miércoles, 1 de junio de 2011

“…lo que no deben ver”

“…lo que no deben ver”

José Cárdenas

¿Alguna vez han sentido de cerca a la muerte? Esta es una reseña de terror. Le sucedió a una mujer de 60 años en el puerto de Veracruz. Y como ella lo cuenta, lo cuento.

“…Era el martes 10 de mayo. Todas estábamos contentas de asistir a un gran encuentro. Nos vimos en el restaurante-bar El Amate para festejar el Día de las Madres. Nos dimos vuelo bailando rock de los sesenta. Pero a las 11 y media de la noche inició mi peor pesadilla. Un estruendo en la calle paralizó todo. En la calle, había militares, con pasamontañas. Empezaron a disparar contra una camioneta. Se armó el tiroteo. Adentro, comenzamos a correr. Casi de inmediato, entró un soldado y ordenó: ‘Todos al suelo’. En segundos, teníamos la cara pegada al piso. Quitaron la luz. Todos rezamos. Nos mandaron al baño y a la cocina. Nos arrastramos como pudimos. Yo busqué el baño. El horror me invadió. Se disparaban balas y también insultos: ‘Ahora sí, hijo de tu puta madre, ya te cargó la chingada’ —disparos— ‘Ven, hijo de tu puta madre, a ver si eres tan machito’ —disparos—. De repente explotó una granada. El lugar de madera se cimbró. Como si se fuera a caer. Nadie se atrevió ni a llorar. Queríamos desvanecernos. Desde la camioneta alguien gritó: ‘Ora sí hijos de su puta madre, verán a cómo nos toca, ya nos llegaron refuerzos’. El tiroteo comenzó de nuevo. Fueron diez minutos largos. Otra granada. Otro temblor. Los vidrios estallaron en pedazos. Escuchamos gritar a un hombre: ‘No me mate, no mate’. Luego un disparo y el silencio. Otra voz desesperada gritó: ‘Déjenme entrar, por el amor de Dios’. Ábranme’. Golpeaba la puerta que da al estacionamiento. ‘¡No abras!’, ordenó alguien, ‘puede ser un narco’. ‘¡No abras!’, repitió. Otra voz decía, ‘sí, sí abran, es el velador’. Nadie se movió. Afuera había gente corriendo. De nuevo, otro tiroteo. Más granadas. Sentimos horror. Comencé a llorar en silencio. Tenía la sensación de que esa noche me iba a morir. Así estuvimos hasta las tres de la madrugada. Muertos de pavor e incertidumbre. Un grupo de militares entró al restaurante. Los soldados preguntaban si estábamos bien. ‘Ya pueden salir’, nos dijeron. Nadie podía moverse. El soldado repitió: ‘Ya salgan, todo acabó’. Me entró mucho miedo. Todo estaba a oscuras. Tres militares encapuchados nos llevaron a la calle. ‘Se van a formar en fila india, los vamos a escoltar para que se vayan a sus casas, no podrán recoger sus autos, caminarán hasta Costa Verde, y ahí tomarán taxis’. ‘Hagan lo que les ordeno y no quieran ver lo que no deben ver’. A pesar de la amenaza, alcancé a mirar cómo tenían estibados a los muertos; eran como 20. Había autos incendiados. Otros baleados. Yo empecé a llorar. Me entró una crisis nerviosa. Alguien me tomó del brazo. Los soldados iban junto a nosotros. Perdí la noción del tiempo. Temí que nos quisieran matar. Llegamos a Costa Verde. Seguimos rumbo a Plaza Acuario. Había que huir de la zona. En ese momento miré el mar y me sentí diminuta.” Esta historia no es un mito.

MONJE LOCO: Restaurante bar-cafetería El Amate. Avenida Ruiz Cortines esquina con Mar Báltico, fraccionamiento Costa Verde, frente al hotel Lois, en Boca del Río, Veracruz. Es una empresa familiar, con 45 años de experiencia. Toda una tradición. Sorpréndase con platillos como la famosa carne ahumada (conocida como carne de chango) acompañada con papas a la francesa, frijoles negros, pellizcadas y salsa verde. ¡Desde que usted entra a El Amate, se transporta a un sitio único! Ya se sabe, ya se supo…

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