jueves, 9 de junio de 2011

José de Gregorio debería ser .....

José de Gregorio debería ser el próximo director del FMI

 KEITH BOYFIELD  BRIAN STURGESSLas apuestas favorecen a Christine Lagarde para convertirse en la próxima titular del Fondo Monetario Internacional. Esto pone a la ministra de Finanzas de Francia por encima del ex ministro de Finanzas sudafricano Trevor Manuel, y del gobernador del banco central de México, Agustín Carstens. Aunque cada uno de los contrincantes tiene méritos personales, y mientras la elegante señora Lagarde ciertamente ejerce una fuerza de arrastre sobre los hombres anglosajones de cierta edad, hay un candidato de fuerte potencial que hasta el momento ha sido pasado por alto: el gobernador del Banco Central de Chile, José de Gregorio Rebeco.
Con razón: desde que se creó el FMI en 1944, el principal puesto siempre recayó en un europeo. China y otros países en desarrollo argumentan que es momento para un cambio, especialmente debido a que el tsunami financiero del 2008 estuvo centrado principalmente en cada lado del Atlántico. Pero los europeos están resistiendo el ceder su manejo de la institución, mientras que los estadounidenses permanecen en silencio.
Bloomberg News
Jose de Gregorio

Lagarde ha reconocido que los países en desarrollo han estado subrepresentados en los niveles más altos del FMI y dijo que le gustaría "remediar la situación". "Necesitamos una apropiada representación de personal de alto nivel basada en el mérito con varias nacionalidades y contextos académicos" , destacó el mes pasado.
Pero elegir el próximo jefe del FMI no puede ser solo una cuestión de dar paso a la diversidad. La organización, una vasta burocracia a cargo de miles de millones de dólares, necesita ser liderada por un economista experimentado y talentoso. Aunque los principales candidatos tienen currículos distinguidos, también tienen inconvenientes.
Lagarde, pese a todas sus fortalezas, no es economista. Ganó su estatura política como una abogada especializada en leyes antimonopolio y laborales, y ascendió hasta presidir Baker & McKenzie en Estados Unidos. Lagarde también es francesa, lo que podría demostrar ser más que una ventaja, ya que sus compatriotas han liderado el FMI por 35 años, acumulados, desde que se creó.
Trevor Manuel de Sudáfrica tampoco es un economista. Es ingeniero civil por formación, y luego estudió leyes durante sus innumerables temporadas detenido bajo el régimen del Apartheid en Sudáfrica. Desde entonces, Manuel ha ganado la admiración de los expertos y muchos premios internacionales por su liderazgo y servicio público, pero su gestión como ministro de Finanzas desde 1996 al 2009 hizo poco por remediar el desempleo estructural del país.
El mexicano Agustín Carstens al menos es economista, y logró su grado, doctorado y profesorado en la Universidad de Chicago, una institución famosa por sus enseñanzas monetarias. Pero México habitualmente es percibido como muy cercano a Estados Unidos. Nombrar a un mexicano, aunque muy distinguido, alarmaría a muchas de los países miembros del FMI, ávidos por hacer valer la independencia de la organización de su patrocinador estadounidense. La historia de México de recurrentes crisis financieras también perjudicaría la capacidad de Carstens para adoptar un alto nivel moral cuando tenga que establecer estrictas reglamentaciones de restricción fiscal.
Todo lo cual nos deja al chileno de Gregorio, quien originalmente se capacitó como ingeniero pero obtuvo un doctorado en economía en el Instituto de Tecnología de Massachusetts. Realizó publicaciones sobre políticas de estabilización, regímenes de tipo de cambio y crecimiento económico. Se desempeñó como profesor en varias instituciones líderes, incluida la Universidad de California en Los Angeles, y trabajó en el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y la Organización de Naciones Unidas. Por cuatro años fue economista del FMI en misiones en Guyana, España e Italia.
De Gregorio ha encabezado el Banco Central de Chile desde el 2007, y ha sido miembro de su directorio desde el 2001. En el 2008, la revista Banker lo nombró como el "Mejor banquero central de América Latina". Bajo su mandato, Chile fue invitado a unirse a la Organización para la Cooperación y Desarrollo económicos en el 2010, un galardón previsible debido al impresionante desempeño de Chile en los últimos años. El crecimiento del PIB de Chile se ubica en el 5%, después que el país sufriera uno de los peores sismos de la historia el año pasado; ha mantenido un estrecho control sobre la inflación; y su economía orientada al mercado ostenta una serie de acuerdos de comercio bilaterales y regionales. Además, las fuertes instituciones financieras de Chile y una saludable administración económica le han valido la calificación más alta para la deuda soberana de América del Sur.
Debido a su destacada experiencia, su inglés fluido, y su conocida opinión acerca de que el primer puesto en el FMI debería ser otorgado por méritos y no políticamente, es desconcertante que de Gregorio no haya atraído más atención. ¿Realmente tiene sentido nombrar a otro europeo, particularmente otro político francés comprometido con la atribulada zona del euro, cuando tantos estados miembros de la UE está luchando por lidiar con la disciplina fiscal requerida para mantener al euro como su moneda? El nuevo titular del FMI necesitará ser un negociador duro, preparado para hacerle frente a los políticos europeos que están acostumbrados a hacer lo que quieren. Seguramente, es tiempo para sangre nueva en el FMI y de Gregorio puede proporcionarla.

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