viernes, 3 de junio de 2011

La debilidad de la economía de EE.UU.

La debilidad de la economía de EE.UU. es peor de lo que algunos creen

La mayoría de los economistas no pensaba que la economía estadounidense atravesaría por un período de debilidad tan pronto.

Ahora que ya han transcurrido dos terceras partes del trimestre actual, se está haciendo evidente con rapidez que, por segundo trimestre consecutivo, los expertos sobrestimaron el ritmo de la actividad económica.

Las proyecciones de los economistas para la tasa de crecimiento del primer trimestre se equivocaron por un amplio margen. En lugar de expandirse el 4%, como anticipaban, la economía creció sólo el 1,8% en los primeros tres meses del año.

Las expectativas surgieron a partir de una temporada razonablemente buena para las compras de fin de año, una mejora en el mercado laboral y otros indicadores económicos positivos.

Pero para el momento en que arribó el primer trimestre, la economía del país comenzó a ser afectada por una serie de contratiempos: el repentino aumento en los precios del petróleo, el terremoto en Japón (que produjo interrupciones en el suministro de componentes clave para el sector automotriz y otros bienes) y los problemas en Washington en torno al presupuesto, que casi provocaron el cierre de las oficinas y dependencias del gobierno.

Las tormentas de invierno y los problemas del sector de la viviendas también afectaron negativamente al crecimiento del primer trimestre.

Impertérritos, los economistas dieron rienda suelta a sus modelos y salieron con proyecciones que mostraron que el crecimiento rebotaría hasta un 3,5% en el actual trimestre. Imaginaban que esos obstáculos serían eliminados, o contrarrestados, por acontecimientos más positivos.

AP

Mike Burger, en su trabajo en la planta de Seaway Bolt and Specials Corp. en Columbia Station, Ohio.

Bien, parece que se equivocaron nuevamente. A medida que se publicaban los datos de abril y mayo, muchos economistas comenzaron a dar marcha atrás con dichas proyecciones optimistas. El consenso de MarketWatch proyecta ahora un crecimiento de apenas superior al 3% en el segundo trimestre.

En mi opinión (que, por cierto, ha sido consistente) esas proyecciones demostrarán una vez más ser demasiado optimistas. Los precios de la energía aún son altos, los políticos están empeñados en reducir los gastos, provocando un lastre al crecimiento económico, y la inflación continúa causando estragos en los presupuestos de la gente.

El sector de la vivienda sigue alicaído, la producción de las fábricas aún está sintiendo los efectos de las interrupciones en los suministros de componentes como consecuencia del sismo en Japón, y para coronar todo eso, los aumentos en el empleo parece estar cediendo.

El segundo trimestre comenzó con una nota débil, en el que las ventas minoristas de abril en realidad cayeron si se descarta el aumento en los precios. El actual período también sufrirá con la pronunciada revisión al alza de los inventarios de las empresas en el primer trimestre: la combinación de inventarios crecientes con caída en las ventas nunca es presagio de buenas noticias para el crecimiento futuro.

Y no hay que dejarse engañar por un reporte que sugiere que los consumidores están más contentos de lo usual. La confianza de los consumidores es una guía poco confiable de cómo las familias están recortando sus gastos en realidad.

La gente podría sentirse cómoda cuando son contactadas por los encuestadores que sondean el humor e incluso sus intenciones de compra, pero fácilmente podrían tener un comportamiento diferente cuando llega el momento de hacer una compra.

Esto es especialmente cierto si algo ha cambiado en su mundo, como la caída del mercado de acciones, otra racha de mal clima, o si un miembro de la familia pierde su empleo.

Creo que lo mejor que podemos esperar es una tasa de crecimiento anual del 2% para el actual trimestre y para los próximos dos.

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