lunes, 6 de junio de 2011

Pobre Nicaragua

Pobre Nicaragua

Por Emilio J. Cárdenas
 
Nicaragua, hoy en manos del “sandinista” Daniel Ortega, esto es del marxismo, tendrá sus próximas elecciones presidenciales el domingo 6 de noviembre de 2011. Mientras tanto vive, sumisa, en la órbita de Fidel Castro y Hugo Chávez. Recibiendo constantemente los favores del venezolano a través de “Albanisa”, empresa en la que participa la familia de Daniel Ortega y tiene tanto el monopolio de las importaciones de combustibles a Nicaragua (esto es del crudo venezolano) como el de la exportación de todos los alimentos nicaragüenses que se venden a Venezuela, a cambio naturalmente de lealtades políticas.
Cuando faltan aún seis meses para ese acontecimiento electoral, las encuestas sugieren que el presidente Daniel Ortega, del “Frente Sandinista”, lidera las intenciones de voto con el histórico 38% de las preferencias, caudal que ha sido el típico de esa agrupación a lo largo de los últimos años.
 
Le sigue, con el 28%, el empresario Fabio Gadea Mantilla, dedicado a recorrer insistentemente su país, en campaña activa, perteneciente al Partido Liberal Independiente. Esta es la verdadera oposición, y la única.
 
Detrás de él, Arnoldo Alemán, el socio político oculto de Ortega y consuegro de Gadea Mantilla, enarbolando la difusa bandera del Partido Liberal Constitucionalista, quien en rigor está empeñado en mantener a la oposición dividida de manera de asegurar el triunfo del “sandinismo”. Lamentable, pero ese es el juego, pese a las cortinas de humo. Desde hace rato.
 
Estas cifras muestran el último mes a un Daniel Ortega estancado (creció sólo dos puntos); a un Fabio Gadea Mantilla en ascenso (su caudal aumentó un sólido once por ciento); y a un Arnoldo Alemán en descenso (perdió nueve puntos). Otras agrupaciones políticas menores tienen, entre todas, un 4% adicional de intención de voto. Nada, entonces.
 
Ortega basa su estrategia política en dos grandes “pilares” de campaña: la demagogia y la siembra del miedo. Primero, en la distribución populista del llamado “Bono Solidario”, que aporta cincuenta dólares mensuales de subsidio a aquellas personas de menores ingresos. Segundo, aprendiendo del Manual Básico del peronismo, a través de sembrar la idea intimidatoria que tan sólo él es capaz de librar al país de la parálisis que sus seguidores generarían si los sandinistas no estuvieron en el gobierno, a través de huelgas devastadoras, manifestaciones violentas, y protestas generalizadas.
 
Diabólico, pero funciona. Muchos argentinos creen que sólo el peronismo puede gobernar, porque sólo él es capaz de “manejar” a los sindicatos, que de otra manera sembrarían el caos para intentar regresar al poder y seguir “ordeñando” al país. Una leyenda que funciona y que exige que se mantenga a las calles hirviendo, de manera de generar un intimidante recordatorio constantemente.
 
Con todos los resortes del poder dedicados descaradamente a tratar de enquistarse para siempre en él (para lo que se ha violado la doble prohibición constitucional de ser re-elegido) Ortega y su ambiciosa esposa y secretaria de comunicación, la encargada directa de manipular a la opinión pública, Rosario Murillo, no serán adversarios fáciles de derrotar. Para nada.
Pese a esto, Gadea no oculta su optimismo por las tendencias apuntadas, que lo favorecen. Y sigue recorriendo el país, incasablemente. No hay otra manera de ganar, supone. Para lo cual falta mucho y la cuesta a remontar es empinada.
Emilio J. Cárdenas fue Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas.

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