domingo, 17 de abril de 2011

Todo está en la cabeza

Todo está en la cabeza

Sandra Witelson ha dedicado gran parte de su carrera al estudio de la relación entre la estructura y la función del cerebro y las diferencias en éstas en los hombres y las mujeres.

La doctora Witelson, neurocientífica de la Facultad de Medicina Michael G. DeGroote de la Universidad McMaster en Hamilton, provincia canadiense de Ontario, ha hecho acopio de una enorme colección de cerebros para la investigación y es conocida por estudiar el cerebro de Albert Einstein.

La doctora Witelson conversó con Rebecca Blumenstein, de The Wall Street Journal, sobre cómo las diferencias en el cerebro pueden afectar la capacidad, la conducta, el pensamiento y las aspiraciones de hombres y mujeres, y cómo podrían vincularse a sus carreras.

A continuación algunos fragmentos editados de la conversación.

Una ventaja lingüística

Blumenstein: Usted ha encontrado diferencias significativas entre los cerebros de hombres y mujeres. ¿Podría explicar en qué consisten?

[Witelson] Genesis Photos para The Wall Street Journal

La doctora Sandra Witelson es conocida por haber estudiado el cerebro de Albert Einstein.

Witelson: La primera que informé (en un estudio de 1976) era que cuando un muchacho está haciendo cosas relevantes para la lectura, está usando una parte de su cerebro. Usa la otra parte para destrezas no vinculadas a la lectura. En una niña, hay una participación mucho más bilateral en estas habilidades. Por ello, en el caso de una persona normal de seis años, el cerebro se organiza para hacer la misma tarea, pero de una manera muy diferente.

Blumenstein: ¿Podría ahondar un poco en las diferencias innatas? Cuando hablamos anteriormente, usted había dicho que según un hallazgo, hay 12% más de neuronas en el cerebro femenino.

Witelson: Quizá algunos sepan que hay una estructura llamada el cuerpo calloso. Es la gran autopista entre los hemisferios izquierdo y derecho. Lo que pudimos demostrar es que hay una parte del cuerpo calloso que es mayor en las mujeres en la parte posterior del cerebro, la región donde se ubica la representación lingüística. Esta puede ser la parte que da una ventaja al habla temprana, a una mejor capacidad de aprendizaje fonético, a la fluidez verbal en las mujeres. En otro estudio, descubrimos que en la región del lenguaje, había más neuronas en las mujeres que en los hombres.

Otros laboratorios han demostrado que los lóbulos frontales de los niños, que son importantes para el juicio y la planificación de nuestra conducta, maduran a un ritmo más lento que los lóbulos frontales de las niñas. En consecuencia, hay una mayor toma de riesgos y más conductas que muestran juicio deficiente en los hombres que en las mujeres durante la adolescencia.

Otro ejemplo es la respuesta al estrés. En los animales, se ha demostrado que en situaciones de tensión aguda, el cerebro masculino, en el hipocampo, que está en el medio del cerebro y es crucial para el nuevo aprendizaje y la memoria, produce más sinapsis y dendritas, que facilitan el aprendizaje. En contraste, hay una disminución en la cantidad de emisiones de estas interconexiones entre neuronas en una mujer durante períodos de tensión aguda. Resulta que el cerebro femenino responde biológicamente de manera más adaptable al estrés crónico que (el cerebro) masculino.

Hay otra parte del cerebro, la amígdala cerebral, que se vuelve activa si hay una respuesta negativa a estímulos que suscitan emociones. La amígdala está conectada fisiológicamente a diferentes partes del cerebro en cada sexo, y creo que esto tiene grandes implicancias para nuestra conducta.

En los hombres, la amígdala cerebral se comunica muy fuertemente a partes motrices del cerebro, lo cual significa que la conducta se dirige al medio externo. Y en las mujeres, la amígdala está conectada muy fuertemente al hipotálamo, que cuida de nuestro entorno interno: nuestra respiración, los latidos del corazón, etc.

¿Innato o adquirido?

Blumenstein: Hace unos años, Larry Summers desató un gran alboroto cuando dijo que las diferencias innatas entre hombres y mujeres podrían ser una de las razones por las cuales una menor cantidad de mujeres triunfa en carreras científicas y matemáticas. Pero usted diría que necesitamos reconocer estas diferencias.

Witelson: Sí, diría eso. A nadie le molesta que haya una diferencia innata en la capacidad pulmonar entre diferentes grupos de personas. Nadie parece contrariado cuando hay diferentes destrezas motrices y atléticas. Pero cuando se trata de nuestro órgano más respetado, es decir el cerebro, a la gente no le agrada pensar que hay algo innato, inmutable. Pero el cerebro es un órgano del cuerpo como cualquier otro. De modo que pensar que no ninguna diferencia innata es una suposición incorrecta.

Lo que es muy importante es tratar de ver el cuadro completo de porqué hay una distribución diferenciada entre mujeres y hombres de fuerza laboral en muchos ámbitos. No se trata solo de comprender las organizaciones y la cultura y de lidiar con el entorno social, el medio externo, sino que es esencial para tratar de comprender de dónde vienen algunas de las diferencias que todos conocen y ven. Es importante celebrar estas diferencias y que la gente con autoridad, sean hombres o mujeres, comprendan que, en promedio, las mujeres pueden aportar diferentes estilos de pensar, diferentes enfoques, diferentes conjuntos de destrezas a su trabajo y deberían ser contratadas por esas razones y no para llenar cuotas.

La otra ventaja sería que las mujeres comprendan quiénes son.

Hay un trabajo muy informativo de algunos psicólogos que estudiaron a miles de jóvenes que estuvieron en el 1% de los puntajes más altos del SAT (un examen estandarizado que se usa en EE.UU. para ingresar a la universidad). Había muchos más varones, pero aun así había muchas mujeres. Estos niños fueron seguidos 20, 30 años después. Había menos físicos entre las mujeres. Había menos matemáticos. Había más administradoras entre las mujeres. Pero creo que lo más revelador fue que cuando se les pidió que hablaran de lo que es importante en sus vidas, cuáles son sus prioridades, había diferencias enormes.

En el caso de las mujeres, están estadísticamente más interesadas en tener relaciones estrechas con sus padres, tener una carrera de tiempo parcial, vivir cerca de los padres y parientes, punto. Los hombres, por otra parte, dijeron con más frecuencia que querían tener una carrera de tiempo completo y querían inventar o crear algo.

Lo que quiero decir es que la clase de aspiraciones que los hombres y las mujeres puedan tener pueden estar muy vinculadas a algunos de los impulsos y necesidades biológicas que hemos heredado como homo sapiens durante el desarrollo de nuestra especie.

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