viernes, 2 de septiembre de 2011

Óscar de la Hoya: “Estoy cansado de mentir”

El ex boxeador confesó en exclusiva a Aquí y ahora lo que había sido su secreto mejor guardado: sus adicciones

Oscar De La Hoya
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Oscar De La Hoya
Óscar de la Hoya vive con la idea de que deberá seguir entrenando, pero para una pelea que nunca llegará. Fuera del ring su meta es fortalecer a diario la disciplina, fuerza de carácter y voluntad para evitar así otra derrota emocional provocada por las adicciones que ya no esconde.

Está convencido de que nunca regresará al cuadrilátero. Ni su condición física ni mental aguantarían el empuje, dijo el excampeón de boxeo, quien, por vez primera, habló públicamente sobre su situación con Teresa Rodríguez, frente al lente exclusivo de Aquí y Ahora(Univisión). A tres meses y medio de conocer su problema con el abuso de alcohol y cocaína, afirmó que vivía en un “infierno”.

“No sé cómo estoy vivo, sin haber llegado a la cárcel o a la muerte”, expresó. “En un punto me pregunté si valdría la pena seguir viviendo”.

De la Hoya repasó su vida, desde que a los nueve años de edad comenzó a probar alcohol en las reuniones familiares, lo impactante que le resultó la muerte de su madre cuando era un joven de apenas 17 años y los momentos en que arriesgó su matrimonio, el bienestar de sus hijos y su vida. Uno de los momentos más incómodos fue cuando admitió que aquellas fotos que se pasearon por la red, en las que supuestamente aparecía vestido con lencería femenina y que fueron desmentidas una y otra vez, en realidad eran suyas.

A sus 36 años y con un gran reto personal de frente, de la Hoya subrayó que está cansado de mentir y que para cambiar por completo su vida debe aceptar y enfrentar sus errores. Por eso, lleno de optimismo, y con el respaldo de su esposa, Millie Corretjer, se apoya en las terapias de recuperación que recibe para continuar una vida en pareja lejos de los vicios y excesos.

Mercados esperan más estímulos de la Fed

La nula generación de empleos en agosto revivió el temor de una recesión en la economía de EU; sin medidas monetarias a la vista, la volatilidad llevará al tipo de cambio arriba de 12.30 pesos.

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Las cifras económicas débiles mantendrán elevada la volatilidad en los mercados financieros. (Foto: Photos To Go) Las cifras económicas débiles mantendrán elevada la volatilidad en los mercados financieros. (Foto: Photos To Go)
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CIUDAD DE MÉXICO (CNNExpansión) — La cifra de empleo durante agosto en Estados Unidos, que resultó débil y por debajo de lo esperado, acentúa la incertidumbre en los mercados y refuerza la expectativa de una parte de los inversionistas de que esa economía podría caer en recesión, advierten analistas.

Consideran que bajo un entorno de elevada incertidumbre y volatilidad, los nerviosos inversionistas esperan que la Reserva Federal (Fed) implemente nuevas medidas para tratar de estimular a una débil economía que no da muestras de levantar por sí sola.

Las nóminas no agrícolas de agosto se mantuvieron sin cambio frente al mes anterior, dijo este viernes el Departamento de Trabajo, en lo que fue la lectura más débil desde septiembre, mientras que la tasa de desempleo se mantuvo sin cambio, en 9.1%.

El reporte impactó negativamente a los mercados accionarios, mientras que la fortaleza que mostró el dólar frente al euro debilitó a la moneda mexicana, que la llevó a cotizar en 12.40 pesos por dólar, indicó Monex Grupo Financiero.

Dentro del escenario económico débil, los mercados seguirán comprando la idea de que el Banco Central de EU aplique un estímulo monetario adicional, que permita reactivar la confianza de los mercados financieros al mantener bajas las tasas de interés, puntualiza Mario Copca, director de Análisis Económico de Vanguardia Casa de Bolsa.

"La lectura que el mercado le dio a la cifra de empleo es una que confirma el escenario de debilitamiento de la economía de EU. El hecho de que en el vecino país del norte se busque recortar gasto (para comenzar a revertir el elevado déficit fiscal), se reflejará en menores contrataciones", indica.

Además, el riesgo de menor crecimiento hace que las empresas moderen su ritmo de contrataciones. "Este escenario considera la aplicación de un estímulo adicional por parte de la Fed porque seguimos bajo un escenario de débil crecimiento", puntualiza Copca.

Los temores en torno a la desaceleración de la economía estadounidense y la incertidumbre en torno a la crisis de deuda soberna europea, siguen siendo los principales temas afectando al ánimo de los inversionistas, precisa Análisis Santander.

Ante periodos de incertidumbre, las empresas dejan de contratar y ello incrementa la posibilidad de que la economía de EU caiga en una recesión y de que la Fed implemente una nueva medida para tratar de estimular a la economía probablemente en la siguiente reunión de política monetaria, resalta la directora de Análisis Económico Financiero de Base Casa de Bolsa, Gabriela Schiller.

Además del estancamiento en la generación de empleos, el reporte revisó a la baja las cifras de junio y julio equivalentes a 58,000 empleos, lo que agrega aún más presión para la implementación en el corto plazo de nuevos estímulos económicos, agrega Santander.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, presentará el próximo lunes un nuevo programa económico dirigido a impulsar la creación de empleos y la Reserva Federal se reúne el 19 y 20 de septiembre.

De acuerdo con un reporte de Eduardo Ávila, subdirector de Análisis Económico de Monex Grupo Financiero, el temor de un dato negativo en empleo en EU se materializó, al no generarse nuevas fuentes de trabajo.

Con el deterioro en el mercado laboral, que afectó a las variables financieras en el ámbito mundial, es probable que los inversionistas acentúen el temor de una recesión y se espere una reacción por parte de la Fed.

El riesgo de recesión crece en EU

Analistas aseguran que el mal dato de desempleo es una señal de alerta de que la economía está mal; cuestionan la falta de voluntad política para lanzar programas que estimulen el crecimiento.

Una de las preocupaciones es que parece no haber mucho qué hacer para enfrentar la situación. (Foto: AP) Una de las preocupaciones es que parece no haber mucho qué hacer para enfrentar la situación. (Foto: AP)
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NUEVA YORK — Como si el reporte sobre la creación de empleos no fuera lo suficientemente malo, los economistas afirman que lo peor está por venir.

Esto es porque el alto desempleo podría ser un signo de alerta -y la causa-, de que el país pueda enfrentar una recesión.

Muchos economistas no estaban listos para afirmar que ya hay una recesión, pero estaban elevando las probabilidades de que ocurriera.

Están preocupados porque la debilidad en el mercado laboral puede llevar a los negocios y a los hogares a detener su consumo. Eso es lo peor que le puede pasar a una economía cuando el crecimiento ha bajado hasta casi cero.

"Cuando el empleo cae, los ingresos caen. Cuando los ingresos caen, las ventas caen; cuando las ventas caen, la producción cae y cuando la producción cae el empleo cae", dijo Laksman Achuthan, director del Economic Cycle Research Institute.

Es un círculo vicioso difícil de romper.

"Puedes gritar y patalear, puedes ser el presidente, puedes ser el Congerso, puedes ser el Banco Central, pero no lo puedes detener una vez que comenzó", dijo Achuthan.

A pesar de ello, la economía técnicamente sigue creando empleos -aunque de una forma muy lenta- y Achuthan cree que la economía perderá más empleos antes de volcarse en una recesión.

Una de las principales preocupaciones de los economistas es que no parece haber mucho qué hacer para atender la debilidad en la economía.

La Reserva Federal considera un apoyo adicional, pero el presidente de la Fed, Ben Bernanke, advirtió que hay límites a lo que puede hacer un Banco Central.

Bernanke dijo en su discurso de la semana pasada que el Congreso debe tomar pasos en dirección de un estímulo fiscal que puede incluir más gasto de Gobierno o más recortes a los impuestos.

Pero si los republicanos y demócratas están teniendo dificultades incluso para llegar a un acuerdo sobre la noche en la que el presidente Obama puede dar a conocer su plan para crear nuevos empleos, esperen a ver si se pueden poner de acuerdo sobre qué se debe hacer para reactivar la economía.

"No hay voluntad política en Washington para estimular la economía", dijo Carl Riccadonna, un economista de Deutsche Bank. "El paciente está extremadamente enfermo y requiere de medicina, pero la economía depende de sí misma para salir del problema".

Desde luego, los economistas no son los únicos preocupados.

La confianza del consumidor experimentó en agosto su baja más importante desde el punto más álgido de la crisis financiera.

John Silvia, economista en jefe para Wells Fargo Securities, dijo que la economía permanece en riesgo mientras los hogares enfrentan débiles salarios y aumento de precios.

Silvia considera el riesgo de una nueva recesión entre 30% y 40%, desde el 20% a 30% que reportó previo al reporte de empleos de este viernes.

"Un significativo número de estadounidenses nunca han visto una recuperación", dice Silvia. "Estamos sobre hielo muy delgado. No podemos arriesgarnos".

Técnicamente, la recesión terminó en junio de 2009, de acuerdo con datos de la Oficina Nacional de Investigaciones Económicas. Pero esta dependencia toma en cuenta muchos indicadores económicos de amplio espectro.

Para el hogar común, la Gran Recesión nunca terminó. De hecho, ocho de cada 10 estadounidenses piensan que aún estamos en una, de acuerdo con una encuesta de CNN/ORC.

El profesor de la Universidad de Harvard, Ken Rogoff, afirma que esa percepción está justificada.

"Nunca dejamos la recesión ni por un poco", dice Rogoff. "Si te estás ahogando 10 metros bajo el agua y subes un metro, aún te estás ahogando. La pregunta sobre si estamos creciendo 1% o cayendo 1% no es el tema".

Tambores de guerra

EEUU

Alberto Acereda

&quote&quoteA uno le quedan pocas dudas de que toda esta maquinaria de descalificaciones racistas al Tea Party y al GOP es una estrategia diseñada por la campaña de Obama 2012.

Los caóticos números de aprobación popular del presidente Obama están causando pánico en la Casa Blanca. Tal es el miedo, que el mismo Obama ha intentado contraprogramar su discurso sobre economía y empleos con el debate presidencial republicano que se televisará este próximo miércoles. No le dejaron pero los tambores de guerra empiezan ya a resonar.

Los medios de comunicación más importantes en EEUU, a excepción del Fox News Channel, llevan desde 2007 favoreciendo de forma descarada a Obama, tapando sus errores y haciendo una servil labor que resulta moral y éticamente abyecta. Así lo prueba el reciente estudio del catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad de California-Los Angeles, Tim Groseclose, así como su libro Left Turn (2011). La ultrajante ayuda de los medios no basta para que Obama haya caído en estos últimos días ya al 38% de aprobación popular (Gallup) y con una insatisfacción general en materia económica que alcanza el 62% de los votantes registrados (Quinnipiac). La estrategia ahora es recurrir a sus congresistas, especialmente a los de raza negra, para propagar un inventado racismo del GOP y del Tea Party.

A la ayuda de Obama ha salido raudo André Carson, un congresista negro en Washington del Partido Demócrata por Indiana. En una reunión ante los miembros de la asamblea negra de congresistas, celebrada en Miami el 22 de agosto y de la que existe vídeo, Carson dijo a sus colegas refiriéndose a sus oponentes del Partido Republicano: "Algunos de ellos en el Congreso ahora, junto al movimiento del Tea Party, estarían encantados de verles a ustedes y a mí colgando de un árbol". Tal cual. Este Carson, segundo congresista musulmán elegido en Washington, es uno de los que acompañó a Nancy Pelosi y a John Lewis el día de la aprobación de Obamacare, con paseíllo chulesco frente al Congreso y con martillo gigante en mano alegando –sin poderlo probar nunca– que al ser negros fueron escupidos e insultados por la gente del Tea Party.

Carson, como tantos otros demócratas, se niega a disculparse y olvida la historia. Porque si de lo que se trata es de buscar ejecutores de linchamientos, basta mirar el viejo Sur de Estados Unidos a mitad del siglo XX, controlado por los segregacionistas raciales del Partido Demócrata, políticos y gobernadores demócratas como J. William Fulbright (Arkansas), Herman Talmadge y Lester Maddox (Georgia), Ernest Hollings (Carolina del Sur), George Wallace y Bull Connor (Alabama) y hasta el padre de Al Gore (Tennessee).

Más allá de la historia y de la maligna frase vomitada por Carson, la realidad es que estos congresistas negros que tanto espolean a sus votantes en términos raciales (hablamos también de Maxine Waters, James Clyburn, Barbara Lee, John Conyers y otros tantos) son los mismos que, al igual que Obama, luego tienen en perpetua miseria a sus distritos y a sus votantes. Tras años de ser reelegidos en sus respectivas áreas electorales, no han aportado soluciones reales a los ciudadanos y menos todavía a la comunidad negra. Pero lo fácil es insultar, usar el racismo para crispar y esperar que la comunidad negra vuelva a votar masivamente a Obama dentro de un año.

A uno le quedan pocas dudas de que toda esta maquinaria de descalificaciones racistas al Tea Party y al GOP es una estrategia diseñada por la campaña de Obama 2012. Los tambores de guerra, pues, no son aquí los de aquella película de Delmer Daves, donde el Presidente Ulysses S. Grant buscaba la paz. Estos tambores bélicos son los de Obama, donde el masivo voto negro es necesario para ser reelegido en 2012. Y para lograrlo, por lo visto todo vale. André Carson lo sabe. Y el presidente más, aunque disimule.

Alberto Acereda es catedrático universitario en Estados Unidos y director de The Americano.

Por qué la universidad debería ser totalmente privada

Economía paso a paso

Juan Ramón Rallo

&quote&quoteLa enseñanza pública no garantiza una democratización del capital humano; más bien asegura su generalizada malinversión.

La práctica totalidad de la población coincide en que la enseñanza es uno de los pilares del Estado de Bienestar. Hablar de una privatización de la educación que vaya más allá del cheque escolar parece ser un tema tabú, incluso para los liberales. Sin embargo, la teoría económica permite comprender por qué no sólo es recomendable sino imprescindible para el desarrollo que la enseñanza, especialmente la superior/universitaria, sea completamente privada.

Lo esencial es tener claro qué debe ser y qué no debe ser la enseñanza universitaria. Por resumirlo, la universidad debe convertirse en una empresa cuyo propósito sea el de fabricar o proveer un bien de capital harto concreto y específico: el llamado capital humano muy especializado. La universidad no debe ser un foro público para adquirir una formación general un tanto más profunda que la proporcionada por la enseñanza secundaria y que nos convierta en buenos ciudadanos. O, al menos, no debe ser eso si luego pretendemos que esos años de carrera lectiva nos sirvan para lograr un sobresueldo en el mercado laboral.

Por consiguiente, la universidad produce capital humano, esto es, inocula a sus clientes/estudiantes una serie de conocimientos teórico-prácticos que, con posterioridad, deberían permitirles producir en el mercado una mayor cantidad de bienes y servicios que otros agentes sin esa formación: el capital humano debe servir para incrementar la productividad de los trabajadores y, por tanto, lograr sueldos más elevados.

El capital humano, pues, es un bien de capital más, con todo lo que ello entraña: su valor depende de su capacidad para generar bienes económicos valiosos dentro de un plan empresarial en el que deberá coordinarse y complementarse con otros bienes de capital. Los sobresueldos (o los beneficios extraordinarios, si el estudiante se vuelve autónomo) son precisamente la remuneración de ese bien de capital, como los dividendos lo son de las acciones o los intereses de la renta fija. Y el sobresueldo podrá pagarse si un trabajador que dispone de un cierto capital humano es más productivo dentro de un determinado plan empresarial que otro trabajador que carece de ese capital humano.

La tarea de las universidades no es nada sencilla. En cierto modo, cabe reputarlos como centros productivos de una enorme complejidad: su materia prima es un conocimiento tremendamente especializado –pensemos en la cantidad de licenciaturas y de maestrías que existen dentro de éstas– que año a año queda desfasado por el avance de la ciencia, por el eventual cambio de gustos de los consumidores y por las nuevas metodologías docentes. Sus clientes, los estudiantes, tienen que recibir una formación puntera (pues, en caso contrario, saldrán al mercado laboral y serán desplazados por otros trabajadores mejor adiestrados), que esté adaptada a las necesidades del consumidor (pues, en caso contrario, no habrá empresarios que quieran incorporarlos a sus planes de negocio abonándoles un sobresueldo) y que les sea lo más inteligible posible (pues, si no, todos los esfuerzos docentes serán en vano).

No se trata sólo, por tanto, de formar a los mejores arquitectos –o ingenieros, o economistas o juristas– posibles desde un punto de vista técnico, sino también a aquellos que sepan diseñar las construcciones que vayan más en consonancia con los gustos de los consumidores (o quizá, si hay exceso de construcciones y arquitectos, lo acertado sea no formar a ningún arquitecto). Los conocimientos que adquieren, en definitiva, no han de ser útiles para la formación personal y humana del alumno o para el avance en abstracto de la ciencia –para lo cual puede haber otros centros adscritos a la universidad que realimenten la labor de la docencia–, sino para el consumidor, que al final es quien le pagará el sobresueldo al estudiante.

Así las cosas, un capital humano que no cumpla con estos tres requisitos –excelencia técnica y adaptación a las necesidades del consumidor que permita lograr un sobresueldo en el mercado– puede considerarse una mala inversión, equiparable a la de un promotor inmobiliario que en el auge de una burbuja del ladrillo siguiera construyendo más y más viviendas que luego no ha podido colocar a buen precio.

La cuestión es si la universidad pública puede proveer un capital humano que no sea en general un cúmulo de malas inversiones o si, por el contrario, el buen capital humano sólo podrá gestarse en centros universitarios privados sometidos a la competencia del mercado y a la ausencia de regulación del sector público.

Existen razones que afectan tanto a la oferta –a la manera que tienen las universidades de funcionar y enseñar– como a la demanda –a la cantidad y calidad de estudios que desean contratar los estudiantes– para concluir que, como en cualquier otro centro productivo especializado, es imprescindible que la universidad esté sometida por entero a la competencia propia del libre mercado.

Entre las de oferta, la universidad debe ser suficientemente flexible como para adaptar su conocimiento técnico y sus métodos docentes a las muy cambiantes necesidades del mercado (de las empresas y de los consumidores). El profesorado –y la organización de éste dentro de la universidad– ha de estar sometida a una reelaboración continuo; una flexibilidad que sólo puede lograrse no a golpe de planificación central y de planes quinquenales, sino merced a la presión competitiva de otras universidades más eficientes que pueden terminar desplazando a las menos eficientes. Es necesario que los modelos educativos que queden desfasados puedan desaparecer y no se eternicen gracias a la teta del presupuesto público; para lo cual resulta a su vez necesario que los empresas y la administración puedan discriminar entre los títulos de distintas universidades según su calidad: una licenciatura en una universidad puntera no puede ser equiparable a una licenciatura de una universidad deficiente.

Asimismo, la competencia entre universidades no sólo afectaría a la calidad de sus servicios, sino también a su coste. Internet, los Ebooks y demás nuevas tecnologías ofrecen un sinfín de posibilidades para desarrollar nuevos modelos educativos que vayan más allá de la universidad tradicional. La participación de un centro de enseñanza superior en la formación del capital humano puede ser muy variable: desde la tutela directa y presencial de un equipo docente durante 20 horas semanales a lo largo de cinco años a la provisión del material docente y posterior certificación de que un determinado alumno a adquirido por su cuenta los conocimientos reconocidos en su título, pasando por la enseñanza online presencial o no presencial. Cada universidad podría configurar su propia oferta de servicios académicos, cuyo precio sería creciente con su coste (con el grado de implicación en la formación) y permitiría a una variedad muy amplia de alumnos, con niveles de renta muy diversos, acceder a un mismo título. A día de hoy ya existen numerosos centros que cobran sólo por examinar y certificar la adquisición de unos determinados conocimientos, sin perjuicio de que, abonando un sobreprecio, los estudiantes puedan comprar directamente los materiales o asistir a clases presenciales.

Igualmente, tampoco tiene demasiado sentido que la carrera universitaria sólo pueda ser un corpus inseparable de conocimientos que proporcionen una visión presuntamente completa al alumno sobre una materia a lo largo de cuatro o cinco años. Lo lógico sería que cada universidad pudiese ofrecer ‘packs’ de duración y precio mucho más reducido y con un contenido mucho más específico; el objetivo es formar especialistas que sepan desarrollar servicios extraordinarios en una materia. El mejor contable del mundo no tiene por qué tener un conocimiento demasiado profundo sobre macroeconomía, por lo que ambas materias no tienen por qué estudiarse a la vez: la posibilidad de estudiar por módulos que puedan adquirir los alumnos, sin perjuicio de la obtención de un título que acredite exactamente los conocimientos adquiridos, proporciona una flexibilidad enorme a la hora de formar el capital humano y a la hora de reorganizar internamente las materias impartidas y los métodos empleados. Más que observar los estudios universitarios como una variable discreta (0 ó 1: o se tiene un título, aunque falte una asignatura, o no se tiene), habría que entenderla como una variable continua (se poseen distintos grados de conocimiento reflejados en un currículum dinámico).

Por lo que respecta a la demanda, nunca olvidemos que la enseñanza universitaria es una inversión en un activo llamado capital humano y cuya rentabilidad es el sobresueldo que cosecha el trabajador. Si reputaríamos absurdo que el Estado nos concediera a todos (o, más bien, a unos cuantos adolescentes) un cheque de, por ejemplo, 20.000 euros para que todos pudiésemos poseer una cartera de acciones bursátiles (¡y no sólo los ricos ahorradores!), deberíamos considerar igualmente absurdo que el Estado subvencionara la demanda de lo que es, repito, una inversión en un activo muy específico y especializado como es el capital humano.

¿Y por qué es absurdo? Para empezar, porque los costes se socializan (todos los contribuyentes sostienen la universidad pública) pero los beneficios se privatizan (los sobresueldos percibidos por cada trabajador). Se puede pensar que un sistema fiscal progresivo contrarresta este hecho (paga más quien más gana), pero no olvidemos que no todos quienes obtienen un sobresueldo tienen que obtenerlo por gozar de estudios universitarios... ni todos los que gocen de estudios universitarios tienen por qué obtener un sobresueldo ni tampoco obtenerlo en virtud de ese título. Por tanto, el sistema fiscal progresivo es una manera muy torpe e injusta de contrarrestar la socialización de los costes y la privatización las ganancias.

Pero el problema de fondo es otro: la lógica y la conveniencia de toda inversión depende de que la rentabilidad de la misma sea positiva y superior a la de otros activos de riesgo similar. Es decir, se trata no sólo de ganar dinero, sino de ganar al menos el mismo que podríamos obtener en otras inversiones. Si subvencionamos total o parcialmente el coste de la universidad, lo lógico es que la demanda de estudios universitarios se dispare muy por encima de lo que es realmente rentable y conveniente. Por ejemplo, si el coste de estudiar cinco años en la universidad es de 40.000 euros pero el Estado la ofrece gratuitamente, un estudiante decidirá invertir en capital humano aun cuando los sobresueldos que consiga a lo largo de su vida laboral no superen los 30.000 euros. Es decir, la inversión será ruinosa (el coste de obtener el capital humano será mayor que la utilidad que proporciona) pero el incentivo será a acometerla.

Obviamente, si el coste privado de ir a la universidad es cero, lo que cabe esperar es, primero, que su demanda se masifique aun cuando los sobresueldos logrados sean nulos; y, segundo, si existen otros beneficios no monetarios de acudir a la universidad (por ejemplo, cinco años sabáticos en los que no se estudia demasiado y se disfruta de una juventud dorada), los alumnos tenderán a desatender por completo qué disciplinas deben dominar para percibir los sobresueldos que presuntamente justifican la enseñanza universitaria (elección casi aleatoria o por interés personal de la materia). En definitiva, si el Estado subvenciona el coste de la universidad, su demanda será siempre excesiva y generalmente despreocupada por la calidad de la oferta.

La titulitis es una enfermedad propia de sociedades donde la universidad carece de precio, donde los alumnos no están en absoluto interesados en comparar los costes y los beneficios de la inversión en capital humano y donde los centros encargados de expedir el título no se juegan su supervivencia en su calidad diferencial. Una sociedad no necesita universitarios en general, sino personas especializadas en muy diversas áreas; cuando lo que proporciona es una imprenta de licenciaturas y de jóvenes incolocables –que además deben recurrir a posgrados privados para especializarse mínimamente–, es que su sistema universitario es completamente fallido.

Por último, que el precio de la enseñanza superior refleje todo su coste no significa ni mucho menos que las diferencias sociales vayan a ahondarse. Primero, porque un rico que sea tonto no obtendrá durante mucho tiempo un sobresueldo gracias a un título de calidad comprado a tocateja (otra cosa son los contactos familiares, pero eso es independiente de la titulación); y si eso es así, la compra de licenciaturas por parte de los ricos tenderá más bien a descapitalizarlos (habría sido mejor que metieran el dinero en una acción que proporciona una renta del 7% anual que en un título que renta un 0% al año).

Y segundo, porque los pobres inteligentes no sólo pueden ser becados por las universidades privadas (cosa que ya sucede en la actualidad), pues el prestigio de éstas procede de tener alumnos excelentes y bien colocados en el establishment, sino porque la versatilidad de una industria universitaria privada y desregulada permitiría una variedad de precios tan grande que daría paso a una formación realmente continua. En ninguna parte está escrito que una persona debe adquirir todo su capital humano de los 18 a los 23 años. Perfectamente puede estudiarse un módulo de finanzas, percibir un sobresueldo durante cuatro años, ahorrar parte del mismo y costearse el estudio de otro módulo, etc. Lo único que de facto cambiaría es que la gente analizaría mucho más cada paso que da: a saber, si conviene (si es rentable) ampliar un poco más su formación en cada una de las etapas de su vida. De hecho, así habrán de hacerse las cosas: el capital humano debería estar en continuo reciclaje (no quedarse estancado en los conocimientos adquiridos durante la adolescencia) y orientarse siempre a la creación de un mayor valor para el consumidor que aquel que ha costado formarlo.

La enseñanza pública no garantiza una democratización del capital humano; más bien asegura su generalizada malinversión.

Puede dirigir sus preguntas a contacto@juanramonrallo.com

Juan Ramón Rallo es doctor en Economía, jefe de opinión de Libertad Digital y profesor en el centro de estudios Isead. Puede seguirlo en Twitter o en su página web personal. Su último libro es Crónicas de la Gran Recesión (2007-2009).

Leyes sin gobierno – Parte 1



Al considerar el anarquismo de libre mercado, tal vez el asunto más polémico y difícil de asimilar sea el de la provisión de servicios tradicionalmente concentrados en el poder estatal. Uno de ellos es el sistema legal monopólico al cual estamos acostumbrados.

¿Pero qué es una ley? ¿para qué sirve? Este ilustrativo video creado por GrahamPWright y subititulado al castellano por OrdenVoluntario muestra los principios para un sistema legal sin gobierno.


Contra la empresa pública

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La gestión del Estado escrito por Jorge Valín, economista español seguidor de la Escuela Austriaca y del Anarcocapitalismo.

…no quiero prohibir al gobierno que haga nada, excepto impedir que los demás hagan algo que podrían hacer mejor que él”. -La desnacionalización del dinero. Friedrich A. Hayek

…Y por eso mismo, el estado ha de ser desmantelado. Cuando se trata de satisfacer las necesidades humanas mediante la producción en una sociedad donde predomina la división del trabajo, el Capitalismo es la única alternativa en términos de eficiencia y justicia moral. Este proceso no es gratuito ni causa de la fortuna, sino que es un proceso que ha permitido el aumento de la productividad, la creación de mayores técnicas de trabajo, el aumento de la población, aumento de la edad media de vida, mayor capacidad para combatir las enfermedades, mayores comodidades y bienestar… Pero cuando el estado intenta hacerse con esta riqueza, expropiando lo que legítimamente es del individuo, el proceso degenera y la gestión se vuelve imposible.

El mito de la gestión privada de las empresas estatales

Uno de los caballos de batalla económicos de los años noventa fue la privatización en la gestión de las empresas estatales. Con esto se pretendía que las cuentas públicas de aquellas empresas que maneja el estado estuviesen equilibradas. En otras palabras, no se pretendió convertir la gestión estrictamente privada, sino que simplemente se colocó a un contable privado en lugar de un funcionario. Algunos vieron en este cambio la solución a la ineficiencia estatal y un retorno al liberalismo (neoliberalismo según ellos mismos). La verdad es que este tipo gestión privada no es la mejor solución. Ni siquiera se puede definir como una solución aceptable.

Una vez el estado se ha apropiado de un bien no lo maneja en términos de eficiencia. El estado, por su propia naturaleza, es siempre ineficiente, por eso privatiza la gestión[1]. El estado es un aparato de fuerza, de coerción y represión que no ha de dar cuenta alguna por sus actos siempre y cuando justifique tales actos como herramienta para el bien común. En este sentido, el bien común no es el fin, sino que se ha convertido en el medio o herramienta para conseguir otros propósitos muy diferentes. Y es que el estado no sirve al ciudadano o a la mayoría, sólo vela por los grupos de presión y por él mismo.

Cualquier empresa privada que funcionase así no tardaría mucho en cerrar como veremos más adelante, pero el estado, goza de una fuente de recursos ilimitada que le otorga la fuerza y consentimiento general del que, por otra parte, no goza la empresa privada. Un claro ejemplo, es falta de transparencia. A la empresa privada se le han impuesto leyes para que sea más transparente, y cuando esta no cumple tales leyes es castigada y denunciada en los medios de comunicación. El estado, en cambio, no tiene transparencia alguna; sus cuentas son oscuras y difíciles de conseguir aunque curiosamente nadie denuncie este hecho.

Por más que se intente privatizar la gestión o medio—privatizar[2] una empresa pública al final quien paga a tales empresas privadas, o el que ejerce la toma de decisiones última, siempre es el estado. Por lo tanto, esta gestión privada es falsa o virtual en cuanto el estado siempre puede recurrir a la fuerza para conseguir sus propósitos (regular el sector, destituir o nombrar a consejeros o ejecutivos, aplicar nuevos precios o subir los impuestos para re–financiar a la empresa…). Esto, y la falta de transparencia pueden simular que la empresa pública sea sana; sólo ha de salir el ministro de turno y afirmar a los medios de comunicación que su gestión es equilibrada, y por más que mienta, demostrar lo contrario es arto difícil.

Un claro ejemplo lo hemos podido ver recientemente en el cambio de gobierno que ha habido en Cataluña (España) con la sanidad o proyectos de infraestructura. El actual gobierno tripartito ha denunciado que la sanidad está económicamente muy enferma, pero según el anterior gobierno sus cuentas eran “las más equilibradas desde el comienzo de la democracia” debido a la parcial privatización de la gestión[3]. Por otra parte, mientras que el antiguo conseller (cargo que equivale a ministro a nivel nacional) de obras públicas, urbanismo y transportes mantenía tener un cierto control, ahora se ha visto que tal “control” era debido a artificios contables. En realidad en su conselleria sólo gobernaba el derroche y el descontrol.

Evidentemente las empresas privadas también intentan salir bien en la foto de sus balances. Pero una empresa puramente privada no vive de sus cuentas, sino de la voluntad del consumidor y del capitalista. La empresa privada en cuestión puede hacer toda la contabilidad creativa que quiera, pero cuando el consumidor o el capitalista dejan de confiar en ella, la empresa cerrará dando paso a aquellas otras empresas que sepan escuchar mucho mejor a su demanda. Las empresas del estado, por el contrario, no tienen ningún compromiso con el consumidor directo, ni con el capitalista (contribuyente). Dicho de otra forma, lo que es la base esencial de toda empresa privada —la atención al cliente, y la gestión del capital como fuente escasa de recursos— en el caso del estado desaparece para ser substituida por la elevada visión del burócrata, o consejo de burócratas, dejando el mercado bajo la voluntad de un zar de la producción.

Cuando una empresa pública acumula continuas pérdidas porqué ha perdido el plebiscito del consumidor ésta no cierra, sino que por el contrario se le amplía la partida presupuestaria para ayudarla, y por lo tanto, se drena más precioso dinero a los particulares y empresas privadas. La gestión privada de las empresas del estado no evita este proceso que es el auténtico mal. ¿Qué sentido tiene pues la gestión privada de los bienes estatales? Ninguno. Tal gestión no evita el mal, sino que sólo disimila la cuenta de resultados.

Pactos contractuales y capital escaso

Esto nos lleva a otro punto: la financiación. El empresario privado tiene dos claros objetivos: conseguir satisfacer en lo máximo posible al cliente (consumidor) y tener contento al accionista y creditor (capitalistas). Todos los acuerdos que toma el empresario con estos dos son contractuales. El empresario no aplica la fuerza o el chantaje para que el consumidor sólo le compre a él (todo lo contrario que intentan hacer los gremios, leyes anti–monopolio…). El empresario tampoco amenaza a sus creditores o accionistas con encerrarlos en prisión o dañarles físicamente si se niegan a financiarle, sino que por el contrario el empresario, para conseguir ese preciado capital escaso ha de gratificar al creditor con intereses, y al accionista con dividendos, ampliaciones de capital liberadas, revalorizando sus acciones… En este proceso todos ganan gracias al puro proceso capitalista. El estado, en cambio, hace todo lo contrario.

El estado amenaza a su capitalista —erario público— con las leyes del legislador, la prisión o el daño físico. Si el pagador de impuestos se revela y persiste en defender lo suyo hasta las últimas consecuencias en contra de la extorsión estatal (impuestos), el estado no dudará en amenazarlo con cartas, asaltar sus cuentas bancarias e irlo a buscar y darle muerte si se defiende alegando que era un antisocial, un in–solidario o que no compartía lo que había ganado con la comunidad y que, encima, se intentó defender contra las fuerzas del orden.

Cuando el estado se enfrenta al consumidor el proceso toma otro camino, pero las consecuencias siguen siendo nefastas. Los políticos pueden decir lo que quieran referente a su voluntad de servir al consumidor (comunidad), pero lo único que cuentan son sus hechos; y estos, probadamente están en contra de lo que dicen. Su único objetivo es simular que se esfuerzan en la eficiencia de su tarea y tener contentos a los grupos de presión (que nunca representan al consumidor, sino a ellos mismos). Dotado del monopolio legal de la fuerza física, el estado convierte algo que es inimaginable en una economía puramente privada y libre: abolir los tratos contractuales, y transformar el capital en un bien casi libre. Esto último no sólo lo hace por medio de los impuestos, sino también, creando inflación crediticia.

El estado no sólo toma el dinero de los demás para redistribuirlo según su propio y arbitrario criterio, sino que además es capaz de expandir la oferta monetaria creando nuevo dinero a través de las emisiones de deuda. No está imprimiendo dinero de forma física pero con esas emisiones, y junto con los Bancos Centrales, diluyen la oferta monetaria, envileciendo la moneda para otorgarla a los grupos de presión (subvenciones, créditos a bajo interés…) o simplemente para gastarlo en sus objetivos (ejército, creación de más entes reguladores…). Este proceso rompe totalmente la estructura de capital dañando a las rentas más bajas y a las fijas (pensiones, asalariados…). Por el contrario, la naturaleza del mercado libre basa su distribución en la creación respaldada de capital puro, no sacado del aire. Y eso último, sólo se puede hacer por medio de un camino, el pacto contractual de la sociedad civil y libre mercado.

La gestión del estado (ya sea en manos privada o públicas) no tienen nada que ver ni con la eficiencia, en cuanto el propio y esencial axioma de toda gestión se basa en la redistribución del capital escaso y que el estado vulnera mediante la agresión; ni tampoco tiene nada que ver con la moral natural del hombre que el estado pisa sin contemplaciones.

Los proyectos faraónicos del estado

En el proyecto inicial del tren de alta velocidad español (AVE) iba a costar en total unos 1.600 millones de euros. Cuatro años después ese proyecto ya se había desviado del presupuesto más de un 70%. Desde aquel entonces hasta ahora, el proyecto aún sigue. Cualquier empresa privada ya habría cerrado o abandonado tal faraónico y nefasto proyecto ante las múltiples alternativas más baratas que actualmente existen al AVE[4]. La única explicación que tal proyecto se hiciese sólo es debida a las continuas aportaciones de fondos públicos.

Los faraónicos proyectos públicos no responden a necesidad alguna cuando existen otros medios más adecuados que lo suplen. La única función que tienen siempre estos proyectos, y el AVE es una prueba inequívoca, sólo es demostrar la fuerza política del burócrata para conseguir más electores o reforzar su ego personal. No es de extrañar, pues, que el ex–presidente del gobierno José Maria Aznar quisiera hacer pasar este tren por Valladolid (su ciudad natal). El problema de este gasto (al que algunos curiosamente llaman inversión) no es que saque recursos a las empresas privadas y las traslade a las públicas generando un beneficio adicional; sino que crean pérdidas netas totales, y esto es lo que veremos a continuación.

La función social del empresario y la función antisocial del estado

Necesariamente ahora hemos de recurrir a lo que Frédéric Bastiat llamó “lo que se ve y lo que no se ve”[5]. La gestión del estado, directa o indirecta, es siempre ineficiente. El estado no está alineado con su cliente, y por lo tanto, no puede conseguir mejoras en términos de calidad o precio de forma sustancial ni notable en la medida en la que sólo el mercado es capaz de avanzar: innovando constantemente. En lugar de eso el estado sólo actúa de forma directamente visible con leyes, mandatos y restricciones emanadas de su particular visión. Cada ley que el alto burócrata impone es un golpe a las libres decisiones de los agentes económicos y a la utilidad de sus clientes. Los proyectos faraónicos pueden parecernos que consiguen una gran meta social o de orgullo nacional, pero no crean, sino que restan recursos a las empresas que escuchan a sus clientes. Cada proyecto público son muchos proyectos privados destruidos y, por lo tanto, implican menos bienestar para el individuo o sociedad civil.

Las empresas públicas, por su propia estructura, carecen de la información necesaria para “oír” al cliente y sus necesidades. Los economistas estatistas defienden que esa no es la función de la empresa pública, sino que su función es la de proveer a aquellos consumidores sub–marginales de ciertos servicios, esto es, a los que están por debajo de las “rentas medias”. La realidad, pero, es que sólo el mercado libre es capaz de proveer completamente a estos consumidores, o actores sub–marginales y al resto sin más ayuda que su propio afán de lucro. Cuando vemos que una empresa pública da un servicio “gratis” lo celebramos, pero nada es gratis. Tal empresa pública ha tenido que sacar esos recursos de otra parte; y esos recursos han sido extraídos a los particulares y empresas.

El empresario tiene como función principal para su éxito adivinar, o escuchar, al consumidor para que éste le gratifique con su dinero. Si lo hace mal, el empresario quiebra y lo sustituirá otro empresario mejor preparado. Pero cuando el estado se apodera del mercado y toma por ley el monopolio de un sector, no hay lugar para el empresario privado. En este momento, el sector se vuelve estático, pierde el dinamismo que sólo el hombre libre puede darle. Esto reduce la competencia en sentido amplio encareciendo la estructura de capital de las fases últimas y previas del producto y servicio gradualmente (pero no uniformemente). Lo que parece no ver aquí el economista estatista es que, no sólo se está dando un servicio por debajo del que se habría llegado mediante la libertad de mercado, y que por medio de la libertad de los medios de producción habría satisfecho también a los actores sub–marginales, sino que el estancamiento que ha creado genera pérdidas netas al conjunto de la sociedad en la medida, no sólo de disminución de la productividad real, sino en la propia distorsión de la estructura del capital libre. En otras palabras, el empresario crea; el estado destruye.

La ineficiencia del estado

El estado, pues, al no estar orientado a su propio cliente, es incapaz de compensar o equilibrar siquiera el coste con el valor final. Puede privatizar tanto como quiera su gestión, pero llegará un momento en el que necesitará usar de su fuerza para retroalimentarse usando fuentes indirectas (impuestos o creando deuda). La gestión del estado, directa o indirecta, no puede garantizar empresas económicamente sanas. El estado se basa en el constante derroche, y de él, sólo emana déficit e ineficiencia.

La inmoralidad de las empresas estatales

Pero por otra parte, si lo que se pretende con las empresas estatales es que exista mayor justicia y abastecimiento para el mayor número de personas posible, la única solución (y por las mismas razones anteriores) es ir más allá de la simple apariencia y privatizar de forma rotunda los medios de producción. Más aún, el estado no sólo no cumple ninguna función social ni ética, sino que la contradice y la viola constantemente haciendo redistribuciones emanadas de la fuerza. Este uso de la fuerza además repercute directamente en la economía creando que los que están por debajo de las rentas medias jamás puedan llegar a mejorar su situación y el resto se empobrezca de forma gradual y continua. Por lo tanto, el estado no puede actuar ni en el campo económico ni político ni moral. Su función es muy clara: desaparecer.

Concluyendo, el estado intenta imponer un curioso sistema moral basado en la extorsión y el robo. El empresario, por su contra, sólo cierra acuerdos contractuales o de mutuo acuerdo con su cliente o capitalista. En los negocios privados, y debido a este contrato (aristotélico), todo el mundo gana. En ningún momento el empresario pretende tener una moral más elevada que su cliente ni robarle el dinero o su libertad para reasignárselo a otro o quedárselo el mismo; lo único que pretende, a igual que su cliente, es sacar el máximo provecho con el menor coste posible.

Notas al pie


[1]No es el momento de desglosar una a una las causas que conducen a tal conclusión ya que desbordaría el tema principal del presente artículo; por el momento nos satisfaremos con esta deducción parcial y meramente empírica.

[2] En la época de los noventa, también se privatizaron muchas empresas por medio de las OPV (oferta pública de venta). Lo único que hizo el estado fue liberar cierto capital al sector privado pero jamás liberalizo el sector de tales empresas ni privatizó en el sentido estricto la empresa que salía a Bolsa. El sector seguía, y sigue, estando regulado con precios máximos, leyes, tribunales de la competencia… También, en la mayoría de esas privatizaciones el estado mantuvo una golden share (acción de oro). Este paquete de acciones privilegiadas contradicen el sentido de “gestión” privada. La golden share da al gobierno el privilegio de tener la última palabra en la gestión de la empresa, por lo tanto, da igual lo que la junta de accionistas decida si el estado después hace uso de esta herramienta. En pocas palabras, la gestión sigue siendo del estado.

[3] El actual gobierno tripartito catalán, como solución al enorme déficit de la seguridad social catalana ha optado por la peor y más inteligible de las opciones: subir el impuesto de los carburantes (!). Esta curiosa solución ha indignado a los transportistas, pero el gobierno ya ha avisado que puede haber una compensación para este grupo —subvenciones—, con lo que aún desencajarán más la distribución económica. En otras palabras: la sanidad en manos del estado es ineficiente, como consecuencia traspasan los costes a otro sector que no tiene nada que ver con la sanidad (no es su cliente directo); pero como este se ha quejado, en lugar de enmendar su error, aún lo estropean más creando otro coste, una posible subvención, la cual será repercutida o pagada por los particulares y empresas que nada tienen que ver con el negocio del transporte ni directamente con la sanidad. Y si estos se quejan con el tiempo, entonces, y en época de elecciones, el gobierno optará por una solución mucho peor, menos transparente y más costosa aún, emitir deuda pública e hipotecar el futuro así de todos los ciudadanos. Evidentemente, la solución más fácil, barata y responsable, y no sólo por esto sino por muchísimas otras cosas más, habría sido privatizar totalmente la sanidad y devolver a la sociedad civil aquello que realmente es suyo.

[4] Se calculó el costo de transportar a una persona en 1 Km. en unos 0,13 euros frente a los 0,069 que costaba el avión, 0,054 del coche ó 0,04 del ferrocarril convencional. Datos de 1992, suponiendo una ocupación del 100%.

[5] Bastiat empieza su ensayo: “En el ámbito económico, un acto, un habito, una institución, una ley, no produce sólo un efecto, sino una serie de efectos. De éstos únicamente el primero es inmediato, y dado que se manifiesta a la vez que su causa, lo vemos. Los demás como se desencadenan sucesivamente no los vemos; bastante habrá con preverlos.
La diferencia entre un mal economista y uno bueno se reduce a que, mientras que el primero se fija en el efecto visible, el segundo tiene en cuenta el efecto se ve, pero también aquellos que es preciso prever.
Sin embargo, esta diferencia es enorme, pues casi siempre ocurre que, cuando la consecuencia inmediata es favorable, las consecuencias ulteriores resultan funestas, y viceversa.” Obras Escogidas de Frédéric Bastiat; Unión Editorial

036 – Cortometraje contra la burocracia

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036, de Juan Fernando Andrés Parrilla y Esteban Roel García Vázquez. Cortometraje finalista de la novena edición del Jameson NoTodo Filmfest. Interpretado por Carolina Bang (la rubita) y Tomás del Estal (funcionario). Una escena común del estatismo, mostrando -con algo de humor teatral- lo que se esconde detrás de “lo público” “lo común” “universal y gratuito”. Se sentirán identificados con el corto.

El dinero, la banca y la Reserva Federal – Documental

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El dinero, la banca y la Reserva Federal (Money, Banking, and the Federal Reserve) es un documental realizado por el Instituto Ludwig von Mises sobre los orígenes del sistema económico moderno y que expone las principales ideas de la escuela austriaca.

Thomas Jefferson y Andrew Jackson entiendieron El Monstruo de la Fed. Pero para la mayoría de los estadounidenses de hoy, la Reserva Federal es sólo un nombre en el billete. No tienen idea de lo que el banco central hace a la economía, o para su propio desarrollo económico de vida, de cómo y por qué fue fundada y opera, o el dinero solido y la banca que podría poner fin al estatismo, la inflación, y los ciclos económicos que la Fed genera.

Dedicado a Murray N. Rothbard, inmerso en la historia de Estados Unidos y la economía, también aparece Ron Paul, Joseph Salerno, Hans Hoppe, y Lew Rockwell, esta extraordinaria película es la más clara, cada vez más convincente la explicación ofrecida de la Reserva Federal, y por qué la reducción de debe ser nuestra primera prioridad.

México: crece el debate sobre un cambio de rumbo

Protesta en México contra la violencia.

Críticos de la militarización plantaron cruces este jueves frente al Congreso.

El presidente de México, Felipe Calderón, presenta este viernes su informe anual de gobierno en medio de una creciente ansiedad por la situación de orden público a una semana del brutal ataque contra un casino en la ciudad de Monterrey.

El ataque, que dejó 52 víctimas, fue calificado por muchos como un "parteaguas" en la historia del sangriento conflicto del narcotráfico en México.

Y más allá del duelo y la conmoción inicial, lo que provocó el ataque fue un renovado y acalorado debate sobre la estrategia de seguridad del gobierno y los posibles nuevos rumbos que está tomando el conflicto, que ya ha dejado casi 40.000 víctimas.

Son cambios que, según algunos, podrían marcar una nueva fase en el conflicto que podría incluir un debate sobre la despenalización de las drogas o una tregua con los grupos criminales como posibles formas de detener la violencia.

También, una nueva visión que podría hacer que la "guerra contra las drogas" se transforme en una "guerra contra el terrorismo".

El presidente Calderón mismo no dudó en usar la palabra terrorismo para describir el ataque.

Pocas horas después del incendio en el Casino Royale de Monterrey, Calderón lo describió como un "aberrante acto de terror y barbarie", y luego describió a los autores como "verdaderos terroristas".

clic Lea: El ataque al casino marca un antes y un después

Tregua

Manifestación en México contra la violencia.

El ataque al casino no fue un acto de terrorismo, según algunos observadores.

Pero no todos en México concuerdan con esa definición, como José Narro, rector de la Universidad Autónoma de México (UNAM).

"Lo que vimos en Monterrey no tiene que ver con ninguna ideología; eso tiene que ver sólo y únicamente con un acto criminal, profundamente criminal", dijo Narro en declaraciones a la prensa local.

Además, muchos en México rechazan el uso de la palabra terrorismo ya que -aseguran- no existe aún evidencia de que el único y principal propósito del ataque era asesinar personas inocentes.

Asegura que el incendio intencional del casino era probablemente una intimidación a sus dueños que se transformó en una tragedia cuando los clientes y personal del casino se vieron atrapados dentro del edificio en llamas.

De hecho, según funcionarios locales, los cinco miembros de los "Zetas" que han sido arrestados y han confesado que participaron en el ataque aseguraron que la acción "se fue de las manos" y que no tenían como objetivo asesinar a civiles.

El ataque en Monterrey también despertó un llamado del predecesor de Calderón, Vicente Fox, a que el gobierno considere acordar un cese al fuego con los carteles, quizás la primera vez que una personalidad política de relevancia lo plantea abiertamente como una posibilidad.

Fox, que como Calderón pertenece al Partido Acción Nacional, afirmó que se debería "llamar a un grupo de enlace de expertos en el tema, en el contexto internacional, que convoque a los grupos violentos a una tregua y valorar la conveniencia de una ley de amnistía".

El gobierno de Calderón rechazó categóricamente la idea y se comprometió a seguir luchando contra los carteles de la droga a través de las fuerzas de seguridad y por la vía de la justicia.

clic Lea: Nueva etapa en la violencia... la misma estrategia

Legalización

Soldado mexicano.

El gobierno de Felipe Calderón rechaza categóricamente la idea de una tregua con los narcos.

Durante su discurso, horas después del ataque en Monterrey, el presidente Calderón, como lo ha hecho en innumerables ocasiones en el pasado, culpó al consumo de drogas en Estados Unidos como la causa de raíz del problema de seguridad en México.

Mientras los estadounidenses continúen consumiendo drogas -argumentó- el derrame de sangre en México será cada vez más difícil de detener.

Y después, dijo: "Si (los estadounidenses) están decididos y resignados a consumir drogas, busquen, entonces, alternativas de mercado que cancelen las estratosféricas ganancias de los criminales, o establezcan puntos de acceso claros, distintos a la frontera con México. Pero esa situación ya no puede seguir así".

¿Estaba el presidente Calderón sugiriendo que Estados Unidos debería eventualmente considerar la legalización de las drogas?

Algunos analistas dicen que no quedan dudas que se estaba refiriendo a la despenalización como una posible estrategia, una a la que el presidente Calderón se ha opuesto fervientemente en el pasado.

"La única 'alternativa de mercado' que no genera esas ganancias es la despenalización", asegura a BBC Mundo Luis de la Barreda Solórzano, un experto en seguridad.

"No se pueden interpretar como otra cosa", afirma.

Funcionarios del gobierno mexicano consultados por BBC Mundo se negaron a comentar o explicar en más detalle esa frase del discurso de Calderón.

Juan Ignacio Zavala, un columnista cercano al gobierno de Calderón, afirmó que la frase no debe ser interpretada como un cambio radical en la política del gobierno.

"Yo lo veo como una manifestación de que Estados Unidos debe tomar una determinación sobre su combate al consumo", le dijo a BBC Mundo.

Descartando que un llamado a la legalización pueda ser un posible próximo paso, Zavala asegura que "lo que se vio en Monterrey no tiene que ver con drogas".

Lo que sí parece haber logrado el ataque en Monterrey es poner todas las opciones en la mesa de debate sobre la crisis de seguridad en México.

Y esa discusión -muchos en México aseguran- será un tema clave y polémico en las campañas para las elecciones de julio próximo.

La paradoja de Allende

La paradoja de Allende

Salvador Allende

Salvador Allende volverá a ser enterrado este domingo.

Cuando este domingo 4 de septiembre se entierren los restos de Salvador Allende, será la tercera vez que esto ocurra.

Que el presidente mártir de los chilenos no haya podido "descansar en paz" se debe a las difíciles circunstancias de su primera muerte cuando los militares golpistas de Pinochet bombardearon el palacio presidencial La Moneda en 1973 y el presidente democráticamente electo muere. Es el cómo de esta muerte lo que ha determinado sus tres entierros.

La versión oficial sobre la base del informe de su médico privado, quien vio su cadáver, fue que Allende se habría suicidado disparándose desde bajo la mandíbula una bala que le destruyó el cráneo.

Los golpistas se apresuraron en hacer desaparecer lo antes posible de Santiago sus restos y sólo con la presencia de su viuda lo enterraron en la vecina ciudad costera de Viña del Mar. Los quince años de férrea represión de la dictadura de Pinochet no permitieron indagar más sobre su muerte ni verificar el informe de que se habría suicidado. No faltaron quienes escribieron que habría muerto en combate.

Con la llegada de la democracia en 1989 fue posible recuperar las instituciones democráticas y procurar para Salvador Allende el digno funeral de Presidente de la Republica que merecía. Éste tuvo lugar en 1990, con asistencia masiva, y su lugar de descanso esta vez fue el panteón de su familia en el Cementerio General de Santiago.

"La reacción y la CIA determinaron desde antes que asumiera que era un "hombre muerto caminando": Dead man walking"

Si embargo, las dudas acerca de cómo fue su muerte persistieron y las autoridades decidieron investigar. Incluso se quiso interrogar a los pilotos de los Hawker Hunter que habían bombardeado la sede del gobierno, pero la Comandancia de la Fuerza Aérea dijo ignorar ese detalle.

Las presiones para saber la verdad continuaron y se logró la exhumación de sus restos con un mandato de la Corte Suprema. Con asistencia de expertos extranjeros, el Servicio Médico Legal de Chile determinó tras una acuciosa investigación que sin duda Allende se había suicidado, tesis que siempre manejó su familia.

Su hija, la parlamentaria Isabel Allende, reiteró lo afirmado desde un comienzo: "Tomó lo decisión de quitarse la vida, antes de ser humillado". El pavoroso volumen de violaciones a los derechos humanos del régimen de Pinochet hacen muy creíble sus palabras. De haber sobrevido a la destrucción de la democracia, no es improbable que se le humillara. La consigna de los reaccionarios que alentaron el Golpe era "Chilenos: junten rabia".

Antonio Skármeta

El escritor chileno reflexiona sobre el funeral.

El nuevo funeral tendrá lugar el domingo en un Chile cargado de ansias de más democracia, con los estudiantes que copan las calles de Chile demandando una educación de calidad y sin fines de lucro, y los trabajadores que concretaron el mes pasado un paro general de dos días. Movilizaciones de tal magnitud no se veían en Chile desde hace mucho tiempo, y el gobierno derechista encabezado por Sebastián Piñera no siempre ha mostrado pulso político para manejar la crisis.

Las manifestaciones populares han terminado en actos de violencia y un inocente joven de dieciséis años murió por disparos de carabineros, quienes negaron el hecho al comienzo, pero debieron terminar por reconocerlo.

Es tal la gravedad de los hechos que Piñera terminó por invitar a los dirigentes estudiantiles a negociar cara con él en el mismo palacio presidencial, acto espontáneo que pasó por encima de otra estrategia que seguía su propio ministro de educación.

La primera ronda de conversaciones tendrá lugar el sábado y los estudiantes están pidiendo que sea televisada en directo. Cara a cara al país también.

Este entierro del domingo tiene además lugar en septiembre, el mes más emblemático y conflictivo para los chilenos. Será apenas a una semana del día 11, cuando se cumplirán 38 años del Golpe de Pinochet, fecha que ocasiona aún hoy airadas manifestaciones no exentas de violencia por parte de los sectores juveniles.

" Extraña paradoja. Un hombre que ha tenido tres funerales y que se mantiene muy vivo en el corazón de su pueblo"

Con los ánimos caldeados por los enfrentamientos recientes entre manifestantes y carabineros, y desafiantes los estudiantes y trabajadores a lo largo de todo el territorio, es de temer que el 11 sea una jornada muy ardua.

La familia de Allende quiere que el sepelio tenga un carácter privado y apenas van a hablar en él dos familiares. Aun así, agrega una nota de emotividad a este mes, que contiene también contrastes: es el día 18 cuando se celebran las Fiestas Patrias, y los chilenos festejan con grandes jornadas bailables y culinarias.

Por cierto que los tres funerales revivirán una vez más las polémicas sobre el gobierno de la Unidad Popular entre 1970 y 1973, sobre sus logros, y la crisis que condujo al Golpe. Creo que una evaluación justa de Allende jamás será posible porque tuvo que conducir un país anormal, ingobernable: la reacción y la CIA determinaron desde antes que asumiera que era un "hombre muerto caminando": Dead man walking.

Extraña paradoja. Un hombre que ha tenido tres funerales y que se mantiene muy vivo en el corazón de su pueblo.


*Antonio Skármeta nació en Antofagasta (Chile) y se graduó en Filosofía y Literatura en la Universidad de Chile y en la de Columbia, en Nueva York. Sus novelas y libros de cuentos han sido traducidos a 35 idiomas. Fue embajador de Chile en Alemania de 2000 a 2003. Su última novela es "Los días del Arcoiris" (2011).

Y ahora todas las miradas a Siria

Cartel de Al Assad y Gadafi

La oposición Siria quiere que Al Assad sea "el siguiente".

El derrumbe del coronel Muamar Gadafi en Libia a llevado a la comunidad internacional a pasar página y a encontrarse con que el siguiente capítulo en la primavera árabe parece ser Siria.

La represión del gobierno de Damasco ha sido una de las más duras de la clic primavera árabe. Según Naciones Unidas, en los más de cinco meses de ola de protestas han muerto más de 2.000 civiles.

La organización defensora de los derechos humanos clic Amnistía Internacional ha denunciado torturas por parte de las autoridades. AI calcula que 88 personas han muerto mientras permanecían detenidas. Además, al menos diez niños fueron sometidos a sesiones de golpes, quemaduras y golpes eléctricos entre otros abusos.

Con la crisis de Libia aparentemente acercándose a su final, parece que la clic comunidad internacional está dispuesta a actuar en Siria. Al menos, eso se desprende de los discursos de la conferencia de "Amigos de Libia en París".

La secretaria de Estado Hillary Clinton llamó a endurecer las sanciones a Siria. También el primer ministro británico, David Cameron, al igual que el presidente francés, Nicolás Sarkozy.

"Todo nuestro trabajo ahora se centrará en construir un consenso para imponer sanciones más duras y efectivas contra Siria"

Nicolas Sarkozy, presidente de Francia

"Estamos del lado del pueblo árabe en su aspiración de alcanzar la democracia y no cambiaremos nuestra política; todo nuestro trabajo ahora se centrará en construir un consenso para imponer sanciones más duras y efectivas contra Siria", dijo Sarkozy.

De momento, nadie ha llegado a hablar de una intervención militar, pero este viernes Cameron declaró que Libia y Siria "presentan similitudes".

Sube el tono

Al Assad

Las potencias occidentales le han pedido a Al Assad que deje el poder.

Hasta ahora, la comunidad internacional se venía limitando a expresar primero su disgusto y clic condena a la represión, y después su convicción de que el presidente Bashar al Assad debe abandonar el poder.

Declaraciones acompañadas de sanciones personales a miembros del entorno del mandatario.

La falta de cambio de rumbo en los acontecimientos llevó a Cameron a llamar a endurecer la posición con Damasco.

"Lo que está pasando en Siria es terrible. Creo que el mundo necesita hablar claro, necesitamos acciones más duras, más prohibiciones de viajar, más acciones congeladas, un claro mensaje al régimen de que lo que está haciendo es inaceptable".

El jefe del gobierno británico anunció que presionará en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas para obtener resoluciones en ese sentido.

También Clinton mostró una posición más dura al llamar a que se pongan en el punto de mira las exportaciones de hidrocarburos sirios.

La Unión Europea no demoró en responder: este viernes estableció un embargo a las exportaciones de petróleo de Damasco.

"Lo que está pasando en Siria es terrible. Creo que el mundo necesita hablar claro, necesitamos acciones más duras, más prohibiciones de viajar, más acciones congeladas, un claro mensaje al régimen de que lo que está haciendo es inaceptable"

David Cameron, primer ministro de Reino Unido

Para el corresponsal de la BBC en Líbano, Owen Bennett-Jones, se trata de "un intento de las potencias occidentales de aparecer como si estuviesen haciendo algo para que haya un cambio en Siria".

"No hay nada que haga pensar que esas acciones debilitan al presidente Assad. Hay dos fuerzas fundamentales: la gente en la calle y el ejército y el aparato de seguridad. La pelea seguirá y eso es lo que determinará el futuro de Siria, no lo que se diga en la región o más allá ", considera el corresponsal.

"Sólo un loco"

Otro elemento en el que es inevitable pensar es en el de la intervención por parte de fuerzas extranjeras en soporte de la rebelión. De momento, ningún líder occidental lo ha dicho expresamente, pero son varios los ejemplos de los que han comenzado a hablar de ofrecer más apoyo a la oposición.

"Profundizaremos nuestros contactos con la oposición. No abandonaremos nuestros esfuerzos de terminar con la represión y asegurar un diálogo democrático", anunció el ministro de Exteriores francés, Alain Juppe.

El presidente del gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero, también se sumó a las voces que llamaron a apoyar a la oposición siria después de lo que considera un éxito en Libia.

Tanque Siria

Según la ONU, en las protestas han muerto más de 2.000 personas.

"Libia vive un momento histórico que abre el camino a la democracia. Este ejemplo debería extenderse a otros países como Siria, (donde el pueblo) pelea por la libertad y a quienes la comunidad internacional debería dar su apoyo incondicional".

Sin embargo, para el profesor George Joffé, experto en Medio Oriente de la Universidad de Cambridge (Reino Unido), una invervención en Siria no sólo es "imposible" sino algo que "sólo un loco apoyaría".

"Es demasiado peligroso entrar en una campaña a no ser que tengas una idea clara de cuáles iban a ser las consecuencias. En Libia, era fácil. En Siria no lo es", aseguró tajante Joffé.

El experto le explicó a BBC Mundo que la población siria es "mucho más compleja desde el punto de vista étnico" y además "la economía está ordenada de forma completa para soportar el régimen".

"Además, están en un entorno en que las consecuencias de una intervención son completamente imprevisibles".

Según Joffé, entre los peligros que traería una intervención está la fuerte relación de Siria con Irán pero además las consecuencias que tendría el asunto para la estabilidad en la región.

"No hay garantía de que el gobierno que emerja mantendría los equilibrios en su relación con Israel", opina el analista.

"Y también está la relación con los países del golfo Pérsico y sobre todo clic Arabia Saudita. Es simplemente inconcebible que alguien quiera poner un dedo en eso".

Para el analista, "a Sarkozy y Cameron se les ha subido a la cabeza lo que creen que es un éxito en Libia". "Se olvidan de lo cerca que estuvieron de clic fracasar".

El arsenal sirio

Otro elemento que no se puede dejar de lado en la ecuación de la intevención siria son las armas químicas y biológicas con las que se estima que cuenta.

"Siria es el país árabe que posee mayores capacidades químicas y biológicas, se supone que deben tener cientos de toneladas"

Christine Gosden, Universidad de Liverpool

"Sin duda, Siria es el país árabe que posee mayores capacidades en armas químicas y biológicas, se supone que deben tener cientos de toneladas", le dijo a la BBC Christine Gosden, profesora de Medicina Genética de la Universidad de Liverpool.

Pero además, Gosden apunta que se trata de hecho de un arsenal. "Probablemente están militarizadas, listas para usar en artillería".

Según Dan Plesch, de la Escuela de Estudios Orientales y Africanos (SOAS), "las armas químicas y biológicas son extremadamente peligrosas". "Tienen una vida muy corta y deben recibir mucho mantenimiento. Por eso son una seria amenaza si el Estado se está desmoronando".

Aunque el académico matiza el peligro sirio aclarando que los misiles del tipo Scud que componen el arsenal de Damasco, no son ya lo que eran cuando, en manos del entonces mandatario iraquí Sadam Hussein, ocupaban titulares de los diarios del mundo.

"Hace poco en Libia un caza de la OTAN derribó un misil Scud", apuntó. Además, "en términos diplomáticos, el elefante en la cacharrería es Israel, que no ha firmado el Tratado de No Proliferación y que, desde la perspectiva de Siria, es su comportamiento en la región lo que hay que equilibrar, con armamento".

Eso sí, sobre una hipotética capacidad atómica siria, aunque no hay noticias de algo así, Plesch señaló que "sorprendieron a EE.UU. e Israel al desarrollar un reactor nuclear con asistencia norcoreana".

EEUU deja de crear empleo en agosto

El mercado laboral de la mayor economía del mundo no levanta cabeza. En el mes de agosto dejó de crear empleo, un dato mucho pero de lo esperado (ya que se esperaba que continuara generando empleo, aunque a un menor ritmo) y el más débil desde septiembre de 2010. La tasa de paro se mantuvo en el 9,1%.

[foto de la noticia]

Estados Unidos dejó de crear puestos de trabajo durante el mes de agosto, según ha publicado el Departamento de Trabajo. Esta cifra contrasta con la creación de 68.000 puestos laborales que esperaban los expertos consultados por Bloomberg.

El Departamento de Trabajo estadounidense ha rebajado, asimismo, el dato creación de empleo de julio, hasta los 85.000 puestos de trabajo, desde los 117.000 que indicaron con anterioridad.

Según el Departamento de Trabajo, estas cifras incluyen 48.000 solicitudes de desempleo presentadas por ex trabajadores de la empresa de telecomunicaciones Verizon.

Esta referencia macroeconómica ha caído como un jarro de agua fría sobre el mercado, pues ningún experto había anticipado este comportamiento del mercado laboral, que supone con la ruptura en la generación de puestos de trabajo. De manera que el mercado ha reaccionado de inmediato con acusados recortes, tanto para los futuros de Wall Street, como para los mercados europeos. El Ibex ha pasado de ceder un 2% a perder más de un 3%.

Y es que los ánimos ya estaban calientes, ya que ayer mismo la propia Casa Blanca publicó que la desaceleración económica le ha obligado a rebajar sus previsiones de crecimiento para este año y el siguiente y a anunciar que espera que la tasa de paro se mantenga cercana al 9% durante 2011 y 2012.

Empleo privado y semanal
El factor sorpresa de la no creación de trabajo tampoco fue anticipado ni por aproximación en el informe el que el miércoles publicó la ADP sobre empleo privado, que suele ser el reflejo más fiel de este dato de paro. El sector privado creó 91.000 puestos de trabajo en agosto, cerca de los 100.000 esperados por los analistas, y de los 109.000 de julio.

Ayer mismo se publicó la situación laboral de la última semana y tampoco se dejaron entrever síntomas de esta feurte debilidad. El dato se saldó sin sobresaltos. Las peticiones iniciales de subsidio por desempleo de la mayor economía del mundo descendieron en 13.000 en la última semana, hasta las 409.000, y estuvieron prácticamente en línea con las previsiones.

Murdoch ganó el 47% más en el año del escándalo de las escuchas

El presidente de News Corporation, Rupert Murdoch, ganó 33,3 millones de dólares en el ejercicio 2011, el 47 % más, el mismo año en que se destapó el escándalo de las escuchas ilegales del grupo, según documentos remitidos hoy por la compañía a la Comisión del Mercado de Valores (SEC) de EEUU.

Murdoch cobró este ejercicio un sueldo base de 8,1 millones de dólares, el mismo que hace un año, pero incluyó por primera vez en su paquete salarial un bonus de 12,5 millones de dólares, así como otros 8,5 millones en acciones, más del doble de lo que recibió por ese concepto en los dos ejercicios precedentes.

Además, según los mismos documentos, el magnate de origen australiano, cobró otros 3,8 millones de dólares correspondientes a cotizaciones para su plan de pensiones y otros 308.000 dólares de otros gastos, todo incluido en su paquete de compensaciones del ejercicio 2011, que concluyó el pasado 30 de junio.

La cantidad total asciende a 33,3 millones de dólares, el 47 % más que los 22,7 millones que ingresó en el ejercicio precedente el presidente y consejero delegado del gigante mediático que controla el Wall Street Journal, la cadena de televisión Fox o los estudios de cine 20th Century Fox, entre otros.

Según la documentación remitida a la SEC, su hijo James Murdoch, actual subdirector de operaciones y del negocio internacional de News Corp, se llevó este año un total de 17,9 millones, una subida del 74 % con relación año anterior, que incluye una bonificación de 6 millones de dólares, muy por encima de los 1,7 millones de bonus que obtuvo en 2010.

James Murdoch es propietario de News International, la editorial británica que publicaba News of the World, el tabloide cerrado en julio pasado después de que se desvelaran las escuchas ilegales que durante años realizaron sus periodistas.

La controversia obligó a pedir disculpas al propio Murdoch, y luego News Corp retiró una oferta para comprar el canal de televisión de pago BSkyB en el Reino Unido, donde la polémica salpicó incluso al primer ministro, David Cameron, y provocó dimisiones en la jefatura de Scotland Yard.

Además, el FBI investiga si otros medios del imperio del magnate australiano en Estados Unidos interceptaron llamadas telefónicas de víctimas de los atentados terroristas del 11-S.

Por otra parte, News Corp también anunció hoy una remodelación de su consejo de administración, al que pertenece desde 2006 el ex presidente del Gobierno español José María Aznar y del que saldrán Thomas Perkins y Chase Carey, éste último vicepresidente y miembro del equipo fundador del grupo, para el que trabajaba desde 1964.

Las acciones de News Corp bajaban hoy el 2,71 % pasado el ecuador de la sesión en el mercado Nasdaq, donde sus títulos se han apreciado el 12,33 % en lo que va de año y el 23,34 % en los últimos doce meses.

Pemex compra el 4,62% adicional de Repsol para cumplir su acuerdo con Sacyr

pemex

Petróleos Mexicanos (Pemex), a través de su filial P.M.I. Holdings, ha adquirido 56,37 millones de acciones de Repsol YPF, representativas del 4,62% del capital de la petrolera española, por unos 1.150 millones de euros a precio de mercado, informó hoy a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

En un comunicado, Pemex ha señalado que la compra se ha realizado en cumplimiento de lo previsto en el acuerdo de accionistas celebrado con Sacyr Vallehermoso el pasado 29 de agosto.

La mexicana que poseía un 4,78% de Repsol antes de esta adquisición, precisa que ha comprado en mercado "y a través de operaciones con diversas entidades" un total 56,37 millones de títulos de la sociedad, acumulando una participación del 9,4 por ciento en Repsol.

Ahora queda pendiente la compra de otro 0,4% para elevar al 9,8% su presencia y cumplir con lo pactado con la petrolera presidida por Luis del Rivero, que cuenta con un 20% en Repsol.

La adquisición se ha efectuado mediante compras en el mercado y a través de operaciones con diversas entidades, entre las que se encuentran HSBC, Credit Agricole CIB, Natixis y Grupo Financiero Inbursa, ha añadido la empresa.

El grupo Inbursa está controlada por el multimillonario mexicano Carlos Slim, quien a su vez es consejero de la española Caixabank, otro de los accionistas de referencia de Repsol.

El asesor financiero de la transacción ha sido la entidad francesa Credit Agricole.

Alianza entre ambas empresas

El 29 de agosto Sacyr y Pemex alcanzaron un acuerdo para sindicar los derechos de voto de sus respectivas participaciones del 20% y del 4,81% en Repsol, a la vez que el grupo mexicano se comprometió a adquirir un 5 % más antes de un mes de la petrolera española y alcanzar así un 29,8% conjunto.

Según el pacto parasocial al que llegaron Sacyr y Pemex, las dos empresas se comprometieron a no superar este porcentaje y sortear así la obligación legal de presentar una opa por la petrolera, que debería hacerse de alcanzar el 30%.

En virtud de este pacto, Sacyr y Pemex ven conveniente separar las funciones del presidente del Consejo de Administración y del primer ejecutivo de la petrolera, cargos que ahora recaen en Antonio Brufau, cuya gestión ha sido cuestionada públicamente por Del Rivero.

El acuerdo, con una duración inicial de diez años prorrogables automáticamente en plazos de cinco, busca desarrollar la visión común que tienen sobre Repsol y aportar "sus conocimientos y experiencia para participar, colaborar e influir en la mejor gestión (de la compañía)".

La españolidad de Repsol, garantizada

Ayer, el director general de Pemex, Juan José Suárez Coppel, adelantó que la compañía estatal financiará el 70% de la operación con deuda y el 30% con recursos propios.

Tanto el presidente de Sacyr Vallehermoso, Luis del Rivero, como el director general de Pemex, Juan José Suárez, garantizaron esta semana al ministro de Industria, Miguel Sebastián, que mantendrán la españolidad de la petrolera Repsol.

Por su parte, el Gobierno de Argentina solicitó hoy la celebración de una reunión de YPF para que informe sobre la intención de Pemex de avanzar en el accionariado de Repsol, que controla la petrolera argentina en la que el Estado del país suramericano mantiene una "acción de oro".

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