Oranjestad, ARUBA—Los lectores frecuentes de esta columna recordarán que en julio Estados Unidos solicitó a las autoridades locales el arresto y la extradición del general venezolano Hugo Carvajal por sospecha de tráfico de drogas con las guerrillas colombianas. Carvajal fue detenido pero Holanda intervino, rechazó el pedido de extradición y lo dejó en libertad.
El general había sido enviado para ser el cónsul venezolano en la isla y difundir propaganda bolivariana. Habría sido una importante detención de inteligencia para EE.UU. Por ello, no fue muy sorprendente que el ministro de Relaciones Exteriores venezolano de entonces, Elías Jaua, y la esposa del presidente Nicolás Maduro, Cilia Flores, celebraran la decisión de Holanda recibiendo el avión en el que regresó Carvajal a Caracas.
Tarek El Aissami, ex ministro del Interior de Venezuela. Agence France-Presse/Getty Images
La tercera persona de alto nivel en el comité de bienvenida en el aeropuerto —el gobernador del estado Aragua, Tareck Zaidan El Aissami Maddah, parecía fuera de lugar porque no pertenece al gobierno nacional. Bueno, eso si no toma en cuenta su currículum: parte maestro de las relaciones con Medio Oriente, parte revolucionario cubano honorario y parte chavista altamente ambicioso, El Aissami es el sueño hecho realidad para Teherán y La Habana. Eso lo convierte en un hombre influyente en Venezuela.