Estados Unidos impactó ayer negativamente a los mercados
Standard & Poor’s bajó ayer la calificación crediticia de deuda a EU, lo que pegó a la mayoría de las bolsas, incluida la mexicana
Fernando Franco
Durante las primeras horas de ayer, la agencia financiera argumentó que el déficit presupuestario que la economía norteamericana carga en sus hombros pone en riesgo las bondades de su política de desarrollo. A lo anterior, el Tesoro estadunidense respondió que S&P subestima su capacidad para hacer frente a la deuda nacional.
El déficit americano creció a 11 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 2009, lo cual se compara de forma desfavorable con el promedio de dos a cinco por ciento de los seis años anteriores.
Cabe destacar, sin embargo, que S&P confirmó el nivel de inversión más alto con la nota de largo plazo “AAA”, dado que Estados Unidos, dijo, es una economía con altos ingresos, diversa y flexible, además de que genera crecimiento sin desatender la inflación.
A la noticia de la calificadora, se sumó el hecho de que China, por cuarta vez en el año, aumentó los requerimientos de reservas a los bancos, lo cual confirma la política de endurecimiento monetario del país asiático.
Como era de esperarse, los mercados financieros de todo el mundo reaccionaron rápidamente a las dos noticias. En el mercado de la Gran Manzana, el promedio industrial Dow Jones descendió 1.14 por ciento, tras ubicarse en 12 mil 201.59 puntos. El índice tecnológico Nasdaq finalizó en las dos mil 735.38 unidades, tras perder 1.06 por ciento.
El índice líder de la Bolsa Mexicana de Valores, el IPC, concluyó con la peor baja en ocho meses. Ayer retrocedió 1.77 por ciento, con lo cual hiló su tercera sesión en número rojos.
El IPC cerró en 36 mil 332 unidades, nivel que le generó la peor caída desde agosto de 2010.
En el cono sur del continente americano, el Bovespa, el indicador de referencia de la Bolsa de Sao Paulo, cedió 1.90 por ciento, mientras que en Argentina, el Merval, índice líder de la bolsa, retrocedió 2.37 por ciento. El mercado accionario de Chile descendió 0.56 por ciento y el de Perú bajó más de dos por ciento.
La ola roja se extendió hasta Europa. El FTSE 100 de Londres perdió 2.10 por ciento, en París el CAC-40 retrocedió 2.35 por ciento, el DAX en Fráncfort cayó 2.11 por ciento y en Madrid, el Ibex- 35 se precipitó 2.02 por ciento.
A decir de algunos especialistas, la contracción que registraron las plazas bursátiles quedó lejos de lo estimado en las primeras horas de ayer. Lo anterior, dicen, refleja cierta confianza en el gobierno de Barack Obama para resolver la situación.
¿Y las monedas?
El mercado cambiario no dejo de reaccionar. El peso mexicano cayó 0.62 por ciento, a 11.7465 unidades por dólar. En tanto, el real de Brasil se depreció 0.76 por ciento y el peso chileno 0.97 por ciento.
De acuerdo con el analista de DerFin, Rubén Domínguez, el cambio en la perspectiva de la deuda crediticia de Estados Unidos puede generar un mayor flujo de capitales hacia países emergentes.
“La situación puede generar incertidumbre en el mercado y acentuar el flujo de capitales hacia naciones emergentes como México.”
La industria de los metales no salió avante del efecto dominó. El cobre cayó por sexta sesión consecutiva.
El metal para entrega a tres meses en la Bolsa de Metales de Londres descendió a 9.207 dólares por tonelada, su menor nivel desde el 17 de marzo.
Estados Unidos, como referencia, es el segundo mayor consumidor de cobre. Representa 13 por ciento de la demanda refinada global. El aluminio cedió 0.59 por ciento, el zinc 3.13 por ciento y el plomo casi cinco por ciento.
En cambio, el oro extendió su tendencia alcista hacia los mil 500 dólares, en una sesión volátil, en la que la reducción de Standard & Poor’s a un panorama negativo de Estados Unidos motivó compras de refugio.
El contrato del oro para entrega en junio, que escaló a un récord intradía de mil 498.60 dólares, estableció un cierre sin precedentes de mil 492.90 dólares, con una ganancia de 6.90 dólares o un 0.5 por ciento.
Multiva Grupo Financiero comentó que es cuestión de tiempo para que el Congreso estadunidense llegue a un acuerdo y tome una decisión sobre el abultado déficit fiscal.
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