sábado, 4 de junio de 2011

La gran burbuja de la deuda del 2011

por Johan Norberg

Johan Norberg es académico asociado del Cato Institute y autor del libro In Defense of Global Capitalism (Cato Institute, 2003).

“Lo peor de la tormenta ha pasado”, declaró Barack Obama a principios del año pasado. Por su parte, Gordon Brown aseguró a Gran Bretaña que las especulaciones sobre tiempos difíciles venideros “simplemente no eran ciertas”. Ambos hablaron de cuán determinados estaban en sanear sus economías, pero no pareció importarles utilizar las mismas técnicas que crearon la burbuja anterior. El rescate a los bancos y los enormes paquetes de estímulo sí han logrado que prestemos, gastemos y especulemos nuevamente. Las tasas de interés de los bancos han caído a niveles históricamente bajos, brindando crédito barato a los mercados de bienes raíces y financieros. El ánimo en este año es de optimismo cauto. Todo sería tranquilizador, si solo no fuese tan inquietantemente similar al pasado reciente.

En el 2003, luego de que el estallido de la “burbuja punto.com” y los ataques del 11 de septiembre sumieron a EE.UU. en una recesión, todos querían que continuara la fiesta de consumo financiada con deuda. No es que lo hayan dicho de esta manera. Se usaron eufemismos, así como sucede ahora: debería haber “respaldo” estatal, un toque de Keynes. El Premio Nobel de economía Paul Krugman le pidió a Alan Greenspan “crear una burbuja inmobiliaria para reemplazar la burbuja de [la bolsa de valores] Nasdaq”. El titular de la Reserva Federal le hizo caso, recortando las tasas de interés a niveles históricamente bajos. En Gran Bretaña, las tasas de interés base se redujeron en un 50% entre 2000 y 2003. El dinero era lo suficientemente barato como para que todos prestaran de nuevo y volvieran al mercado. Los precios de las viviendas se dispararon. Todo esto parecía ser prosperidad. Las burbujas muchas veces aparentan serlo.

Nada es más peligroso que una idea cuando esa es la única que usted tiene. Hay un amplio consenso de que la crisis financiera del 2007 fue al menos en parte el resultado de tasas de interés históricamente bajas, gigantescos déficits y consumo de gran escala financiado con crédito. Hoy, los gobiernos alrededor del mundo están intentando resolver la crisis mediante tasas de interés históricamente bajas, gigantescos déficits y consumo de gran escala financiado con crédito. En esta ocasión, también están utilizando medios más novedosos de crear dinero fácil: rescates a los bancos, paquetes de estímulo y relajamiento cuantitativo. Una vez más, ha producido resultados: las compras navideñas fueron abundantes. Pero nadie ha preguntando cuántas de esas cuentas de compras navideñas fueron pagadas con dinero prestado.

A pesar de todo lo que se habla de austeridad, los gobiernos alrededor del mundo planean pasar el 2011 y más allá endeudándose como locos. Los países ricos del mundo han aumentado su deuda en alrededor de un 50% durante los últimos tres años, de acuerdo al FMI. Tales estadísticas muchas veces podrían parecer insignificantes, pero durante la campaña para las elecciones generales en el Reino Unido, David Cameron encontró una manera de hacerlas reales. Él develó un póster que decía que un bebe nacido hoy debería 17.000 libras ($26.334) solo en deuda pública. De acuerdo a sus propios cálculos, esa carga aumentará a 21.000 libras ($32.536) dentro de cuatro años. Menos de lo que habría sido sin los recortes de gasto implementados por su gobierno, seguramente, pero una cifra impresionante de todas maneras.

Todos los gobiernos apuestan a que podrán seguir pidiendo prestado tales cantidades de dinero a tasas muy bajas. Pero puede ser que los mercados tengan otros planes. Veamos la evolución de esta crisis. El colapso se dio porque los hogares consumieron demasiado, transfiriendo sus deudas a los bancos. Los bancos endosaron estas deudas a los gobiernos y, como vimos con Irlanda, incluso los gobiernos podrían tener problemas con saldarlas. Por ende, están transfiriendo sus deudas a la Unión Europea. Pero, ¿a quién le endosará la UE estas deudas cuando su tarjeta de crédito llegue a su límite?

Grecia e Irlanda no solamente no tienen liquidez, sino que además son insolventes —y nada se resuelve asumiendo préstamos nuevos y más grandes cuando ni siquiera pueden pagar los anteriores. Si Irlanda o Grecia incumplen con el pago de su deuda, forzando a los acreedores a sufrir profundas pérdidas, los mercados se podrían asustar y esto podría ser la gota que derrame el vaso.

Los mercados le están prestando miles de millones a España (e Italia, Bélgica, tal vez también a Francia) porque los inversionistas suponen que, mientras que los países en sí podrían estar en bancarrota, alguien más garantiza la inversión. Estoy seguro que yo no fui el único al que su banco le dijo que era seguro invertir en deuda de la periferia de Europa (Irlanda, por ejemplo) ya que la UE siempre intervendría en lugar de permitir que estos quiebren. Los mercados de bonos soberanos entraron en pánico cuando Angela Merkel sugirió que los inversionistas algún día tendrían que asumir sus propias pérdidas.

Si empiezan las moras de pago —o si se le ocurre a los mercados que el Fondo de Estabilidad Financiera de la Unión Europea no tiene ni la mitad de lo que se requeriría para salvar a España, la novena economía más grande del mundo— entonces los inversionistas podrían darse a la fuga. Y esto, para David Cameron y George Osborne, produciría algunas sorpresas profundamente desagradables. ¿Qué les pasaría a los bancos ingleses que han prestado más de $110.000 millones a España, o a los bancos franceses que le prestaron $162.000 millones o a los alemanes que le prestaron $182.000 millones?

Este año está lleno de riesgos para las naciones más endeudadas de Europa. Los bancos españoles ya están muy frágiles e —incluso en la mejor de las circunstancias— necesitan pedir prestado unos impresionantes $111.000 millones este año. Cualquiera que les preste este dinero podría detenerse a reflexionar que su exposición a Portugal, probablemente la próxima pieza en caer, es de casi $80.000 millones. Para pagar deudas viejas, necesitan encontrar nuevos acreedores. Desde mayo a junio, el gobierno de Portugal debe pedir prestado $10.000 millones a los mercados para sobrevivir. Durante esos mismos meses, España necesita más de $15.000 millones, incluso si no incurre en un solo euro de déficit durante este año.

Tomando en cuenta esto, el 2011 se ve tan horrible como el 2008. Nuevamente los bancos están haciendo agua, esperando poder seguir pidiendo prestado —e intentando echar mano a la mayor cantidad posible de capital para cubrir sus pérdidas. Aún así su riesgo es el mismo que la última vez. Hemos visto lo nerviosos que se pueden poner los mercados mundiales y lo perjudiciales que pueden ser las consecuencias. Solo se necesitó que colapsara un banco importante —Lehman Brothers— para que los mercados mundiales se asustaran tanto que evitaron prestarle a cualquiera. En ese entonces, fueron los bancos los que cayeron como fichas de dominó. La próxima vez, podrían ser los estados.

El paquete de “estímulo” de Barack Obama (nombrado por sus intenciones, más no por sus resultados) se basa en su creencia de que EE.UU. podrá seguir pidiendo prestado cuánto desee debido al estatus del dólar como moneda de reserva mundial. Pero conforme EE.UU. continúe con su relajamiento cuantitativo —esto es, imprimiendo dinero— el dólar podría dejar de parecer una inversión tan segura. Las percepciones pueden cambiar rápidamente, especialmente para EE.UU., país que tiene que renovar alrededor de la mitad de su gigantesca deuda nacional cada año. Durante los últimos seis meses, el Tesoro de EE.UU. ha tenido que aumentar a 3,5% el interés que paga sobre sus bonos a 10 años —un punto porcentual entero por encima de lo que pagaba este verano. Si el costo de prestar del Tío Sam continúa subiendo a este ritmo (España está pagando 5,5% e Irlanda 8,5%), el déficit de EE.UU. empezará a verse como un agujero negro.

A estas alturas, es común decir: gracias a Dios por esas economías dinámicas en el Este Asiático, India y Brasil. Pero, ¿qué tan real es su impresionante crecimiento? Observémoslo detenidamente e incluso esto podría ser en parte el resultado de un estímulo artificial. El crecimiento de la India y de Brasil está financiado con capital golondrina del extranjero: dinero que podría desaparecer de la noche a la mañana. El dinero fácil siempre termina en algún lugar. La última vez fue en bienes raíces, esta vez en los mercados emergentes (y muchas veces en los mercados de bienes raíces de los mercados emergentes).

La riqueza y las perspectivas de China deslumbran a un Occidente enterrado en deuda. “Dinero, dinero en todas partes”, dijo el economista de Pekín Patrick Chovenec en un reciente análisis de China. “Llena de carros lujosos, condominios y joyas caras, los chinos están disfrutando de lo que parece ser una bonanza sin fin”. Los precios de los bienes raíces de lujo en algunas de las ciudades más ricas se han casi duplicado en dos años. Los precios en el mundo financiero también están aumentando, provocando que el gobierno apriete los frenos.

En realidad, esto no es el resultado de mejores perspectivas económicas sino de un shock monetario. Dejando a un lado los flujos entrantes de capital extranjero, China tuvo su propio paquete de estímulo, tan grande como el de EE.UU. Pekín ha impreso yuanes y presionado a los bancos y gobiernos locales para que gasten como keynesianos borrachos. De manera absurda, la oferta de dinero en China ahora es más grande incluso que aquella de EE.UU., aún cuando su economía tiene un tercio de su tamaño. Podemos ver los resultados de este estímulo en los precios en la bolsa de valores y en los nuevos puentes, carreteras y complejos residenciales a lo largo de todo el país.

No es que alguien quiera usar esas carreteras o vivir en esos edificios. En agosto, la empresa más importante de energía en China reportó que una cantidad asombrosa de 65,4 millones de residencias no han consumido electricidad alguna durante los últimos seis meses —una señal confiable de que estas siguen vacías. Ahora hay ciudades fantasma, como la nueva Ordos al norte de China, donde decenas de miles de edificios permanecen vacíos. Y aún así los precios de las viviendas en Ordos se han duplicados durante los últimos tres años. Esto no se debe a la demanda popular, sino a pura especulación. En algunos lugares, se habla de China como si fuese la última esperanza que tiene la economía mundial. Pero podría ser la próxima burbuja en explotar.

En la película original de Superman, el héroe rescata a Lois Lane cuando ella se cae de un rascacielos. “No se preocupe, señora, yo la salvo”, dice él en el aire. “¿Usted me salva? ¿Quién lo salva a usted?”, responde ella. Esta es la pregunta que nadie se está haciendo ahora. Si China nos está prestando a nosotros, ¿quién le está prestando a China? Si los gobiernos están salvando a los bancos, ¿quién salvará a los gobiernos? Si la Unión Europea está ofreciendo una red de seguridad, ¿quién estará ahí para rescatar a la UE? Hay otras preguntas que no se están haciendo: ¿qué país, en la historia económica reciente, ha salido exitosamente de una crisis mediante préstamos? ¿Por qué funcionaría ahora? ¿Cómo podemos justificar que carguemos a la siguiente generación con una deuda de esta magnitud?

“El problema con el socialismo”, dijo una vez Margaret Thatcher, “es que eventualmente a usted se le acaba el dinero de los demás”. Esta vez es peor: estamos quedándonos sin el dinero de nuestros hijos y nietos. Estamos asumiendo que tendremos una oferta sin fin de dinero prestado y no tenemos un plan de respaldo si esta oferta se detiene. La situación podría parecer segura en este momento. Todavía podemos pedir prestado fácilmente de los mercados internacionales. También lo podía hacer Lehman Brothers el 12 de septiembre del 2008 —el día antes de que el banco colapsara.

Soy un optimista por naturaleza. Cada generación parece cometer terribles errores y aún así hemos logrado crear la civilización más rica de la historia —entonces es bastante probable que también logremos salir de esta crisis financiera. A largo plazo. Pero nuestra dependencia en el endeudamiento solo puede hacer que ese largo plazo sea incluso más largo.

No es un juego de suma cero

Economía paso a paso

No es un juego de suma cero

Juan Ramón Rallo

&quote&quoteLa tarta no está dada, sino que crece arrojando unas porciones cada vez mayores para todos, salvo si el Estado se come de un bocado al horno y al panadero.

Varios lectores me han pedido que explique por qué la economía no es un juego de suma cero, esto es, por qué la tarta de nuestra riqueza no está dada sino que crece de tal modo que cada vez hay más cantidad disponible para todos.

El fundador de la Escuela Austriaca de economía, Carl Menger, dejó establecido que para que una ‘cosa’ pudiera considerarse un bien económico debían conjugarse cuatro circunstancias: a) debía existir una necesidad humana, b) la cosa en cuestión debía ser capaz de satisfacer esa necesidad humana, c) el individuo debía conocer la idoneidad de la cosa para satisfacerla, d) el individuo debía gozar de poder de disposición sobre la cosa.

De estas cuatro características a las que el austriaco condiciona la existencia de bienes económicos podemos deducir por qué la economía no es un juego de suma cero en el que toda la riqueza posible ya se encuentre dada de antemano.

Primero, la inmensa mayoría de las cosas, tal como se encuentran en su estado natural, no nos permiten satisfacer nuestras necesidades. Puede que toda la materia esté dada, pero desde luego no nos ha venido dada en una forma que permita satisfacer nuestras necesidades. La madera de los árboles debe cortarse y procesarse para fabricar cabañas en las que guarecernos; las tierras tienen que ararse y cultivarse para cosechar alimentos con los que saciar nuestro apetito; el hierro o el aluminio deben extraerse de las minas para construir aviones con los que desplazarnos de un sitio a otro del globo. En definitiva, creamos riqueza cuando transformamos las cosas –que no satisfacen directamente nuestros fines– en bienes –que sí lo hacen–.

Segundo, parte de la inadecuación de las cosas en su estado natural para satisfacer directamente nuestras necesidades procede del hecho de que ni siquiera conocemos todas sus combinaciones y usos posibles. La tecnología, que es el arte de combinar y clasificar la materia para que arroje el resultado deseado, tampoco nos viene dada, sino que en sí misma debe ser descubierta a través de la investigación y la experimentación; dos actividades que a su vez requieren del uso de otros bienes económicos. En otras palabras, como no somos omniscientes, no sólo hemos de crear bienes económicos a partir de las cosas que nos rodean, sino que también hemos de descubrir la información acerca de cómo transformar esas cosas en bienes económicos; información que en sí misma constituye una nueva fuente de riqueza.

Y tercero y último, por muy idóneo que sea un bien para satisfacer nuestras necesidades, éste será del todo inútil si no lo tenemos a nuestro alcance. La naturaleza puede haber sido generosa al brindarnos caudalosos ríos por todo el planeta que, no obstante, no proporcionarán ningún servicio a aquel que se encuentre en medio del desierto. En otras palabras, no sólo hay que producir los bienes, sino distribuirlos a sus usuarios finales. En nuestros sistemas económicos, producción y distribución van de la mano: con tal de maximizar nuestra eficiencia en la fabricación bienes económicos, cada individuo nos hemos especializado en producir uno o dos bienes económicos a lo sumo, aun cuando necesitemos multitud de ellos para satisfacer nuestras muy diversas necesidades (es decir, somos productores especializados y, a la vez, consumidores generalistas). La forma de acceder a los amplios y variopintos bienes que demandamos a partir de nuestra muy limitada y específica oferta de los mismos es el intercambio.

El problema es que desde Aristóteles hemos pensado que los intercambios se producían entre igualdades de valor. Si A se trocaba por B es que necesariamente el valor de A debía ser igual al valor de B. Por consiguiente, ningún intercambio podía generar valor sino sólo redistribuirlo. La interpretación alternativa (que el valor de A fuera superior al de B o viceversa) sería todavía más desalentadora, pues implicaría que en los intercambios una parte saldría ganando a costa de la otra (se entregaría algo con un valor objetivo mayor a cambio de algo con un valor objetivo menor).

Sin embargo, gracias a que el propio Menger popularizó el hallazgo de que el valor de los bienes no es objetivo sino subjetivo, la realidad se vuelve bastante distinta: en todo intercambio cada parte valora más aquello que recibe que aquello de lo que se desprende (en caso contrario semejante intercambio no tendría lugar). Merced a esta vía, los individuos generan riqueza simplemente al intercambiar bienes económicos y, por tanto, al acercar esos medios a la satisfacción de aquellos fines que resultan más valiosos.

En definitiva, la economía no es un juego de suma cero en la medida en que durante todo el proceso de producción de bienes y servicios se está generando riqueza: ya sea cuando investigamos cómo convertir las cosas en bienes, cuando convertimos las cosas en bienes o cuando distribuimos los bienes mediante los intercambios. Al contrario de lo que presuponen los socialistas –que toda la riqueza ya está creada y que sólo es necesario redistribuirla–, el mercado libre es el marco en el que los individuos pueden organizarse para incrementar tanto como les sea posible nuestras disponibilidades de bienes y servicios con los que satisfacer de manera continuada sus muy variados fines.

La economía no es un juego de suma cero, sino de saldo positivo y expansivo, salvo si el Estado genera sustraendos aun mayores. La tarta no está dada, sino que crece arrojando unas porciones cada vez mayores para todos, salvo si el Estado se come de un bocado al horno y al panadero.

Un Ollanta Humala ¿en la insistencia del engaño?

Segunda vuelta de las elecciones presidenciales 2011 en Perú
Un Ollanta Humala ¿en la insistencia del engaño?

Hasta lo de antisemita reluce en el recuento para mostrar hechos en el tiempo, en el ayer y hoy, que no se pueden esconder, sobre el candidato izquierdista para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales 2011 a realizarse en Perú el domingo 5 de junio
Encuentro en Caracas de Humala y Chávez enero del 2006
Encuentro en Caracas de Humala y Chávez enero del 2006
Por Martha Colmenares

Un Ollanta Humala ¿en la insistencia del engaño? O acaso ¿cambió de la noche a la mañana?

Se podría mencionar, desde que la madre le propuso a su hijo en la campaña presidencial pasada, la del 2006, donde perdió, “fusilar a los homosexuales” para terminar con lo que según ella es un grave problema moral. Y el padre no se queda atrás, reconocido comunista, que bautizó a todos los hijos con nombres incaicos, pues si hubiera tenido un hijo homosexual lo aparta para toda la vida (1).

Incluso, los nexos con bandas nazis, sus seguidores, antisemitas, que se deben “botar los judíos” –proclaman-. Se aprecia en el video aun cuando corresponde a ese pasado electoral, la svástica, emblema del nazismo, en el brazo de multitudes que aclamaban al Humala líder del Partido Nacionalista Peruano, mientras les habla. A las pruebas me remito (Ver en 2).

En una entrevista publicada en el 2005 se afirmó que “Ollanta, su hermano Antauro, teniente coronel y mayor en retiro del Ejército, y el padre de ambos declararon su "profundo odio" hacia la comunidad judía en la etapa original de su movimiento nacionalista” (3).

En opinión del analista José Brechner, “Ollanta Humala obviamente de judío no tiene nada. Es un vulgar cholo resentido, que se identifica con Hitler por simple imbecilidad, lo que no deja de hacerlo peligroso. Humala se autocalifica de nacionalista de izquierda, que es lo mismo que nacionalsocialista o nazi, de ahí viene el acercamiento con Vargas Llosa”.

A propósito entonces del escritor peruano y Nobel de literatura, fueron noticia sus declaraciones durante el mes de abril 2011 en relación al candidato del Partido Gana Perú:

“Ha moderado considerablemente su actitud, ha dicho que se alejaba de Chávez y se acercaba a Lula... Aunque en su programa de gobierno, las viejas ideas están siempre ahí", añadió el escritor… “Que esa nueva actitud que dice haber adoptado sea una realidad y se confirme a través de acuerdos concretos que nos permita a quienes no queremos de ninguna manera que se desplome un sistema que está trayendo muy buenos resultados a Perú -y no sólo desde el punto de vista económico sino desde el punto de vista social y de la institucionalidad democrática- votar por él".

Para concluir Vargas Llosa así: "Mi esperanza es que eso que dice sea cierto".

Habría que hacer algunas matizaciones:

“Que se alejaba de Chávez y se acercaba a Lula”. Por una parte, tratándose de Lula, evidente que el amigo de los Castro, apenas este jueves 2 de junio se encuentra en la Habana para intimar detalles con sus amigos Fidel y Raúl, de los fundadores del Foro de Sao Paolo, en evento de hace unos días la organización comunista le brinda su apoyo.

Por la otra, no voy a pensar que se trata de un absoluto desconocimiento de la personalidad de Chávez, los discursos en cátedras reconocidas fueron elocuentes. De ahí que si Vargas Llosa señala "Mi esperanza es que eso que dice sea cierto", y solicita el voto, con todo el respeto que nos inspira, sería trivial calificar su postura de presentable.

“Decepcionante por demás, inaceptable, inconveniente o desafortunada posición”. Lo decía en mi artículo en Diario de América, Un impensable Vargas Llosa, del 30 de abril 2011. De ganar Humala, “lo sabe Vargas Llosa, nada menos que se pondría en riesgo la democracia del Perú y hasta en juego la estabilidad de la región, otro aliado más del socialismo fundamentalista de Chávez y su revolución expansionista” (4)

Hay un famoso video, las “Tres Mentiras de Hugo Chavez”, que contiene segmentos de lo planteado por aquel Hugo Chávez al que muchos le dieron un cheque en blanco, en entrevista de Jorge Ramos de Univisión el 5 de Diciembre del 1998. Es que hasta la vestimenta contrasta con la posterior camisa roja o verde oliva como suele uniformarse el teniente coronel o comandante venezolano (Ver en 5).

El hombre que reconoce a las FARC como ejercito del pueblo y no como grupo terrorista, por mencionar algo más, inclusive, le acaban de vincular con el narcotráfico un testigo que asegura, reseñado ampliamente, que en 1992 “le pagó en cuatro oportunidades cupo para “levantar” vuelos en la pista de aterrizaje ubicada en el kilómetro 19 de la carretera Marginal de la Selva” (Ver en 6).

No es para desestimar que su mismo hermano Ulises diga que de ganar la presidencia se convertiría en un “dictador”

Ahora, si algo más pone en patética evidencia a Ollanta Humala, son los distintos programas de gobierno presentados, el mismo escritor peruano lo reconoce cuando dice “Aunque en su programa de gobierno, las viejas ideas están siempre ahí”.

Es decir, y quedó evidenciado en el último debate, en un pretender desligarse de lo que le es propio, la carencia de un programa estable de economía de mercado, a las luces le atraen los estatismos, populismos y toda esa mezcla empobrecedora que causaría un retroceso lamentable en Perú, el país con mayor crecimiento económico en la región.

Aprovecha la circunstancia su contrincante la candidata presidencial Keiko Fujimori del partido Fuerza 2011 para referirse a “los bruscos retoques que ha dado el candidato a su plan de gobierno”.

El Ollanta Humala sin poder desmarcarse de Chávez, su presunto financista del pasado no sabemos si del presente, a pesar de su empeño en rechazar “el sistema impuesto por Chávez a Venezuela y el fracaso del mismo”. La gráfica muestra el encuentro en Caracas con su amigo, enero del 2006. Los une, en palabras de Chávez "una extraordinaria coincidencia", se refería a la condición golpista de ambos:

"Quiero aprovechar para saludar la presencia aquí (...) de un soldado peruano que hace varios años condujo lo que uno pudiera llamar una quijotada, un Quijote" (7).

Hasta lo de antisemita reluce en el recuento para mostrar hechos en el tiempo, en el ayer y hoy, que no se pueden esconder, sobre el candidato izquierdista para la segunda vuelta de las elecciones presidenciales 2011 a realizarse en Perú el domingo 5 de junio.

Un Ollanta Humala ¿en la insistencia del engaño? O acaso ¿cambió de la noche a la mañana?

Porque si algo destacó en su campaña electoral en función de las conveniencias fue la estrategia del negar y negar, un empeño en exhibirse distinto a lo que antes mostró ser.

El tortuoso ejercicio de elevar el límite de endeudamiento

El tortuoso ejercicio de elevar el límite de endeudamiento

El techo de la deuda será elevado tan seguro como que el sol sale por el Este. Llegar a ese punto, no obstante, será angustioso. Lo cual es bueno.
La deuda nacional aumentó más durante el mandato de Obama que durante los 233 años precedentes, desde la Declaración de Independencia
La deuda nacional aumentó más durante el mandato de Obama que durante los 233 años precedentes, desde la Declaración de Independencia
Por Charles Krauthammer

El techo de la deuda será elevado tan seguro como que el sol sale por el Este. Llegar a ese punto, no obstante, será angustioso. Lo cual es bueno.

El Secretario del Tesoro Tim Geithner advierte que no elevar el umbral será catastrófico. En eso tiene razón. Pero es sibilino cuando insinúa que tenemos que hacerlo antes del 2 de agosto o se desatará el apocalipsis.

No hay fecha fatídica. No hay descubierto en el pago de la deuda soberana que se produzca de la noche a la mañana. La servidumbre de la deuda equivale a un 6% de los presupuestos federales y sólo al 10 por ciento de la recaudación federal. Esto significa que por cada dólar de interés abonado, hay alrededor de 9 de recaudación fiscal que la administración destina a otra cosa.

Haga circular el dinero -- y habrá extinguido la servidumbre de la deuda. Extinga la servidumbre - y no hay descubierto. Lo que asusta a Geithner no es que no vayamos a ser capaces de pagar a nuestros acreedores sino que su Tesoro no vaya a poder seguir gastando las cantidades obscenas de dinero (alrededor de 120.000 millones de dólares al mes) que no tiene y ser (temporalmente) incapaz de endeudarse.

Bien. El estado se verá obligado (temporalmente) a fijar prioridades. Saludable ejercicio.

Igualmente saludable es la tónica de crisis generada por el temor al descubierto. Tendremos un aperitivo de lo que pasa cuando alcancemos el verdadero umbral de endeudamiento dentro de unos años, es decir, cuando afrontemos el descubierto real. Esa es nuestra trayectoria fiscal actual. Con los presupuestos del Presidente Obama, la servidumbre de la deuda, 214.000 millones de dólares anuales hoy, salta a los 931.000 millones de dólares en cuestión de una década.

La actual confrontación por el umbral de la deuda, por tanto, es un instructivo ejercicio de maniobras militares de una verdadera reestructuración de la deuda de corte heleno, cosa que nos espera si no solucionamos nuestro problema de deuda.

Con una diferencia, por supuesto. Durante la lucha actual por el umbral de endeudamiento, si los mercados empiezan a ponerse nerviosos, los tipos de interés de la deuda estadounidense repuntan y la economía se echa a temblar, toda la cuestión puede desactivarse pulsando un botón -- una medida legislativa que eleve el umbral de endeudamiento. Cuando se produzca la verdadera crisis, sin embargo, no habrá botón. No hay reinicio del simulador de vuelo. Faltamos al pago y la economía se desploma realmente.

Motivo por el cual es de celebrar la actual confrontación del umbral de endeudamiento. Genera presión para imponer la cordura fiscal.

Pero puede ser un juego peligroso. Las exigencias Republicanas han por tanto de estar bien redactadas. Afortunadamente, lo están. El secretario de la oposición en el Senado Mitch McConnell presiona por sacar adelante recortes presupuestarios en los dos próximos ejercicios. El impacto será real y exponencial -- cuando se recorta la base presupuestaria, los ahorros se producen un ejercicio tras otro.

Los límites del gasto público son más problemáticos. Tienen antecedentes siniestros. La experiencia demuestra que el Congreso sabe poner candado a la nevera, pero mientras el Congreso siga teniendo la llave, el atracón nunca se detiene.

Sugeriría, por tanto, promulgar límites del gasto que puedan revocarse en futuros ejercicios sólo a través de una mayoría legislativa concreta -- pongamos los dos tercios de las dos cámaras. Bien, por supuesto un futuro Congreso puede desmantelar este ardid entero derogando los límites a través de una legislación que sólo requiera de una mayoría simple en ambas cámaras. Pero mientras los Republicanos conserven el control de la Cámara, pueden bloquear esta maniobra. Los límites serían esencialmente imposibles de derogar.

En este tira y afloja de recortes del gasto público, adquiere una importancia supina enmarcar tus exigencias de forma que la opinión pública las considere razonables. La parte que pueda convencer a la opinión pública triunfará -- la otra parte acabará por ceder por miedo a ser culpada de cualquier alteración que se produzca. Los Republicanos no deberían de pedir, digamos, derogar el Obamacare como quid pro quo a la elevación del umbral de endeudamiento. Son atajos imposibles en estas negociaciones.

Motivo por el cual la oferta del presidente de la Cámara John Boehner de un acuerdo paritario -- elevar el umbral de endeudamiento por un valor exacto al de los recortes del gasto público -- es una belleza. Es eminentemente lógico y fácil de entender. En un país con un considerable surtido del 47% al 19% contrario a elevar el umbral de endeudamiento, la oferta de Boehner es difícil de rechazar para el presidente.

Después de todo, invita a Obama a elegir el importe a recortar. Por ejemplo, 500.000 millones de dólares le permiten tramitar un incremento del umbral de endeudamiento de 500.000 millones de dólares -- y sólo una ampliación a corto plazo. No queriendo volver a atravesar este proceso, a Obama le gustaría un incremento del umbral de 2 billones de dólares que le permitiera llegar al día de las elecciones en 2012. Para ello, tendrá que proponer recortes del gasto público por valor de 2 billones de dólares.

Podría ser chantaje. Pero es progreso.

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