¿Defender a Pdvsa?
Por Pablo Aure
¡Hasta cuándo!
El martes pasado Estados Unidos bajo la Ley de Sanciones a Irán de 1996 anunció la imposición de medidas contra “siete entidades extranjeras”. Dentro de las entidades sancionadas está incluida la petrolera estatal venezolana Pdvsa.
Así las cosas, en Venezuela comenzaron las lógicas e ilógicas reacciones. La orden del Gobierno es que todas las instituciones deben responder ante la “agresión imperialista” ya que “atacar a Pdvsa es atacar el corazón de nuestra patria”. “Venezuela se respeta”.
Lo que no logro entender todavía es el “patriotismo” tan extraño que despertó tal medida para algunos líderes del sector democrático.
La posición de los chavistas es más que entendible. Todo lo que haga EEUU debe ser criticado, y en campaña electoral, más encolerizada deberá ser la respuesta. Chávez necesita un enemigo grande, hipotético. O sea, a un “maclón”, para utilizarlo en sus discursos. ¡Chávez contra el mundo! El límite de lo que digan será la imaginación oficialista. Manejarán su campaña con la misma historia: el comandante-presidente no se enfrenta a los candidatos criollos, se enfrenta a un imperio y a una oposición apátrida que quiere entregar el petróleo. Ese es el mensaje. Cualquier candidato que emerja de las filas democráticas, desde ya está descalificado. Quizás ésa fue la razón para que Henrique Capriles o Pablo Pérez salieran en defensa de Pdvsa, defensa que estoy seguro no sienten, y que lo hacen pensando en sus intereses para que no les señale el dedo acusador de Hugo Rafael.
Es cuesta arriba pensar que la actual Pdvsa está al servicio de los venezolanos. Falso. El ministro Ramírez lo ha dicho mil veces: Pdvsa es “roja rojita”, es decir, es de una parcialidad de los venezolanos nada más y responde a un proyecto político que no es el de todos.
No me vengan con el cuento de la solidaridad automática. Que va. A mí que me acusen desde ya como apátrida, pero me niego a defender una empresa que no rinde ni cuentas, y que no sabemos qué cosa hace con nuestro dinero.
Me resisto a salir en defensa inmediata de alguien en quien no creo, y más aún, si estamos seguros -y después de leer la supuesta sanción nos enteramos- de que en lo absoluto se afectará la entrada del chorro de dólares provenientes del mismo país aparentemente ofendido.
O sea, no creo en esa reacción “patriótica” de algunos venezolanos. No me convertiré en ficha del juego de EEUU y Hugo Rafael. Amigos, la decisión estadounidense dice que la sanción a Pdvsa no afectará las ventas de petróleo de la empresa a Estados Unidos, ni las actividades de sus subsidiarias. ¿De qué estamos hablando? Si EEUU estuviera tan molesto, no le compraría más petróleo y si el Gobierno de Venezuela quiere hacerse respetar, pues suspenda la venta a los imperialistas que tanto insultan.
¿Solidarios con la corrupción?
Es que acaso se nos olvidaron los actos de corrupción en los que ha estado envuelta Pdvsa: “pudreval, el maletín de Antonini, la urea de Makled, cargamentos de fuel oil no enterados, etc. No creo que en el mundo exista una empresa que haya manejado tanto dinero y que no presente cuentas. Pdvsa está podrida y ahora vamos a salir a defenderla. Claro que no podemos defender algo indefendible. Es absurdo que quieran confundir el concepto de soberanía con el de complicidad o alcahuetería. Si hay algo en que debemos estar claros es en defender al país, y precisamente esa defensa pasa por recuperar a Pdvsa de los cubanos y de este manirroto, que hace y deshace lo que le provoca con la empresa estatal.
El régimen ha sido tan descarado en los manejos de Pdvsa, que raya en una práctica no sólo inmoral sino ilegal, que para despenalizar algunos negocios de sus aliados o camaradas en la última reforma de la Ley Orgánica de Drogas excluyó de las sustancias químicas controladas a la urea. Ya sabemos qué han hecho con esa sustancia en los últimos años. En el otorgamiento de contratos para su comercialización han estado involucrados altos jerarcas muy cercanos al comandante-presidente.
Cosecha lo que siembra
Qué distinto es todo ahora en nuestro país. Con dolor lo digo, pero este gobierno ha provocado reacciones que jamás pensaban poder tener. Recuerdo hace algunos años cuando la fragata Caldas colombiana incursionó en mar territorial venezolano. La reacción no se hizo esperar y todos cerramos filas a favor de nuestro país sin importar qué partido estaba gobernando. Aquí ahora hemos visto cómo Chávez intenta mover la fibra del nacionalismo y no logra unir a los venezolanos en su defensa. Cuando mandó a mover la tropa para las fronteras con Colombia, a medio país le pareció una locura. Pero no sólo en eso.
Chávez ha sido tan dañino y ha dividido tanto a nuestro pueblo, que, inclusive, si por casualidad en alguna competencia internacional se presenta un deportista que ha recibido su apoyo o se ha declarado chavista, muchos venezolanos no los mueve el mismo entusiasmo. He escuchado decir: si Chávez lo apoya, ya se empavó. O, bien hecho que perdió. Por ejemplo el pobre Pastor Maldonado no ha pegado una en la F1. Ayer, faltando 5 vueltas en el circuito de Mónaco iba de 6 y Hamilton lo chocó y tuvo que abandonar la carrera. Qué tristeza: a lo que nos ha llevado este régimen!
Los EE.UU. necesitan una ‘visa’ al crecimiento
Los EE.UU. necesitan una ‘visa’ al crecimiento
En los viejos tiempos, alcaldes, gobernadores e incluso presidentes asistían a nuestras inauguraciones. Pero hoy los políticos suelen acudir más a la apertura de nuevas plantas automotrices o fábricas de paneles solares. No envidio la atención que se les presta a estas industrias, necesitamos cada trabajo que se genere. Pero creo que los políticos subestiman el verdadero potencial del sector turístico para crear prosperidad para los estadounidenses, y fomentar la buena voluntad hacia nuestro país en el resto del mundo.
El presidente Barack Obama recientemente visitó Latinoamérica para hablar sobre cómo quiere duplicar las exportaciones estadounidenses en los próximos cinco años y así crear 2 millones de nuevos empleos. La solución estaba justo frente a sus ojos, en esa multitud que aclamaba: ¡Invítalos a Estados Unidos!
Pero primero debemos facilitarles el proceso de la visita. El remedio es simple pero no fácil. Gracias a la ley para promover el turismo (Travel Promotion Act) aprobada el año pasado, comenzaremos a promocionar la 'marca Estados Unidos'. Pero necesitamos simplificar la forma en que las personas obtienen visas para visitar nuestro país.
Desde el 11 de septiembre, los visitantes de los países BRIC (Brasil, Rusia, India y China) deben acudir a una entrevista personal en uno de nuestros consulados en el extranjero para obtener una visa. En octubre de 2010, el tiempo de espera para recibir la cita y la visa en uno de los cinco consulados que Estados Unidos tiene en China era de 48 días; para visitar Inglaterra, el tiempo de espera para la visa es de 12 días, y ese plazo es incluso menor para los grandes países europeos. A diferencia de Estados Unidos, los países europeos no exigen visa a los ciudadanos brasileños, así que no sorprende que haya más turistas brasileños en Europa.
De acuerdo con la Junta Consultiva para Viajes y Turismo del Departamento de Comercio, la cuota de Estados Unidos en el turismo internacional ha caído de 17% en el año 2000 a 12% en 2010. El año pasado, cerca de 3.7 millones de chinos visitaron Europa, en cambio, sólo 800,000 chinos visitaron suelo estadounidense. Si pudiéramos incrementar las visitas de turistas internacionales en 10% crearíamos 100,000 empleos, según cálculos del Departamento de Comercio. Y por cada dólar gastado en viajes y hoteles, hay un efecto multiplicador de visitantes que compran en la Quinta Avenida neoyorquina o comen en los estupendos restaurantes de la ciudad, algo que también favorece a la economía.
¿Por qué Estados Unidos no se pone como objetivo que el proceso de tramitación de visa sea de 5 a 10 días? Eso podría lograrse si incrementamos el personal en los centros de solicitud de visado y ampliamos la duración de las visas para candidatos de bajo riesgo, quienes viajan por estudios o negocios. En lugar de gastar más dinero en construir y dar seguridad a nuevos consulados, las videoconferencias podrían usarse para agilizar la tramitación. Ampliar la exención de visado para Brasil, Argentina y Chile sería un paso en la dirección correcta. Hay legislación en el Congreso para hacerlo. ¡Hay que poner manos a la obra!
No creo que haya otra forma para generar empleo y estimular la economía a un ritmo rápido y a bajo costo, que la de dar la bienvenida a las personas a Estados Unidos.
Para celebrar los resultados con gusto invitaría al presidente a la inauguración de nuestro próximo hotel.
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