miércoles, 1 de junio de 2011

¿Ganará el miedo o el odio?

Perú
¿Ganará el miedo o el odio?

En honor a la verdad, en ambos candidatos existen dudas razonables. En el caso de Fujimori, se teme que reedite el régimen de su padre. Mientras que en Humala, hay dudas sobre su relación con Chávez y una visión estatista de la economía, lo que traería abajo los logros alcanzados durante los últimos años.


Por Carlos Alberto Rosales Purizaca

Nunca antes el futuro del Perú se mostró tan incierto. Jamás el escenario electoral estuvo tan lleno de rencor, insulto, calumnia y mentira.

Sentimientos que hoy polarizan al país y que llevará a sus ciudadanos este domingo a elegir al nuevo presidente, quien tendrá la difícil tarea de reconciliar a una población que durante estas elecciones aumentaron sus diferencias. Porque cuando la mente está llena de prejuicios, cualquier argumento es usado para atacar al candidato con el que no se simpatiza y, lo que es peor, descalificar moralmente a quienes optan libremente por la propuesta contraria.

Después del último debate visto por millones de personas dentro y fuera del Perú, en el que reinó la acusación y el contraataque, la mayoría de analistas coincide en que fue Keiko Fujimori quien se vio mejor desenvuelta al momento de exponer sus ideas y confrontar argumentos. Ollanta Humala también ganó varios puntos a su favor, pero se le notó nervioso y no respondió las preguntas que le hizo su contrincante.

Ollanta Humala reiteró en varios momentos el pasado oscuro que envuelve al partido fujimorista, en el que durante la década de los noventa bajo el mando de Alberto Fujimori se cometieron inaceptables abusos contra los derechos humanos, compra de medios de comunicación y un atropello deleznable a la institucionalidad democrática.

Keiko Fujimori respondió con firmeza y de forma tajante que ella no es su padre, que no quiere que sus hijas carguen la cruz que ella tuvo que asumir por los errores de él.

Ollanta Humala usó la bandera de los derechos humanos para atacar a su rival, pero olvidó que es acusado de asesinar a varias personas inocentes en la base de Madre Mía. La supuesta virtud democrática de Humala quedó sin fundamento cuando sabemos que intentó dar un golpe de estado contra el gobierno de Alejandro Toledo, quien contradictoriamente ahora lo apoya.

En honor a la verdad, en ambos candidatos existen dudas razonables. En el caso de Fujimori, se teme que reedite el régimen de su padre. Mientras que en Humala, hay dudas sobre su relación con Chávez y una visión estatista de la economía, lo que traería abajo los logros alcanzados durante los últimos años.

A ella se le acusa de estar rodeada de un entorno cuestionable y él no supo aprovechar el debate para descartar su primer plan de gobierno, en el que propone un cambio de la constitución, rechazo a la economía de libre mercado e injerencia en los medios de comunicación y el poder judicial.

La respuesta de qué candidato logró convencer a los indecisos la sabremos este domingo. Quienes jamás votarían por Humala los domina el miedo en el aspecto económico. Los que no votarán por Fujimori sienten odio por ella pues representa a un régimen corrupto. ¿Ganará el miedo o el odio?

Al margen de esa situación, me preocupa la actitud irresponsable de varios voceros del partido nacionalista Gana Perú al señalar que se cocina un fraude electoral cuando por el contrario, se ha garantizado absoluta transparencia en el proceso que contará con observadores de la OEA. Lo indignante es que existe una resistencia de los representantes de Gana Perú a reconocer los resultados de las elecciones en caso estos les sean desfavorables. Esa actitud desdice de su convicción democrática.

Es lamentable que el Perú tenga ahora que decidir entra la hija de un dictador que convirtió al Estado en fuente de corrupción y a un ex militar golpista acusado de asesinato. Después de esta campaña en la que los ánimos estuvieron caldeados, se debe apelar a la fe y ver a quién de los dos se le brinda mayor beneficio de la duda. ¿Quién genera más confianza en la población?

A juzgar por las últimas encuestas tendremos un resultado ajustado. Sea quien gane, los simpatizantes del candidato perdedor deben respetar los resultados, aunque no les guste. El no estar de acuerdo con tal candidato no nos da la prerrogativa para insultar a quienes votan por esa opción. Todos los peruanos tenemos derecho a ejercer de manera libre y democrática nuestro voto este domingo.

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