¿Cuántos muertos, Presidente?
La historia en breve
Ciro Gómez Leyva
Es un guión repugnante. Fin de semana, hallan 70 muertos en las fosas de San Fernando, Tamaulipas. El lunes son 100; 116 el martes, 126 el miércoles, 145 el jueves. ¿Cuántos el viernes, sábado, domingo?
Sí, es una batalla que se tenía que dar. Sí, los hijos de puta son ellos: los que secuestran, torturan, extorsionan, matan, descuartizan, aterrorizan y se burlan. Pero, ¿en cuántos muertos pensaba el presidente Calderón cuando dijo que el combate contra el crimen organizado conllevaría, además de sacrificios, vidas humanas? ¿A partir de cuántas vidas perdidas se puede seguir afirmando que la estrategia es la adecuada?
Dos preguntas que hice aquí el 4 y el 17 de abril de 2007, el 9 de enero y el 3 de octubre de 2008, y que repito hoy, en el linde de las 40 mil narcoejecuciones. Cifra irracional, así 90 por ciento de los muertos sean narcos, sicarios, bandidos, secuestradores, violadores.
¿Cuántas vidas más hay que entregar? ¿Qué dice el diseño estratégico del gobierno? ¿Cuál es el límite: un millón? ¿Dónde, cuándo, cómo debe terminar la carnicería?
Cuarenta mil muertos después, ¿qué se ha obtenido? ¿Se ha dañado realmente a los narcotraficantes? ¿Los zetas, los golfos, los chapos pensarán que las fuerzas del Estado mexicano son más temibles? ¿Cuántos kilómetros cuadrados de territorio se les ha arrancado a los criminales? ¿Qué porcentaje de las policías ha sido plenamente limpiado? ¿Cuántos municipios pueden ser declarados “libres del miedo”? ¿En cuánto ha bajado el consumo de drogas?
Disculpe la necedad, Presidente, ¿pero cuánto falta para que acabe la pesadilla? Se lo pregunto desde otra muy oscura hora de estos 53 meses.
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