lunes, 25 de abril de 2011

Desigualdad tributaria

Desigualdad tributaria

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por Richard W. Rahn

Richard W. Rahn es Director del Center for Economic Growth y académico asociado al Cato Institute.

Acaba de terminar de preparar su declaración de impuestos sobre la renta, pero, ¿llegó a entender el código tributario? Si su respuesta es ‘sí’, usted no está consciente de lo que no sabe. El código tributario de EE.UU. ha llegado a ser tan extenso, complejo, contradictorio y carente de sentido común que nadie puede entenderlo completamente —incluyendo a los analistas tributarios y el personal del Servicio de Rentas Internas (IRS, por sus siglas en inglés). ¿Pueden personas honorables acosar, multar e incluso encarcelar a sus conciudadanos por una supuesta violación de leyes y reglamentos que ni siquiera ellos mismos comprenden en su totalidad? Pero eso es un tema para desarrollar en otro artículo.

Durante mucho tiempo los economistas expertos en temas fiscales han argumentando que el impuesto sobre la renta de EE.UU. causa una enorme —y en gran medida innecesaria— pérdida irrecuperable de eficiencia al sistema económico. Solo el costo y la carga de tiempo sobre empresas e individuos intentando cumplir con el sistema fiscal —sin nombrar a los más de 100.000 burócratas en el IRS que dicen estar administrándolo—resulta en el desperdicio de miles de millones de dólares. Esta pérdida de recursos reduce innecesariamente el crecimiento económico y la creación de puestos de trabajo. Una razón importante de por qué ésta obscenidad persiste es porque pocos legisladores y reguladores del IRS consideran seriamente las consecuencias de lo que han hecho y están haciendo, o simplemente no les importa.

Uno de los que sí piensa seriamente sobre los impuestos y otros asuntos financieros, incluyendo la moral del código tributario, es el estudioso y financista de capital de riesgo Kip Hagopian de California. Este señor publicó el más oportuno y provocativo artículo en la edición de abril-mayo de la revista Policy Review (una publicación del Instituto Hoover de la Universidad de Standford) titulado “La inequidad del impuesto progresivo sobre la renta”. EE.UU. ha tenido un impuesto progresivo sobre la renta (donde las tasas son más altas para los niveles más altos de ingresos) desde el inicio del impuesto sobre la renta en 1913. El impuesto progresivo sobre la renta es considerado justo por mucha gente. Pero, ¿realmente lo es? El Sr. Hagopian argumenta que si la gente realmente pensara sobre esta cuestión, muy probablemente llegarían a una conclusión diferente.

Los estudiosos de temas fiscales han estado debatiendo sobre los pros y contras de los sistemas fiscales durante siglos. A los impuestos sobre el consumo —lo que la gente saca de una economía— generalmente se los considera menos destructivos que los impuestos sobre el trabajo y el capital, los cuales son insumos de la economía. Como señala el Sr. Hagopian, hay básicamente cuatro sistemas de impuesto sobre la renta (ampliamente definidos) debatidos en la literatura fiscal:

  • Un impuesto per cápita, o impuesto “por cabeza”, el cual requeriría que cada persona pagara la cuota que le corresponde de los gastos del Estado.
  • Un impuesto proporcional o “uniforme”, que gravaría cada dólar de ingresos a una tasa única, por lo general con pocos o ningún crédito o exención.
  • Un impuesto degresivo, es decir, un impuesto proporcional sobre la renta por encima de cierto límite o exención. La exención hace que el sistema sea progresivo, pero usualmente mucho menos que un sistema de tasas graduadas.
  • Un impuesto progresivo, el cual grava los ingresos adicionales a tasas marginales más altas conforme aumenta la renta, resultando en un aumento de los impuestos como porcentaje de los ingresos a medida que el ingreso aumenta.

EE.UU. tiene uno de los sistemas fiscales más progresivos del mundo. El 1 por ciento con más rico de los contribuyentes paga el 38 por ciento de todos los impuestos sobre la renta a pesar de tener sólo 20 por ciento de los ingresos. El 10 por ciento más rico de los contribuyentes paga 70 por ciento del impuesto sobre la renta teniendo solamente el 46 por ciento de los ingresos. En el otro extremo, el 50 por ciento menos rico de los contribuyentes paga sólo 2,7 por ciento del impuesto sobre la renta teniendo 13 por ciento de los ingresos.

El impuesto sobre la renta se ha vuelto más progresivo durante los últimos 30 años, resultando en una situación en la que una minoría relativamente pequeña de contribuyentes paga la mayor parte de los impuestos, mientras que la mayoría pagan poco o ningún impuesto sobre la renta. Esto está causando una creciente desconexión entre los beneficios del Estado y lo que la mayoría de los ciudadanos está pagando. Un resultado de esto es una mayor polarización en el ámbito político, donde la mayoría de los ciudadanos cada vez exige más beneficios del Estado que pretenden que otros paguen.

Los suecos transitaron este mismo camino destructivo, pero dieron marcha atrás en las últimas dos décadas y de hecho transformaron su sistema tributario en uno mucho menos progresivo a pesar de que sus tasas tributarias, en todos los niveles, están por encima de la mayoría de las de EE.UU. El resultado ha ido moderando la demanda de la gente de nuevos servicios del Estado debido a que las personas de todos los niveles de ingresos se dan cuenta que serán ellos los que pagarán por esos servicios, y no una mítica persona “rica”. El efecto secundario de esto es que Suecia, como consecuencia de sus reformas fiscales, entre otras reformas, ahora tiene una de las tasas de crecimiento económico más altas del mundo.

El Sr. Hagopian ha analizado detenidamente los pros y contras de cada sistema de manera objetiva, y concluye: “Dado que no existe un sistema fiscal perfectamente equitativo, el objetivo debe ser diseñar el sistema que sea menos inequitativo”. El concluye que el sistema degresivo es el menos desigual. No es posible resumir los argumentos del Sr. Hagopian a favor y en contra de cada sistema de impuestos en una columna de opinión, por lo que no voy a intentar lo imposible. Pero para aquellos que piensan que un sistema progresivo es equitativo, por favor expliquen la equidad en cobrarle un impuesto a una persona a una tasa más alta sobre cada hora extra que él o ella trabaja para mejorar la vida de su familia, mientras que gravan con una tasa menor a una persona menos responsable y menos productiva.

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