jueves, 9 de junio de 2011

Cordero, candidato del PRI

Cordero, candidato del PRI

Para el partido de Peña Nieto, el PAN ya eligió al “papable” para 2012. O, si se quiere, en el partido azul ya salió el humo azul.

Ricardo Alemán
Para nadie es novedad que Enrique Peña Nieto es visto, percibido y tratado como el más seguro candidato presidencial del PRI. Incluso nadie le regatea, en las filas del tricolor, su condición de más aventajado para la carrera de 2012.
Todos saben que en el PAN, por lo menos seis pretensos buscan la candidatura presidencial para el mismo 2012, a pesar de que en el partido azul todos tienen claro que desde las alturas del poder se empuja con todo, para encaramarlo como “el bueno, nada menos que al preferido de la casa presidencial, a Ernesto Cordero.
Pero cuando el virtual candidato presidencial del PRI —Enrique Peña Nieto— decidió enfrascarse en inexplicable esgrima verbal —por el poder adquisitivo del salario— con el secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, podemos concluir que el más aventajado presidencial del PRI ya entendió que “el papable” de los azules se llama —precisamente— Ernesto Cordero. En pocas palabras que, para el PRI de Peña Nieto, el PAN ya eligió al “papable” en 2012. O, si se quiere, en el partido azul ya salió el humo azul.
Pero vale recordar que la historia del sutil gesto salido del PRI —que en el fondo es una señal harto significativa para los tiempos electorales— se remonta al más reciente disparate expresado por Ernesto Cordero, quien el pasado lunes aseguró que el salario mínimo que perciben los trabajadores mexicanos “hoy alcanza para más”. Cordero no terminaba de lanzar su nueva ocurrencia cuando, en las redes sociales y entre los opinantes, le llovió de lo lindo.


Motejado como Mr. Bean —un exitoso comediante inglés cuya característica humorosa es la representación de un niño en el cuerpo de un adulto—, Ernesto Cordero parece especializarse en declaraciones que son o se antojan desafortunadas —en torno a la economía y el salario de los mexicanos—, al grado de que el humor periodístico siempre ácido intenta hacerlo ver como un tontín.
Lo curioso es que el pasado martes, en forma inexplicable, Enrique Peña Nieto retomó la más reciente ocurrencia de Ernesto Cordero y le replicó con severidad al advertir que, al contrario de su dicho, el poder adquisitivo del salario en México no sólo no mejora, sino muestra una caída preocupante. Atento a la reacción que generan sus ocurrencias —verdadera estrategia para montarse en lo más agrio y más recordable del humor de la opinión pública—, Ernesto Cordero no tardó ni un minuto en responder.
Y de inmediato invitó a Peña Nieto a un debate sobre la política económica llevada a cabo por los gobiernos del PAN y los del PRI, en torno al poder adquisitivo del salario. Está claro que a pocos les importa un debate entre Peña Nieto y Cordero, sobre la política económica de siete décadas del PRI y una década del PAN. En realidad lo verdaderamente importante es que el gobernador mexiquense y más aventajado presidenciable del PRI ya pintó su raya sobre el que cree o quiere que sea su adversario en 2012. Y para el PRI de Peña Nieto  ese adversario no es otro sino Ernesto Cordero.
Se debe insistir en que puede tratarse de una señal poco importante, pero que en el fondo es un poderoso gesto que dice mucho sobre la forma en que el PRI de Peña Nieto y en que el propio mandatario mexiquense parece dispuesto a meter la mano para intervenir en la selección del candidato presidencial del PAN. Y, si existen dudas, vale recordar que todos o casi todos los pretensos azules a la silla grande han intentado un intercambio de tú a tú con Peña Nieto, pero ninguno —salvo Cordero— lo ha conseguido.
Andrés Manuel López Obrador ha insistido en provocar un intercambio verbal con Peña Nieto, pero el mexiquense nunca lo ha tomado en cuenta. Vale recordar que, en las presidenciales de 2006,  AMLO convirtió a Santiago Creel en interlocutor del PAN y lo dio como el bueno para la candidatura presidencial, al tiempo que desestimó a Felipe Calderón.
Hoy, en los hechos, Enrique Peña Nieto palomeó a Ernesto Cordero como el candidato del PAN al 2012.
Pero el asunto no termina ahí. Sabedor de la importancia de la respuesta de Peña Nieto a Cordero —en el tema del poder adquisitivo del salario—, no tardó mucho para intentar subirse al tema el jefe de Gobierno, Marcelo Ebrard, quien incluso se propuso como organizador del debate, en el que, claro, él también participaría. Lo interesante del asunto es que, hasta la tarde de ayer, ni Ernesto Cordero ni Enrique Peña le respondieron a Marcelo Ebrard. ¿Por qué? Acaso porque no consideran que sea “el bueno” por parte de la izquierda. Al tiempo.

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