lunes, 13 de junio de 2011

El Profe Hank

El Profe Hank

Al morir en 2001, dejó un emporio de influencias, capital y activos en las manos de su hijo Carlos. El caballero de la descendencia. De suaves modales, buena visión corta y larga, capacidad e inteligencia.

Pedro Ferriz

El más sofisticado de todos los políticos que ha tenido México, fue sin duda el profesor Carlos Hank González. Maestro rural de profesión. Ostentó todos los puestos públicos posibles, menos el de Presidente de la República, debido a su procedencia alemana. Empresario dedicado a hacer negocios que le dieran dinero para hacer política. Político dedicado a hacer arreglos que le permitieran hacer dinero. Dinero y política que le abrieron de par en par las puertas del poder. Él, es el original padre del famoso “Grupo Atlacomulco” de la era moderna, del que han emanado toda una pléyade de imitadores que también han querido hacer real el postulado de “El Profe Hank”, que rezaba: “Un político pobre, es un pobre político”.

Generoso con sus amigos y conocidos que resultaban convenientes. Maestro de hacer favores... de esos que no se olvidan. Detalles que él se encargaba fueran replicados en todos los rincones del mundo político. Ecos que lo hicieron mítico y encantador. Suavemente implacable. Operador eficaz y emblema del ejercicio absoluto del poder. Al morir en 2001, dejó un emporio de influencias, capital y activos en las manos de su hijo Carlos. El caballero de la descendencia. De suaves modales, buena visión corta y larga, capacidad e inteligencia. Cuauhtémoc, otro de los hermanos herederos, muerto por un tiburón en la boca de una cueva submarina en costas de Quintana Roo. Y Jorge. Jorge Hank Rhon. El excéntrico de la familia. Excedido en su juventud y también en su vida adulta. Inclinado a hacer negocios digamos que grises. Ahora que el tema de los casinos está “semipermitido” Jorge es y ha sido el zar, con sus “Calientes” que opera en diferentes puntos de México. Incursionó en el mundo político siendo alcalde de Tijuana y luego en 2006 quiso llegar a ser gobernador en las elecciones del año siguiente, proceso que perdió en medio de su desesperación. Extracto de un audio del día de las elecciones:

-“¿Qué pasó? ¡Que me contesten estos cabrones! ¡Se los va a llevar la chingada si me vieron la cara! ¿Qué pasó? ¿Estoy perdido? Todo lo que gasté, las encuestas, los cierres de campaña, ¿no sirvió de nada? ¡Contéstenme! ¡Esta vieja me chingó!” Así gritaba, fuera de sí, Jorge Hank Rhon, el domingo 5 de agosto de 2007, por la noche… Era la voz de un hombre perteneciente a una dinastía, no acostumbrada a perder.

¿Por qué fue así el Profe? ¿Por qué intentó ser así su vástago? ¿Sería por simple actitud perversa o porque así lo permitía el sistema político mexicano? Yo puedo decir que en su momento fui un crítico del Profe Hank. Lo cuestioné en lo público y en lo privado. Siempre acudió a mis llamados al diálogo. Fuimos adversarios, aunque siempre amigos. Él venía de un México que intenté cambiar. Fuimos el choque de dos generaciones. En su historia, no lo culpo. Carlos Hank fue producto de lo que su tiempo le dejó hacer.

Hoy que su hijo está en la cárcel, Jorge se podrá preguntar. ¿Porqué estoy aquí?... y la respuesta es clara. Está preso porque pensó que México es el mismo, siendo que ahora, poco a poco, nuestro país camina hacia otro lado. Menos atrabiliario. Menos absoluto. Menos dispar. Más observado por una sociedad que ya no acepta a esos que piensan que llegar al poder significa estar por encima de la ley y de nuevas costumbres que tienden a la civilidad y democracia. Jorge, que vivió una carrera loca y atropellada, resultó atropellado por un presente, diferente a él.

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