miércoles, 13 de abril de 2011

Cambiar a los mexicanos por dentro

Cambiar a los mexicanos por dentro
Interludio
Román Revueltas Retes

Cada una de las reflexiones que podemos hacer sobre la realidad mexicana desemboca, de marea inexorable, en los callejones sin salida de los grandes problemas nacionales. Ahí está el debate sobre la pobreza, por ejemplo, recordado ayer por Héctor Aguilar Camín en su columna: los programas sociales de papá Gobierno, tan necesarísimos como son, no pueden acabar con la miseria de millones de mexicanos.

Sin duda, su naturaleza asistencial no propicia soluciones de fondo. Lo mismo puede decirse, en lo que toca a las limitaciones de las políticas públicas, de otros temas como la educación, la seguridad, la salud y el empleo.

El peso de las usanzas, los vicios, las costumbres y las prácticas heredadas es colosal.

Podemos atribuir la persistente existencia de la desigualdad al diseño de un sistema “neoliberal” —gestionado por los ricos y los poderosos— que se desentiende de los pobres. El problema es cuando vas al encuentro, justamente, de un individuo marcado, desde la cuna, por las durezas de la miseria.

¿Quién es? ¿Cómo es? Y, una vez entendidas estas cuestiones, si es que te quedan meridianamente claras, te puedes plantear la gran pregunta que, por cierto, no sería ¿qué podemos hacer por él?, sino ¿qué puede hacer él mismo?

No quiero parecer uno de esos merolicos del optimismo y la autopromoción que intentan responsabilizarnos a todos y cada uno de nosotros de nuestros destinos como si esto, lo de abrirse camino en la vida, fuera un mero asunto de tener entusiasmo, fuerza de voluntad y arrestos.

Después de todo, hay gente que no tiene armas para luchar porque nunca le han dado oportunidades de tenerlas.

Y, precisamente, muchos pobres no tienen ni la energía ni la educación ni la visión para hacerse cargo de ellos mismos (lo que, dicho sea de paso, es pretexto para el ejercicio de oscuros paternalismos y manipulaciones).

No podemos, sin embargo, dejar de reconocer la realidad de que estos individuos ya tienen una tremenda desventaja. ¿Cómo los ayudas? O, dicho en otras palabras y de manera más cruda, ¿cómo los cambias?

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