lunes, 30 de mayo de 2011

¿Juega Obama con los hispanos?

Por Andrés Oppenheimer
El Nuevo Herald
No hay nada sorprendente en que los adversarios republicanos del presidente Barack Obama lo estén criticando por su postura sobre la inmigración. Pero lo asombroso es que algunos de los más estrechos aliados demócratas del presidente están empezando a hacer lo mismo, afirmando que Obama les está tomando el pelo a los hispanos.
Prácticamente todos los congresistas hispanos demócratas -incluyendo el único senador hispano demócrata, Bob Menéndez (D-New Jersey) - están criticando la actual postura de Obama en materia migratoria.
La semana pasada, me sorprendió lo que escuché decir a Luis V. Gutiérrez, demócrata por Chicago, la ciudad del presidente, y un aliado de vieja data de Obama. Gutiérrez visitó Miami como parte de una gira nacional para denunciar que Obama engaña a los hispanos cuando afirma que está luchando por lograr una amplia reforma inmigratoria, mientras no hace nada por detener la masiva deportación de inmigrantes que no deberían ser deportados.

Los problemas macro que esconden Argentina y Brasil

Los problemas macro que esconden Argentina y Brasil

Por Enrique Szewach
Generalmente, los chisporroteos en la relación comercial con Brasil han surgido en contextos macroeconómicos desfavorables para alguno de los dos países o para ambos.
O en ocasiones en que se han presentado serias distorsiones o incentivos a la inversión, en alguno de ambos países en particular.
Cuando una recesión afecta al sector industrial del vecino país, por ejemplo, se teme por una “invasión” transitoria de productos brasileños que pueden perjudicar la producción local de algún bien, por competencia desleal, dados los tamaños relativos de las empresas y los stocks que pueden acumularse del otro lado de la frontera.
Cuando ambos países están en recesión, los problemas resultan, obviamente, mayores. Algo similar ocurre cuando alguno de los dos países produce una “maxidevaluación”, como la brasileña de principios del ’99, o la nuestra de principios de 2002, generando, otra vez, una ventaja competitiva transitoria y artificial, para ciertos bienes. Una cuestión más profunda surge cuando alguno de los dos países otorga algún beneficio o incentivo especial para la radicación de ciertas inversiones.
Sucedió, y en alguna medida todavía sucede, con la industria automotriz y la autopartista hacia finales de la década pasada, en algunos estados brasileños. Pasa con algunos rubros de electrónica de consumo en la Argentina de estos años.

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