inminentes ante la brutal disputa de la plaza entre bandas criminales, que ha exhibido la indolencia gubernamental y presuntos vínculos de autoridades civiles y fuerzas armadas con el narcotráfico.

En ese contexto, diversas organizaciones de hoteleros y prestadores de servicios turísticos instrumentaron en diciembre pasado una campaña denominada "Habla bien de Aca", con el propósito de revertir la imagen negativa que ha dejado la violencia.

Días después, durante la inauguración de la XXXVI edición del Tianguis Turístico, el pasado 25 de marzo, en una de las principales avenidas que convergen en la costera Miguel Alemán fueron ejecutadas cinco personas (cuatro policías viales), dos de ellas descuartizadas.

Al día siguiente, una balacera en plena avenida costera entre agentes de la Procuraduría General de la República y pistoleros provocó el cierre de la circulación de esa vía por más de dos horas.

El punto más álgido de la crisis en el sector turístico se registró durante la segunda semana de marzo, cuando la titular de la Secretaría de Turismo, Gloria Guevara, anunció el cambio de sede del Tianguis Turístico, que por 36 años tuvo su sede permanente en Acapulco.

Según la funcionaria federal, la nueva estrategia de que el tianguis sea itinerante, a partir del próximo año, tiene como objetivo atraer divisas y turistas a otros puntos del país.

En respuesta, autoridades municipales y empresarios del sector turístico del puerto anunciaron una campaña de movilizaciones y protestas para evitar el cambio de la sede del Tianguis, mismas que iniciaron este jueves, con una manifestación en la bahía de Santa Lucía.

Días antes, durante su mensaje en la Convención Nacional Bancaria, el presidente Felipe Calderón condicionó la permanencia del Tianguis Turístico: revertir la grave crisis de inseguridad y violencia que se vive en el puerto y depurar las corporaciones policiacas estatales y municipales.

"Sé que el día que se cumpla con esa tarea impostergable no sólo volverá el tianguis, que esperemos sea pronto, volverá algo más importante: la seguridad de Acapulco, y con ello el turismo masivo nacional e internacional. Con ello vendrán los Kennedy, los Rivera y los Weismuller del futuro, que son los que Acapulco necesita", expresó Calderón frente a banqueros y autoridades estatales y municipales.

Para esta temporada vacacional de Semana Santa, pese al contexto adverso en el plano internacional, la titular del sector turístico del ayuntamiento porteño, Erica Lurhs Cortés, anunció que se espera una afluencia de al menos 400 mil visitantes, la mayoría de ellos procedentes del centro del país, y una ocupación hotelera de 60%.

En tanto, autoridades estatales anunciaron la instrumentación de un operativo de seguridad en los principales destinos turísticos de la entidad, a fin de evitar hechos violentos durante los 15 días de asueto, que inician este fin de semana.

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