domingo, 19 de junio de 2011

Cambios en el gabinete

Cambios en el gabinete

-¿Cuándo se van Cordero y Lujambio, antes de ser vistos como tramposos?

-¡Que se va Francisco Blake!; ¿cuánto aguantará luego del fracaso Hank?

Ricardo Alemán

Por razones diversas —político electorales y de ineficacia—, están cerca cambios en el gabinete de Felipe Calderón; acaso los últimos del segundo gobierno federal azul. ¿Qué cambios vienen, y por qué parecen indispensables esos cambios?.

Para nadie es novedad que, por lo menos, dos secretarios de Estado estarán entre los finalistas de la carrera presidencial por el PAN.

Como todos saben, hoy aparecen en “octavos de final” cuatro encargados de igual número de secretarías. En ese orden, los titulares de Hacienda, Educación Pública, Trabajo y Desarrollo Social. Por tanto, en la casa presidencial se trabaja en la planeación de los relevos respectivos.

Pero también está claro que no renunciarán, en conjunto, los señores Ernesto Cordero, Alonso Lujambio, Javier Lozano y Heriberto Félix. Y es que si bien el cuarteto está en abierta competencia —en total incongruencia con la historia del PAN—, lo cierto es que sólo dos de ellos llegarán a la final, junto con otros dos que, al mismo tiempo, también llegarán a la final del grupo de los legisladores.

Los finalistas.

Todo indica que a la recta final sólo llegarán los secretarios Ernesto Cordero y Alonso Lujambio —de Hacienda y Educación—, y que también podrían estar la diputada Josefina Vázquez Monta y el senador Santiago Creel.

¿Por qué esos cuatro?. La respuesta no tiene muchas variantes, sobre todo ante la terca realidad.

1.-En el primer caso, está claro para todos que el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, es el candidato del Presidente. Y podrán decir lo que gusten y manden en la casa presidencial —misa, si lo desean—, pero lo cierto es que desde Los Pinos se apoya con todo la candidatura de Cordero, el más cercano al Presidente, al que placea como ningún otro el propio Calderón, al que pone pruebas bajo el reflector mediático, al que apapacha, al que le mandó a su vocero —Maximiliano Cortázar—, como promotor principalísimo y al que, por si no fuera suficiente, le permite utilizar de manera grosera todos los recursos públicos, los reflectores, todo el peso de su cargo, para encaramarlo en las encuetas.

2.-También manejado desde la tutela presidencial —pero desde otro flanco—, aparece el secretario de Educación, Alonso Lujambio, a quien apoya una parte de la casa presidencial y los malquerientes del secretario de Hacienda y aquellos que no comulgan con Felipe Calderón.

En realidad Lujambio es una suerte de candidato pantalla. Un señuelo que intenta “jalar la marca” y mantener bajo control a los opositores de Cordero. En otras palabras, la candidatura de Lujambio es un contenedor que pretende impedir que los panistas que no quieren a Cordero, se corran a los extremos de la diputada Vázquez Mota o del senador Santiago Creel.

3.- A su vez, el papel de la diputada Vázquez Mota es, guardando las proporciones, parecido al que hace seis años desempeñó el precandidato Felipe Calderón. Es decir, el candidato —en este caso, la candidata—, de los panistas rebeldes, los que no están dispuestos a que el partido azul se convierta en grosero clon del PRI; con sus destapados, sus dedos, cargadas, bufaladas… La diferencia es que la señora Vázquez Mota no conoce al PAN como lo conoció Calderón, no tiene el trabajo político y tampoco la militancia que Calderón.

Pero además, la diputada Vázquez Mota tampoco tiene la capacidad de tomar decisiones como para enfrentarse al presidente Calderón.

4.- Y por último aparece Santiago Creel, el aspirante presidencial panista que más años tiene buscando la candidatura presidencial.

Vale recordar que Creel empezó a trabajar en su candidatura desde el momento que Vicente Fox lo designó secretario de Gobernación, en diciembre de 2000.

Desde esa fecha y hasta junio de 2011, Creel —junto con Andrés Manuel López Obrador—, es uno de los políticos que más años lleva en busca de la candidatura presidencial.

El problema de Creel —a pesar de su experiencia política—, es que desde 1999 se convirtió en uno de los principales enemigos políticos de Felipe Calderón. Aún así, es de los políticos azules más populares, mejor evaluados y —según distintos sectores de la opinión pública—, el menos malo.

Los cambios.

Ante esa realidad, la pregunta siguiente es sobre el paso que darán los presidenciables del PAN. ¿Cuándo renunciarán a sus respectivos cargos los titulares de Hacienda y Educación Pública, Ernesto Cordero y Alonso Lujambio? ¿Cuándo pedirán licencia a sus cargos de diputada Vázquez Mota y el senador Santiago Creel?

Está claro que según el calendario panista de la sucesión presidencial, la contienda está prevista para arrancar por allá del mes de noviembre de 2011.

Eso quiere decir que los cuatro precandidatos estarán en plena campaña aún por cuatro meses más. ¿Aguantarán todo ese tiempo para dejar sus cargos?. La pura posibilidad parece descabellada. ¿Por qué?

Porque la presión interna y externa ya empieza a golpear negativamente, tanto al preferido presidencial, Ernesto Cordero, como al candidato pantalla, Alonso Lujambio.

Lo cierto es que la fuerza que ejercerá en su imagen, su desempeño en el cargo, así como en la militancia azul, llevará a Cordero y a Lujambio a presentar su renuncia en no muchas semanas.

Y es que contra lo que muchos suponen, de continuar como hasta ahora las candidaturas de Cordero y Lujambio, el efecto negativo de ser secretarios de Estado y presidenciables, beneficiará más a sus adversarios. ¿Por qué? Porque se elevará la percepción de que Cordero y Lujambio son tramposos. Basta ver el ridículo besamanos del rector Narro.

Pero además, un potencial paquete de cambios entre el gabinete presidencial y ampliado parece estar en puerta.

Y es que se sabe que en la casa presidencial crece la inconformidad por el deficiente desempeño de más de uno en el gabinete. A decir de observadores de lo que ocurre en la casa del poder, no sería extraño que al paquete de cambios por razones político electorales, se produzcan por ineficacia y aquellos enroques por razones políticas.

Adiós a Pancho.

El primero en la lista sería el secretario de Gobernación, Francisco Blake, a quien todos acreditan el berrinche de la detención de Jorge Hank, y el fracaso por el fallido proceso penal del zar del juego.

Pero no es la única razón por la que los tiempos reclaman un titular de Gobernación más eficiente. Resulta que la elección presidencial es una prueba muy alta para el bajacaliforniano, a quien el PRI ya le puso el dedo. Es decir, Francisco Blake podría ser un lastre para el proceso electoral. ¿Cuánto aguantará en el cargo?

Al tiempo.

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