sábado, 21 de agosto de 2010

La violencia en México se siente en una ciudad fronteriza de EE.UU.

La violencia en México se siente en una ciudad fronteriza de EE.UU.

LAREDO, Texas—Batallas campales entre carteles de drogas, asesinatos y secuestros en la ciudad hermana de Nuevo Laredo, al otro lado del Río Grande en la frontera entre Estados Unidos y México, están creando un desastre de relaciones públicas en esta localidad.

Los turistas estadounidenses que llegaban en busca de souvenires mexicanos y medicamentos baratos al otro lado del puente internacional vienen con menos frecuencia. La ocupación hotelera promedio fue de 56% en el primer semestre de este año, frente a 66% en el mismo período de 2005, según la firma de investigación STR.

Los campos alrededor de Laredo, donde abundan los ciervos de cola blanca y otros animales de caza, solían ser una inversión atractiva para los cazadores. Ahora, los tasadores inmobiliarios señalan que hay poco interés de compradores y los propietarios dicen que venderían sus terrenos si pudieran.

[Laredo] Dominic Bracco II para The Wall Street Journal

Autos en la zona fronteriza de entrada con EE.UU.

"La gente tiene esta percepción de que vivimos en una especie de zona de batalla donde tenemos que agacharnos y cubrirnos todo el tiempo", explicó Blasita López, directora de la Oficina de Convenciones y Visitantes de Laredo.

Para darle un nuevo perfil a la ciudad, López y su equipo se deshicieron del viejo lema "Entrada a México" y lo reemplazaron con "Laredo: Redescubra nuestro sabor".

Comparada con la guerra de disparos en su vecina mexicana Nuevo Laredo, la vida en Laredo es relativamente tranquila estos días. El índice de crimen es bajo: seis homicidios en la ciudad en lo que va del año.

Pero los residentes que viven más cerca de la frontera dicen que a menudo oyen explosiones de granadas y disparos en Nuevo Laredo. La violencia proviene de las despiadadas batallas territoriales entre bandas rivales de narcotraficantes.

Laredo también es el hogar de Édgar Valdez Villarreal, alias "La Barbie," un líder narco buscado por la policía. Algunos de sus familiares aún viven en el área, lo que provoca temores de que esta ciudad pueda ser blanco de ataques de represalia de grupos rivales.

Varios asesinatos ordenados por carteles tuvieron lugar en Laredo entre 2003 y 2006, lo que aumentó el número de homicidios a más de 20 por año durante ese período, frente a menos de 10 en 2002. La policía de Laredo cooperó con agencias federales para investigar casos y mejorar su arsenal y sus equipos. Desde entonces, la tasa de homicidios ha vuelto a la normalidad.

Muchas ciudades en el norte de México, incluyendo Monterrey, la capital empresarial del país, a dos horas de la frontera con EE.UU., se han visto estremecidas por la pelea entre los carteles de drogas, cuyas tácticas incluyen el uso de granadas, bloqueos de carreteras y ataques contra funcionarios electos.

El presidente de EE.UU., Barack Obama, ha desplegado soldados que patrullan la frontera para impedir el ingreso de inmigrantes ilegales y protegerla contra la violencia de los carteles. La semana pasada, el Congreso estadounidense aprobó un proyecto de ley de US$600 millones para reforzar la frontera.

Al igual que Laredo, otros pueblos y ciudades fronterizas de EE.UU. están sintiendo el impacto de la ansiedad que provoca una posible propagación de la violencia en México. Ya han aparecido sitios web para difundir las historias de horror de los carteles, no todas ellas verdaderas.

El mes pasado, un blogger esparció el rumor —falso, según las autoridades— de que la violenta banda criminal conocida como Los Zetas se había apoderado de varios ranchos en el lado estadounidense de la frontera cerca de Laredo.

Joe Baeza, un vocero del Departamento de Policía de Laredo, pasó gran parte de un reciente fin de semana contestando llamadas de reporteros inquietos y ciudadanos "caza-inmigrantes" que ofrecían sus servicios para ayudar a combatir el inexistente ataque.

"Todo eso realmente acrecienta la sensación de amenaza", señala Baeza.

Pese a que las autoridades niegan los rumores, no pueden desestimar la posibilidad de que el crimen cruce la frontera. Incautaciones rutinarias en la frontera de drogas que se envían hacia el norte y de armas al sur son constantes recordatorios de la presencia de los carteles en EE.UU., más allá de que sus violentas batallas por ahora se han mantenido en gran parte el suelo mexicano.

El jefe de policía de Laredo, Carlos Maldonado, está tratando de mejorar las fuerzas policiales para defender la ciudad de 230.000 habitantes en caso de que volviera a aumentar la violencia. Su departamento ha duplicado a cuatro oficiales el tamaño de su equipo de desactivación de explosivos en el último año y está buscando fondos para contratar más policías y comprar un helicóptero.

"Sólo estamos en alerta por si sucede algo", explica Maldonado. "Tengo que asegurarme de que el departamento esté preparado para ocuparse de la situación".

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