jueves, 14 de abril de 2011

Utah reconoce que las monedas de oro son dinero

Utah reconoce que las monedas de oro son dinero

Por Clifford F. Thies

Mises.org

El estado de Utah ha aprobado recientemente una ley por la que las monedas de oro emitidas por la Casa de la Moneda de EEUU se consideran dinero y, por tanto, no están sujetas a impuestos de ganancias de capital. La ley no se aplica a las monedas extranjeras, como los krugerrands sudafricanos, con mucho la moneda en metal precioso más popular del mundo. Tampoco es aplicable la ley a monedas acuñadas privadamente, como el llamado dólar de Ron Paul. Las ganancias de capital sobre monedas emitidas en EEUU seguirían estando sujetas a los impuestos federales.

Un propósito declarado de la ley es permitir a la gente evitar el pago de impuestos sobre aquellas ganancias de capital que se deban meramente a la inflación. Digamos que el tipo de inflación sube alrededor de un 2% a alrededor de un 6%. (Por cierto, esto ya ha ocurrido). En este caso, una ganancia de capital del 6% en un activo que se haya mantenido un año no representaría ningún aumento en el poder adquisitivo. Dicha ganancia de capital es meramente nominal. Solo compensa al tenedor del activo por la pérdida de poder adquisitivo del dólar causada por la inflación. Pero los impuestos que pueden deberse a la ilusoria ganancia de capital son muy reales.

La ley de Utah protege, de una forma muy particular, a los tenedores de monedas emitidas por la Casa de la Moneda de EEUU. Pero el problema es general. ¿Por qué debería el estado de Utah favorecer a los tenedores de ciertas monedas sobre los tenedores de cualquier otra forma de propiedad? En realidad, de las muchas formas de propiedad a proteger de la inflación, ¿por qué debería el estado de Utah favorecer las monedas emitidas por una agencia del gobierno federal, que es el mismo generador de esa inflación?

Tal vez la razón sea porque la Constitución de EEUU (que se guarda en los Archivos Nacionales en caso de que cualquier atenga curiosidad por lo que dice) da al Congreso el poder de acuñar moneda y regular su valor. Por tanto podría decirse que el Congreso de EEUU, al autorizar la acuñación de monedas hechas de oro e inscribir el valor “20$” ha regulado el valor de estas monedas, independientemente de su valor real de mercado.

Pero si, simplemente para divertirnos, consideramos detenidamente lo que dice la Constitución, dice que se prohíbe a los estados hacer moneda de curso legal otra cosa que no sea oro o plata. Puede que yo sea algo ingenuo acerca de de esto, pero me parece que esto implica que los estados pueden hacer que el oro la plata sean dinero de curso legal. El esquema es, por tanto, uno que implica al Congreso acuñando moneda y regulando el valor de las monedas (ya sea de su acuñación, una acuñación de un gobierno extranjero o potencialmente una acuñación privada) y este esquema tiene a los estado aplicando deudas que reconocen solo al oro y la plata como dinero de curso legal.

Pero la historia del dinero no se acaba con una lectura de la Constitución. Tenemos que considerar cómo ha “interpretado” el Tribunal Supremo este venerable documento. En una serie de sentencias, el Tribunal ha decidido que el poder de “acuñar moneda” incluye el poder de emitir papel moneda sin respaldo. El tribunal ha dicho que el Congreso tiene este poder porque es un poder ejercido por otras naciones y no prohibido al Congreso, a pesar de la Novena y Décima Enmiendas que, si se leen literalmente, dicen que el gobierno federal esta restringido a sus poderes innumerados. Por supuesto, añado la parte del “a pesar de” porque esas enmiendas están tan murtas que el tribunal Supremo no se preocupa de excusar obedecerlas.

El Tribunal Supremo ha decidido además que el Congreso tiene el poder de regular o directamente prohibir cualquier otra forma de moneda. En otras palabras, el poder de acuñar moneda se interpreta como un otorgamiento exclusivo de poder, quitándoselo por tanto a los estados y el pueblo. Así que durante la década de 1930 el Congreso nos prohibió denominar las deudas en oro o en una moneda extranjera y nos prohibió utilizar cualquier forma de indexación.

De hecho durante la década de 1930 el Congreso hizo del oro una sustancia controlada y nos prohibió poseerlo salvo bajo ciertas condiciones. Luego empezó a hacer de otras cosas sustancias controladas, como la marihuana en 1937. Antes de la década de 1930, la única sustancia que el Congreso trató de prohibirnos poseer fue el alcohol, y eso requirió una enmienda constitucional.

Avanzamos hasta la década de 1970, cuando un ya fallecido senador de Carolina del Norte llamado Jesse Helms y un joven congresista recién llegado de Texas llamado Ron Paul persuadieron al Congreso para levantar las prohibiciones de indexación y de propiedad de oro y, además, de autorizar a la Casa de la Moneda de EEUU para emitir monedas de oro de curso legal, aunque a un valor nominal. Así que las monedas que el estado de Utah está reconociendo como dinero con los verdaderos dólares de Ron Paul.

Hablando del dólar de Ron Paul, tal vez debería comentar el recientemente terminado juicio respecto del autodeclarado “arquitecto” del dólar de Ron Paul de plata emitido privadamente (junto con otras monedas de señal y certificados de depósito para lo mismo).

La persona ha sido considerada culpable de fraude y de emitir falsificaciones de acuñaciones de EEUU. Aunque algunos hechos, como que la forma del dólar de Ron Paul fuera en general la misma que la de las monedas de EEUU (es decir, redonda), apunten en dirección a la falsificación, un hecho básico parece haber sido mal resuelto por el jurado: no puede haber un propósito criminal en emitir monedas en metales preciosos como imitaciones de la basura que constituye la acuñación de EEUU.

Miren las pequeñas piezas de basura que constituyen la acuñación de EEUU. Aparte del penique, son principalmente piezas de cinc pulido para que parezca plata (siendo el penique una pieza de cinc cubierto electrónicamente con cobre). No puede haber un propósito criminal de hacer pasar monedas de plata real como monedas de cinc pulidas para que parezcan plata.

Con respecto a la condena por fraude, si se hubiera absuelto al hombre (y confirmado la legalidad de emitir monedas acuñadas privadamente), entonces hubieran entrado nuevas empresas en el negocio. Así que si el dólar de Ron Paul se vendiera a con un margen exorbitante, las nuevas empresas lo habrían rebajado a un nivel competitivo. Pero como el riesgo de entrar en este negocio es ir a la cárcel, no puede contarse con competencia para que haga esta labor de regular los márgenes de beneficio.

Lo que me hace volver a la referencia de la nueva ley de Utah a las monedas de oro de la Casa de la Moneda de EEUU. ¿Está la Casa de la Moneda de EEUU falsificando cuando emite monedas en metales preciosos que tienen el aspecto y sensación de la acuñación de Estados Unidos? Bueno, no, porque “falsificación” solo se aplica a una entidad legal imitando ilegalmente algo que pertenece a otra entidad legal. No importa lo que digan los gestores de marca de Coca Cola, la Coca Cola Zero puede imitar el sabor de la Coca Cola. Así que parecería que el estado de Utah tiene una base sólida al reconocer las monedas de metales preciosos emitidas por la Casa de la Moneda de EEUU como dinero.

¿Pero qué pasa si se pone de moda esta ley en el estado de Utah? ¿Qué pasaría si la gante empezara a poner precio normalmente a bienes y servicios basándose en que 20$ equivalen a una onza de oro (como pasaba en el dólar de Ron Paul original) y, al hacerlo, se liberan del normalmente invisible impuesto llamado inflación? ¿Cuánto tardaría el Congreso en actuar para impedir el hecho de admitir que el emperador no lleva traje?

Clifford F. Thies es el titular de la Cátedra Eldon R. Lindsay de Libre Empresa en la Universidad de Shenandoah en Winchester, Virginia.

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