martes, 7 de junio de 2011

El Aristóteles Onassis del siglo XXI

El Aristóteles Onassis del siglo XXI

 GUY CHAZAN Una demanda de las autoridades estadounidenses por supuesta manipulación de precios del petróleo en 2008 ha puesto en el centro de atención a un magnate naviero cuyas apuestas riesgosas, inversiones astutas y estilo sagaz lo han transformado en el hombre más rico de Noruega.
John Fredriksen es propietario de las compañías intermediarias que son el foco de una demanda civil presentada hace poco por la Comisión de Negociación de Futuros de Commodities (CFTC, por sus siglas en inglés). El caso ha supuesto un nuevo análisis de la actuación de un hombre de negocios con una reputación poco convencional, intereses empresariales que van desde plataformas petroleras hasta criaderos de peces y que tiene una fortuna neta calculada en US$10.200 millones. El diario Sunday Times lo colocó en el séptimo lugar en la lista de los residentes del Reino Unido más ricos.
Agence France-Presse/Getty Images
John Fredriksen. 

La CFTC demandó a dos operadores y a las compañías para las que trabajan: Arcadia Energy SA (de Suiza) y su filial Parnon Energy Inc., argumentando que en 2008 acumularon y vendieron una cantidad sustancial de crudo para "manipular los precios de los contratos futuros". Las compañías son controladas por Farahead Holdings, perteneciente a Fredriksen y con sede en Chipre.
Fredriksen declinó una solicitud para hacer comentarios. En una entrevista con el diario noruego Dagens Næringsliv, desechó las acusaciones diciendo que "es lo que ocurre en el mercado del petróleo". En una declaración, Arcadia dijo que la demanda de la CFTC no tenía méritos y que confiaba en que no había violado ninguna ley.
Hijo de un soldador de un astillero, Fredriksen nació en un suburbio de clase trabajadora de Oslo en 1944. Comenzó como intermediario en negocios navieros, llevando cargas de pescado de Islandia hacia Hamburgo, Alemania. A fines de los años 60, se mudó a Beirut, a donde enviaba petróleo crudo proveniente de Arabia Saudita e Irak, y desde donde despachaba productos refinados. En 1973, compró su primer barco.
En la década de los 80, fue uno de los pocos exportadores de petróleo iraní durante la guerra entre Irán e Irak. Condujo buques a través del Golfo Pérsico desde la isla de Kharg, un terminal petrolero frecuentemente bombardeado por la fuerza aérea de Saddam Hussein. Sus buques fueron impactados tres veces por los misiles iraquíes.
Este controvertido negocio le trajo fama en los círculos navieros noruegos. Su mesa habitual en el Theatercafeen, un prestigioso restaurante en Oslo, recibió el apodo de "Isla Kharg".
Su actitud hacia su país se endureció en 1986 cuando las autoridades noruegas lo acusaron de fraude, alegando que sus buques habían utilizado cargas de sus clientes como combustible. La policía allanó sus oficinas en Oslo y él se entregó unos pocos días después. Las principales acusaciones fueron retiradas y al final pagó una multa por una acusación menor.
Diez años después, volvió a acaparar los titulares cuando uno de sus buques cisterna, el Sea Empress, sufrió una avería frente a las costas de Gales y derramó 70.000 toneladas de petróleo. Posteriormente, le dijo a un periodista que en ese momento consideró abandonar el negocio del transporte de crudo.
Pero siguió adelante. Ese mismo año compró Frontline, una empresa naviera sueca a la que gradualmente convirtió en un gigante a través de una serie de adquisiciones audaces. En 1996, era propietario de siete buques cisterna. Hoy, Frontline es la empresa independiente de buques petroleros más grande del mundo, con 81 embarcaciones.
Un secreto de su éxito fue una inversión temprana en buques de doble casco, considerados más seguros que los más convencionales porque tienen espacio extra entre el casco y el lugar de almacenamiento. Luego de grandes derrames de petróleo como el del Exxon Valdez en 1989, las compañías petroleras gradualmente dejaron de utilizar buques de un solo casco. Fredricksen acertó al premio mayor.
Gradualmente expandió su imperio, amasando flotas de "carga seca" que transportan commodities como carbón, acero y granos, así como gas natural licuado.
Su empresa Seadrill Ltd. ha acumulado una flota gigantesca de plataformas marinas modernas capaces de perforar en las aguas más profundas del mundo. La excelente rentabilidad de sus negocios lo situó pronto en la misma esfera de Aristóteles Onassis.
En 2006, Fredriksen obtuvo la ciudadanía chipriota, luego de quejarse de los altos impuestos noruegos. En la actualidad, pasa mucho tiempo en Londres. Compró una casa allí en 2002 por 36 millones de libras (US$59,2 millones) uno de los precios más altos que se ha pagado por una residencia en esa ciudad.
El mundo ha cambiado desde el auge de 2008 y lo mismo ha pasado con la perspectiva de sus compañías. El alza de las tarifas de carga llevó a que las empresas navieras encargaran más embarcaciones, que ahora están saliendo de los astilleros. Eso ha causado un exceso de buques en el mercado y un descenso del costo del transporte de carga.
Frontline dijo la última semana de mayo que las ganancias del primer trimestre cayeron 81% con respecto a un año antes debido a la desaceleración de la demanda de buques cisterna.

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