lunes, 18 de abril de 2011

Los zapatos vacíos

R I C A R D O A L E M á N
Itinerario político
Los zapatos vacíos

Como en pocas tragedias de la clase política mexicana, la prematura partida del "preferido" de Felipe Calderón, de Juan Camilo Mouriño, parece estar cerca de confirmar que se trató de una doble tragedia; humana y de un servidor público, pero también una tragedia electoral. ¿Por qué?

Porque el tiempo y la crisis de candidaturas presidenciales en el PAN, ratifican que la muerte del Secretario de Gobernación y más confiable colaborador presidencial, también significó la partida del que, sin duda, hoy habría significado la salvación del PAN.

¿Por qué la salvación del PAN?

Porque en la hipótesis de que no se hubiese producido la tragedia que llevó a la muerte a Juan Camilo Mouriño, seguramente hoy la competencia presidencial sería muy distinta a la actual, y probablemente se habría focalizado en cuatro políticos de alto nivel de competitividad. ¿De qué y de quién hablamos?

Nos referimos a que de estar vivo, seguramente Mouriño estaría en plena disputa por la sucesión presidencial, acaso en el papel de Gobernador de Campeche, junto con Peña Nieto, del PRI; además de Marcelo Ebrard y AMLO, los dos por el PRD.

Y en la misma hipótesis de un Mouriño metido en la contienda sucesoria, es probable que el más aventajado en las encuestas de hoy, el mexiquense Peña Nieto, no lo sería tanto, porque también es probable que el panista Juan Camilo sería el puntero azul. También cabe la hipótesis de que el centro de los ataques de la fanaticada tabasqueña, no hubiese sido Peña, sino Mouriño.

Pero igualmente, en la misma hipótesis, la lucha sucesoria para 2012 es probable que a estas alturas estaría definida entre tres políticos de imagen joven, moderna, lejos del populismo tabasqueño trasnochado y los punteros pudieran ser, en el mismo escenario, Ebrard, Mouriño y Peña, citados en orden alfabético. Y en el mismo ejercicio de imaginación, seguramente poco tendrían que hacer en la contienda presidencial el montón de bultos azules que hoy hacen de todo, especialmente hacen el ridículo, por la nominación del PAN.

Y claro, probablemente no habríamos visto la promiscuidad político electoral del PAN y PRD.

Vale el ejercicio, y viene a cuento la hipótesis de imaginación, porque ante la crisis de cuadros y candidatos presidenciales que enfrenta el PAN, es mas notoria no solo la ausencia de un liderazgo como el que intentó y empezó a construir Felipe Calderón en la figura de Juan Camilo Mouriño, ya que era el destinado a ser el aspirante a la sucesión presidencial, sino que ninguno de los llevados a ocupar los zapatos de Mouriño al gabinete, pudo con el paquete.

Es decir, que la tragedia que le costó la vida a Mouriño se puede traducir en una doble tragedia; la que lleve al PAN a la derrota presidencial en 2012. Y es que a querer no, le guste o no a los azules, lo acepten o traten de negarlo, lo cierto es que la caballada más flaca de los tres grandes partidos políticos o grupos que emprenderán la sucesión presidencial, es la del Partido Acción Nacional. Salvo excepciones, en realidad la del PAN es una caballada de pena ajena. ¿Por qué?

Porque sea por currículum, experiencia, capacidad de Gobierno, carisma, aceptación popular, trayectoria, militancia... por lo que gusten y manden los apaches azules, lo cierto es que ninguno de los que hoy muestran la cara como aspirantes presidenciales, tienen posibilidad alguna para enfrentar a Peña Nieto, por el lado del PRI y sus aliados, y a AMLO y/o Marcelo Ebrard, en el bando de las llamadas izquierdas.

Y los candidatos azules son tan chiquitos, primitivos, elementales que, como ocurrió hace horas con Alonso Lujambio, el Secretario de Educación, quien llama a debatir a Peña Nieto, "para saber de qué tamaño está hecho", cometen errores de párvulos como retar a gritos al puntero, en espera de que la atención del más aventajado les regale o les transfiera un mendrugo de atención.

En pocas palabras, que aquellos candidatos del PAN que quieren alcanzar imagen, atención y popularidad, recurren a niñerías políticas, cual párvulos políticos, una vez que por sí mismos, a partir de su trabajo, su capacidad, sus resultados, sus habilidades, inteligencia, imaginación... no pudieron crecer, posicionarse en las encuestas, sobresalir en el imaginario colectivo.

Al final, queda claro que los zapatos de Juan Camilo Mouriño están vacíos; que no los pudo llenar ninguno de los muchos que Felipe Calderón puso a prueba y que, por lo mismo, podemos decir que también en la selección de su sucesor, se equivocó el segundo Presidente panista. Al tiempo.

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